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Por Mariángela Velásquez
Fecha: 10/03/2017
La negativa de Panamá de permitir el reingreso de una centena de venezolanos que cruzaron la frontera con Costa Rica para prolongar su estatus migratorio de turistas reanimó la polémica sobre el tema y generó incertidumbre entre los extranjeros que no han regularizado su residencia en este país centroamericano.
El diario El Venezolano de Panamá informó el viernes que la situación en Paso Canoas, población fronteriza con Costa Rica ubicada en la provincia de Chiriquí, volvió a la normalidad, luego que los venezolanos que se encontraban varados lograran entrar a Panamá después de probar a las autoridades que se encontraban en el país como turistas, o continuaron su viaje hasta San José de Costa Rica, desde donde regresarán a Caracas.
El director del Servicio Nacional de Migración (SNM), Javier Carrillo, negó el miércoles a TVN Noticias la existencia de una “aglomeración “ de venezolanos en Paso Canoas, donde han ocurrido importantes crisis de migrantes en el pasado.
Hasta las nuevas medidas adoptadas por el SNM a finales de febrero, un importante grupo de venezolanos, colombianos y nicaragüenses viajaban a Costa Rica cada seis meses con el único objetivo de cruzar la frontera para estampar su pasaporte y regresar, lo que les permitía permanecer en Panamá como turistas y evadir la multa de 50 dólares mensuales impuesta a los que sobrepasan ese límite.
Carrillo explicó que los inspectores de migración aprovecharon el aumento de tránsito por la frontera por el asueto de Carnaval para explorar la situación de los viajeros mediante las entrevistas que se realizan durante la solicitud del ingreso. Los venezolanos rechazados habrían admitido que trabajaban de manera ilegal en Panamá o no pudieron demostrar ingresos suficientes para mantenerse largas temporadas en el Istmo como turistas.
La máxima autoridad migratoria declaró que comprende que hay personas que vienen a Panamá a trabajar y a contribuir con el desarrollo del país, pero su deber es regular y ordenar ese proceso, por eso invitó a todos los extranjeros que deseen legalizar su situación migratoria a inscribirse en un
pre registroque se encuentra en
la página web del Servicio Nacional de Migración para determinar cuántas personas tienen interés en permanecer en el país.
Advirtió, sin embargo, que el preregistro es una especie de censo, que no otorga la legalidad a los anotados.
La travesía inconclusa
Ronald Iván Rojas expresó a la televisión nacional panameña su frustración por haber sido uno de los que no habían podido regresar a Panamá. Rojas aseguró que él es realmente un turista y que sus gastos son cubiertos por su madre y sus hermanas que viven fuera de Venezuela.
“No me quieren dejar entrar a Panamá y yo soy turista. Estoy mostrando los 500 dólares y me acaban de mandar 300 euros de Luxemburgo para entrar a Panamá. Entonces,¿Por qué tiene que ser tan injustos con uno?”.
Salir de Panamá por carretera hacia Costa Rica era hasta la semana pasada la opción más popular para permanecer dentro de los límites de lo legal.
El boleto de autobús Ciudad de Panamá a Paso Canoas cuesta 50 dólares, las tarifas de los hoteles baratos rondan los 25 dólares. Del lado panameño, hay franquicias de comida rápida donde hay combos de 4 y 5 dólares. También se encuentran supermercados donde los viajeros se abastecen de alimentos básicos para almorzar y cenar. Del lado costarricense sólo hay tascas y restaurantes que cobran un precios promedio de unos 10 dólares por persona.
La mayoría de los venezolanos que se encontraban varados en Paso Canoas llevaban el presupuesto justo para pasar las 72 horas mínimas reglamentarias, que alcanzarían los 275 dólares. Pero para pasar los 15 días en la frontera podría costar hasta 900 dólares.
La venezolana Abel Mertein declaró al diario La Prensa que muchos de sus compatriotas se quedaron sin dinero después de intentar hasta cuatro veces el ingreso a Panamá, por lo que tuvieron que pedir ayuda a sus familiares y amigos para regresar a su país por Costa Rica.
Decenas de venezolanos que viven en Panamá varados en frontera con Costa Rica
Me quedo sin papeles
Morela Díaz ha cruzado la frontera dos veces. La primera vez hizo el viaje de ida y vuelta en un día. Seis meses más tarde tuvo que esperar 72 horas en la parte costarricense por nuevas disposiciones del SNM y ahora prefiere quedarse ilegal que regresar a Paso Canoas. El elevado costo de la vida en Panamá, sumado al dinero que envía a sus familia en Venezuela, le ha impedido tener los fondos suficientes para iniciar un proceso migratorio que puede sumar varios miles de dólares.
Sumary Villareal, de 37 años, llegó a Panamá hace 8 meses y no está en sus planes regresar a mediano plazo. Trabaja de manicurista y realiza ocasionales trabajos de limpieza doméstica para mantener a sus 4 hijos, quienes viven en Caracas con su papá. Al terminar su jornada guarda lo justo para sus gastos y el resto del dinero lo manda para asegurar la comida de sus niños.
La vida de Villareal no es ajena a las penurias. Cuenta que en 1999, su casita fue arrasada por el deslave de Vargas. Fue reubicada en un refugio durante 3 años y luego recibió un crédito del gobierno para comprar un pequeño apartamento en Parque Central donde aún están sus hijos.
“Extraño tanto a mis hijos que a veces siento que me voy a volver loca. Pero prefiero estar lejos y mandarles para que tengan comida y lo que necesitan para el colegio. Si estuviera allá estaríamos todos pasando hambre”.
Otra vez para La Habana
Otra situación que ha cambiado drásticamente es la de los migrantes cubanos. Durante años, los cubanos que ingresaban a Panamá no tenían ningún interés en permanecer en su territorio. Ingresaban por el Darién provenientes de otros países suramericanos, atravesaban de punta a punta el país, e intentaban continuar su camino al norte.
Sin embargo, en 2016 la cifra de cubanos en los refugios de Paso Canoas superó los dos mil, ante la negativa de Nicaragua de permitir el flujo migratorio de caribeños. Su situación empeoró aún más cuando el ex presidente de Estados Unidos, Barack Obama, derogó la ley Wet Foot, Dry Foot que les otorgaba asilo inmediato si llegaban a territorio estadounidense por tierra. Y a principios de marzo, La Habana y Panamá afinaban un memorándum de entendimiento para deportar a la isla a los 500 cubanos que permanecen en el Istmo.
Lo que dicen los panameños
Las medidas adoptadas por el SNM para controlar el reingreso de extranjeros por la frontera costarricense ha sido aplaudida por los panameños, quienes piensan que el gobierno debe frenar la inmigración para mantener el orden en el país y proteger los puestos de empleo.
“La situación de Venezuela es triste, ¿Pero qué culpa tenemos nosotros que ni tenemos que ver con el gobierno que tiene al país en tal situación? En ningún país del mundo puedes estar de ilegal sin consecuencias. Qué más quisiera yo que emigrar a un lugar con mejor futuro”, dijo la panameña Aileen Giselle al responder sobre un comentario en Facebook acerca de la grave situación venezolana.
Panamá: Donde las sonrisas ya no son gratis para los venezolanos
Representantes de los gremios profesionales son entrevistados con frecuencia en la televisión nacional para denunciar la proliferación de extranjeros ilegales en el mercado laboral.
La Federación de Asociaciones de Profesionales Panameños ha denunciado reiteradamente la contratación de especialistas extranjeros en áreas reservadas exclusivamente para personas nacidas o nacionalizadas en Panamá, como todas las áreas de salud, arquitectura, ingeniería, periodismo, educación, economía, psicología, contabilidad y considera que tales prácticas atentan contra “la dignidad de los profesionales y trabajadores de la República de Panamá”.
El ex canciller de Panamá, Jorge Eduardo Ritter, opinó en una entrevista al canal de TVN que “los desplazamientos laborales se dan muchas veces porque no se encuentra a la persona calificada en el país para el trabajo”. La mano de obra calificada extranjera llena un vacío necesario para el desarrollo de Panamá. La cifra oficial de desempleo en 2016 rondó un 5,5%.
Entretanto, el gobierno panameño elaboró en febrero un proyecto de ley para aumentar las multas a las empresas que contraten a extranjeros sin permiso de trabajo. Las sanciones alcanzarían hasta los 10 mil dólares a las compañías que reincidan en la contratación de empleados sin permiso laboral.
Las estadísticas del SNM señalaron que 342.944 venezolanos entraron en territorio panameño en 2016, del total de los 3.230.507 extranjeros que lo hicieron por puertos, aeropuertos y carreteras. No hay cifras sobre el número de venezolanos que permanecen ilegalmente en el país, pero el director del SNM declaró que el total de extranjeros de todas las nacionalidades que desean regularizar su situación migratoria no alcanza los 100 mil.