En horas de la mañana de ayer, 67 abuelos y abuelas que viven en el Centro Social Residencial Capitán Luis Rafael Pimentel, ubicado en el barrio Ezequiel Zamora, calle José Antonio Páez, protestaron por la falta de alimentos y medicinas.
Con pancarta en mano y gritando consignas, los abuelos aseguraron que están pasando hambre por falta de presupuesto y que el poco dinero que llega al ancianato a través del Servicio Autónomo de Geriatría Gerontología (Sager) no les permite tener una dieta balanceada, ni llevar una vida digna.
Rafael De Lucas señaló: “Necesitamos ayuda porque nos estamos muriendo de hambre, ese es nuestro clamor. Hemos visto como la directiva de estos espacios llora porque no tiene que darnos de comer. Muchas veces comemos gracias a la caridad de muchas personas que son nuestros vecinos y nos traen sopa, pan y algunas frutas, pero no es justo que nosotros que trabajamos por este país ahora pasemos nuestra vejez en estas condiciones”.
Mientras que Benilde Mota dijo: “Tengo 5 años que llegué al ancianato y jamás habíamos pasado un situación tan crítica como esta. Hoy por ejemplo no desayunamos porque no teníamos alimentos, últimamente nos dan un vaso de leche con un vaso de agua y eso no nos alimenta y al rato tenemos hambre”.
Por su parte, Agustín Tovar enfatizó: “Estamos desasistidos, a la buena de Dios. Esto es un cementerio de cruces, ya que estamos muertos en vida y nadie nos ayuda. Es por ello que le hacemos un llamado a nuestro gobernador Tareck El Aissami para que nos ayude. Somos persona de la tercera edad y a mis 79 años y con 7 meses que llevo viviendo aquí jamás habíamos pasado tanta hambre”.
Petra Delgado también alzó su voz de protesta indicando: “Llegué a este centro hace 16 años y aunque en su momento habíamos pasado necesidad pero no como ahora, tenemos hambre y necesitamos alimentarnos”
Roque Sánchez comentó: “Tengo 84 años y hace 4 llegué a la sede y de verdad la situación está tan crítica que no tenemos alimentos, medicinas. Las instalaciones están en decadencia, necesitamos una mano amiga que nos ayude a solventar esta situación”.
También expresó su opinión Wilfredo Lachamann, quien dijo: “Aquí estamos huérfanos de todo, de alimentos, medicinas. Un vaso de leche fue el desayuno y no sabemos si almorzaremos y de cena siempre es cambur y agua”.
Entre otras necesidades está la falta de bombillos en las áreas comunes y habitaciones, así como en áreas externas, lo que ha generado que los delincuentes hagan de las suyas cargando con televisores, camas y ventiladores, entre otros objetos de valor.
Finalmente, los abuelos hicieron un llamado a las autoridades municipales, regionales y nacionales, para que realicen una inspección y verifiquen la situación en la que se encuentran viviendo.
IRIOS MÉNDEZ | el siglo
Fotos | ENRIQUE SILVA
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