Cesó el ruido, el diálogo no

Tal Cual
01-10-2016
Sebastián Boccanegra

El diálogo entre el Gobierno y la Mesa de la Unidad es imprescindible para normalizar la situación en el país y es necesario que todos estén claros de ello

El escándalo que se produjo por el último intento de diálogo entre el Gobierno y la Mesa de la Unidad Democrática puede hacer creer a muchos que la búsqueda de acuerdos entre los dos sectores en que se divide el país esté suspendida, pero nos dicen que no es así. Es una buena noticia en nuestra humilde opinión. Creemos que es imprescindible que se alcancen puntos de coincidencia que permitan ir normalizando la vida nacional. Los más interesados en que las conversaciones se retomen son los representantes de Nicolás Maduro. Al parecer la demostración del 1 de septiembre les hizo comprender que era necesario tomarse en serio las conversaciones y llegar a acuerdos. En ese sentido, el Gobierno decidió enviarle al papa Francisco la misiva para que nombre un representante en la mesa de conversaciones.

Siguen dispuestos a buscarle solución al tema de los presos políticos, buscar una vía que permita la llegada de la ayuda humanitaria, realizar una reconformación del Tribunal Supremo de Justicia y normalizar la relación entre los poderes públicos. La MUD designó a Jesús "Chúo" Torrealba como su delegado para cuadrar los encuentros. Por el lado de la entente opositora quienes participan en los encuentros se sinceraron entre ellos. Algunos de los partidos que conforman el llamado G4 reconocieron que estaban manteniendo conversaciones bilaterales con el Ejecutivo, incluso quienes se presentan como los más radicales ante la opinión pública. Acordaron acudir a los encuentros con una estrategia común y que si cada organización decidía mantener encuentros bilaterales con el Ejecutivo debía informarlo al resto de los integrantes del ente opositor. Se produjo un pequeño impasse a la hora de redactar la carta que le debían enviar al papa Francisco para pedirle que nombrara un mediador, pues Voluntad Popular pretendía convertirla en una especie de carta al Niño Jesús, debido a una serie de exigencias que hacía. Al final se impuso la sensatez y las formas diplomáticas, pues todos entendieron que la llegada del referido mediador le daría mucho más fuerza a los acuerdos que se puedan alcanzar. Esperemos que pronto se empiece ver algo de luz en este túnel.