06-08-2016
ANTONIO MARIA DELGADO/ El Nuevo Herald
Una solicitud de asilo manifestada ante las autoridades del CBP en el Aeropuerto conduce directamente a un centro de detención, para iniciar desde allí el trámite bajo condiciones muy precarias
Un empresario venezolano viajó a Miami a comprar mercancía para reponer sus agotados inventarios y quizás asesorarse con un abogado sobre cómo emigrar a Estados Unidos.
Pero lo que obtuvo al bajarse del avión fue un boleto para ir directo a la cárcel e ingresar en un laberinto legal del cual aún no logra salir pese haberle costado más de $15,000, que a duras penas sus familiares lograron reunir en Venezuela.
¿Su crimen? Haber respondido “sí” después de mucha insistencia por parte del funcionario en el Aeropuerto Internacional de Miami a la pregunta: “¿Tiene usted miedo de vivir en Venezuela”.
La pregunta, a la que una mayoría de venezolanos, de ser honestos, respondería afirmativamente dada la alta criminalidad, la represión del régimen de Nicolás Maduro y la violencia política que impera en el país, es usada como una prueba de ácido por los oficiales de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) para tratar de identificar, a la puerta de entrada a Estados Unidos, quiénes de los pasajeros en la fila están contemplando pedir asilo político.
El tema es que una solicitud de asilo manifestada ante las autoridades del CBP en el Aeropuerto conduce directamente a un centro de detención, para iniciar desde allí el trámite bajo condiciones muy precarias que frecuentemente aseguran su fracaso, explicó el abogado de inmigración Wilfredo Allen.
“Si la persona llega al Aeropuerto y pide el asilo político, entonces da inicio a una cadena de eventos que le juegan en contra. Le van a detener, le va a mandar al Centro de Detención de Krome, o lo van a mandar a BTC [Broward Transitional Center]”, Allen
Y desde esos centros de inmigración es muy difícil y costoso trabajar. El juez no tiene que otorgar derecho a fianza a los solicitantes y el número de entrevistas para demostrar la vital condición de “miedo creíble” para el solicitante pasa de dos a solo uno.
Y la situación es particularmente difícil para los venezolanos recluidos en BTC, centro donde opera un juez de inmigración sumamente estricto, manifestaron abogados.
El Nuevo Herald conversó con más de media docena de venezolanos que fueron arrestados este año en el Aeropuerto y trasladados a BTC tras admitir que tenían miedo en su país de origen.
Algunos de ellos habían llegado a Estados Unidos con la idea de solicitar asilo político pero no todos. Varios de los consultados dijeron que tenían pensado pasar solo algunos días en Miami y terminaron regresando a Venezuela, tras pasar algunas semanas de cautiverio.
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Un empresario venezolano viajó a Miami a comprar mercancía para reponer sus agotados inventarios y quizás asesorarse con un abogado sobre cómo emigrar a Estados Unidos.
Pero lo que obtuvo al bajarse del avión fue un boleto para ir directo a la cárcel e ingresar en un laberinto legal del cual aún no logra salir pese haberle costado más de $15,000, que a duras penas sus familiares lograron reunir en Venezuela.
¿Su crimen? Haber respondido “sí” después de mucha insistencia por parte del funcionario en el Aeropuerto Internacional de Miami a la pregunta: “¿Tiene usted miedo de vivir en Venezuela”.
La pregunta, a la que una mayoría de venezolanos, de ser honestos, respondería afirmativamente dada la alta criminalidad, la represión del régimen de Nicolás Maduro y la violencia política que impera en el país, es usada como una prueba de ácido por los oficiales de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) para tratar de identificar, a la puerta de entrada a Estados Unidos, quiénes de los pasajeros en la fila están contemplando pedir asilo político.
El tema es que una solicitud de asilo manifestada ante las autoridades del CBP en el Aeropuerto conduce directamente a un centro de detención, para iniciar desde allí el trámite bajo condiciones muy precarias que frecuentemente aseguran su fracaso, explicó el abogado de inmigración Wilfredo Allen.
“Si la persona llega al Aeropuerto y pide el asilo político, entonces da inicio a una cadena de eventos que le juegan en contra. Le van a detener, le va a mandar al Centro de Detención de Krome, o lo van a mandar a BTC [Broward Transitional Center]”, Allen
Y desde esos centros de inmigración es muy difícil y costoso trabajar. El juez no tiene que otorgar derecho a fianza a los solicitantes y el número de entrevistas para demostrar la vital condición de “miedo creíble” para el solicitante pasa de dos a solo uno.
Y la situación es particularmente difícil para los venezolanos recluidos en BTC, centro donde opera un juez de inmigración sumamente estricto, manifestaron abogados.
El Nuevo Herald conversó con más de media docena de venezolanos que fueron arrestados este año en el Aeropuerto y trasladados a BTC tras admitir que tenían miedo en su país de origen.
Algunos de ellos habían llegado a Estados Unidos con la idea de solicitar asilo político pero no todos. Varios de los consultados dijeron que tenían pensado pasar solo algunos días en Miami y terminaron regresando a Venezuela, tras pasar algunas semanas de cautiverio.
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