Silencio y terror

Tal Cual

Maduro, Jaua y Cabello, han demostrado en el manejo de este asunto, no solo inmensas limitaciones intelectuales, y falta de honestidad mínima para el desempeño de los cargos usurpados, han hecho evidente que son unos pésimos imitadores de Chávez

FREDDY NÚÑEZ

Hugo Chávez convirtió el ejercicio del gobierno en una poderosa máquina para manipular y mentir. El último logro del poder utilizado sin escrúpulo alguno, tuvo como protagonista al propio Presidente, cuando en una novela memorable por su truculencia, cuya burda entrega por capítulos continúa, juraba a diestra y siniestra que estaba curado.

No hubo santo que no invocara, peregrinación que no hiciera ­todo en cadena nacional­ para convencer a sus seguidores de que "Diosito" lo había curado. Él sabía, al igual que los Castro y sus secuaces del régimen, que mentía.

Pero, ¿qué importa la verdad? ¿Para qué sirve la ética? Lo único importante era mantener el poder y para ello era vital seguir engañando al pueblo. Así participó en las elecciones de octubre, perfectamente al tanto de que no podría ejercer el cargo si ganaba.

Chávez tenía claro que había domesticado, anulado tanto a sus seguidores que ninguno hubiera podido derrotar a Capriles. Él mismo se había encargado de anestesiarles el cerebro, de convencerlos de su incapacidad, de tratarlos como segundones de oficio.

Impuso un régimen personalista, autocrático, arbitrario, donde solo él decidía todo, y sus fieles le celebraban todos los disparates que han conducido a la destrucción del país. El irrespeto con el que esta gente ha tratado al ciudadano venezolano, ocultando información, mintiendo descaradamente, con evidentes contradicciones en lo que dicen o "informan" entre ellos mismos, nos hace parecer más a un terreno baldío invadido por malandros, que a un país.

A la mentira de octubre, ha seguido la farsa que nos expone al ridículo mundial, con un Presidente que gobierna, charla cinco horas, lo ven caminando, pero nadie sabe dónde está.

Ninguna persona confiable, creíble, ha visto u oído personalmente a Chávez hace meses. En este continente todos los mandatarios que han tenido cáncer, han respetado la Constitución y leyes de sus países, y más importante aún, a sus ciudadanos, suministrando información cierta.

Maduro, Jaua y Cabello, han demostrado en el manejo de este asunto, no solo inmensas limitaciones intelectuales, y falta de honestidad mínima para el desempeño de los cargos usurpados, han hecho evidente que son unos pésimos imitadores de Chávez. Maduro aprovecha haber sido señalado por Chávez como su sucesor, para ocuparse exclusivamente de hacer campaña electoral, con un discurso agresivo y violento, muy peligroso.

Su arsenal de ideas y propuestas para construir un país se agota en el insulto excrementicio, en la siembra de odio destinada a silenciar la disidencia y a crear un clima de terror utilizando con impudicia los poderes del Estado para perseguir a dirigentes políticos, estudiantes, empresarios, medios de comunicación y en general a quienes luchan por construir una sociedad moderna y democrática. Capriles debe asumir la candidatura para las elecciones que se celebrarán más pronto que tarde.

Arrancamos con un 45% de los votos, y a ellos se sumarán los que sentirán en carne propia el dolor de haber sido engañados y manipulados con el supuesto regreso del comandante.