Aún quedan familias desatendidas de la explosión de Cavim

Uno de los habitantes mostró parte de las grietas. (Foto Daniel Pérez)

Marianela Ágreda Armas | magreda@el-carabobeno.com
El Carabobeño

A dos años de la explosión e incendio registrado en las instalaciones de la Compañía Anónima Venezolana de Industrias Militares (Cavim), en el sector Tapa Tapa de Maracay, la indignación continúa presente en muchas de las familias de las localidades adyacentes que resultaron afectadas. Viviendas cuyos daños de infraestructura nunca fueron reparados, se mezclan con un recuerdo perenne cargado de angustia que 730 días después, aún produce sobresaltos nocturnos y depresiones ante el incumplimiento de promesas gubernamentales.

Durante la madrugada del 30 de enero de 2011, las llamas que iluminaron el cielo y la onda expansiva que estremeció los inmuebles despertaron a habitantes de José Félix Ribas, La Coromoto, San Vicente, Caña de Azúcar y demás zonas; mientras que partes de armamento de guerra detonaban o caían en patios y vías públicas.

A pesar de que la AN aprobó 141 millones de bolívares para la atención de la contingencia, de los cuales 50 millones estaban destinados a resarcir los artefactos y enseres dañados, la atención en José Félix Ribas se limitó a la sustitución de los techos de asbestos por láminas de acerolit. No hay cifras oficiales de cuántas familias debieron sufragar los gastos de reparación de inmuebles o aún esperan atención de las autoridades. Alida Pabón, habita el inmueble número 4 de la vereda 26, sector 5 de José Félix Ribas, donde el techo del porche se deslizó y aún son evidentes las grietas en varias partes de la casa. Una certificación de riesgo levantada por Bomberos de Aragua de fecha 13 de septiembre de 2011 determina una serie de factores “que representan una condición de amenaza y vulnerabilidad para sus habitantes y los bienes muebles existentes en el recinto”

En la última reunión con la comisión encargada de atender la contingencia de Cavim, para junio de 2012, Pabón aseguró que asistieron 81 familias en iguales circunstancias. No tuvieron atención.

“Es una burla que no nos hayan tomado en cuenta”, comentó la afectada quien recordó cómo hace dos años despertó sobresaltada cuando voló el techo raso del inmueble. Tomó a su madre de 89 años, la montó en silla de ruedas, salió corriendo de la casa mientras le pedía a sus hijos que no voltearan. “La candela nos venía encima”. La desesperación la llevó a desplazarse a pie desde José Félix Ribas hasta el Coliseo El Limón, a unos cinco kilómetros. “Aún nos levantamos con sobresalto, la explosión de Cavim afectó nuestra salud”.