ANDRÉS CAÑIZÁLEZ - Tal Cual
Ha sido nombrado Ernesto Villegas al frente del Ministerio de Comunicación e Información (MINCI). De acuerdo con algunas versiones, Andrés Izarra ya estaba agotado.
Izarra tuvo una suerte de intermitencia en este despacho a partir de 2004, siendo ministro en varias oportunidades y teniendo asimismo otras altas responsabilidades en la gestión comunicacional de este ya prolongado gobierno. En buena medida los "cuadros" gerenciales del MINCI son el personal que Izarra captó, formó y condujo en los últimos años.
Villegas, en tanto, si bien es conocido nacionalmente por su rol como conductor del programa matutino del canal oficial, Venezolana de Televisión, acumuló en los últimos años experiencia gerencial al haber diseñado y puesto en circulación el diario gratuito "Ciudad CCS" que está adscrito a la alcaldía de Libertador, en Caracas. Tal posición le debe haber brindado en los últimos años mucha cercanía con el alcalde Jorge Rodríguez, quien tras la jornada del 7 de octubre luce como un claro triunfador dentro de las filas oficiales.
Más allá del agotamiento de Izarra, la elevación de Villegas al rango de ministro le permite también y por carambolas- a Jorge Rodríguez ampliar su área de influencia en la administración pública central.
Al no estar ajeno el nuevo ministro a lo que se hacía en VTV, por su rol de periodista de este medio, y tras haber estado al frente de un órgano periodístico con una clara vocación ideológica, no deben esperarse transformaciones fundamentales en la dinámica comunicacional del Estado, al menos no en los próximos meses.
La prolongación de la campaña electoral hasta diciembre, para la elección de gobernadores, y un poco más allá hasta abril de 2013, para escoger a alcaldes, le otorga a este tiempo una particularidad.
No debe provocarse desde el gobierno mucho revuelo por el impacto político que ello pueda ocasionar, y deben esperarse los resultados de estos comicios para efectivamente ver cómo queda el cuadro político nacional.
Como pudo presenciarse en la campaña electoral presidencial, los medios de comunicación adscritos al gobierno cumplen una clara, activa e intensa actividad de propaganda. Villegas, en su rol de periodista oficial, formó parte de la misma, aunque obviamente con un toque de caballerosidad.
Sin embargo, no escapó a un modelo que tiene fines propagandísticos. Por ejemplo, menos de un 10 por ciento de todos los entrevistados por Villegas en la campaña electoral representaban voces críticas. En su gran mayoría entrevistó a funcionarios oficiales o dirigentes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Otras voces de lo que podríamos llamar el chavismo crítico también resultaron por lo general- invisibilizadas en las entrevistas matutinas de VTV conducidas por el hoy encargado del MINCI.
En las pocas oportunidades en que dirigentes de partidos opositores o de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) concurrieron a este espacio, en el contexto de la campaña, se les hicieron tres veces más preguntas que a los voceros gubernamentales. Es decir, cuando los entrevistados eran partidarios del gobierno, Villegas dejaba que expusieran sus puntos de vista y llevaba un ritmo más suave de preguntas. A las voces opositoras las recibía el periodista con una metralleta de preguntas.
Viniendo de tal práctica periodística, es difícil creer que sea Ernesto Villegas la persona que como ministro vaya a impulsar algo tan sencillo como necesario: que Venezolana de Televisión (VTV) sea efectivamente el canal de todos los venezolanos. Y eso por sólo mencionar una de las tantas asignaturas pendientes que emanan de la decisión oficial de llamar Sistema Nacional de Medios Públicos a un conjunto de medios que no cumplen una función pública, sino partidaria. Sería mucho más honesto llamarle sistema de medios gubernamentales de Venezuela, por ejemplo. Las prácticas comunicativas que prevalecen en este sistema distan de ser genuinamente públicas, en la medida que el sentido de lo público se conecta con el eslogan de VTV, ser de todos.
Las palabras no expresan realidades, necesariamente.
La gestión de Izarra en términos simbólicos y políticos parece haber rendido frutos. En buena medida el modelo comunicativo oficial, que tiene en el presidente Chávez su principal mensajero y mensaje (ya que cumple las dos funciones, como pudo verse en la campaña), ha sido su obra en estos años. La ausencia del presidente, por sus problemas de salud en 2011 y 2012, dejó al descubierto su gran debilidad, ya que sin Chávez parece no haber mensajero ni mensaje que comunicar desde el alto gobierno. No creo, sin embargo, que para esta dimensión tampoco pueda impulsar Villegas algo distinto a lo que ya se está haciendo.
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