ATENCIÓN USUARIOS DE ARAGUA SIN MIEDO

La computadora desde donde actualizamos la página web de la organización y publicamos los anuncios de los eventos está dañada desde la mañana del domingo 12 de marzo de 2017, por lo que les informamos que haremos una pausa técnica en la actualización mientras resolvemos los inconvenientes. Gracias por su atención!!!

lunes, 8 de octubre de 2012

Mi Comandante y el puente de Los Chaguaramos

JULIÁN MARTÍNEZ - Tal Cual

Debajo del puente de la autopista, en Los Chaguaramos, hay un mini-barrio de chabolas hechas de ladrillo. Al otro lado de la calle, en las riberas no recuperadas del río Guaire, vive un grupo de garimpeiros yonkis. O sea, una docena de adictos a la heroína, el crack y el pegamento. Entre afiches que ponen "Chávez, corazón de mi patria" y cartones de la "Misión Negra Hipólita", se inventan unas casitas tan endebles como su salud. Ahí viven la vida en una especie de vitrina infrahumana, donde cualquiera puede observar el espectáculo desde las barandas del puente sobre el río. Un río que cuadra perfecto en el paisaje, porque también está contaminado con toda clase de porquerías y de promesas políticas. Un río sólo navegable por partículas que floten y no necesiten respirar.

Los garimpeiros salen de vez en cuando. Con sus harapos de fantasmas urbanos deambulan por los alrededores, bajo las miradas indiferentes de los choferes de autobuses que tienen su parada justo detrás de la madriguera de los drogadictos color calle. Algún transeúnte novato o despistado seguro se sorprende al encontrarse con uno de estos espectros consumidos. Cierta reacción ambigua se apodera de los que todavía no nos acostumbramos a los habitantes del purgatorio social. Por un lado se siente una pena mezclada con impotencia: ¿Cómo puede uno ayudar a alguien que no está dispuesto a ayudarse? ¿Por qué se dejan a su propia suerte a estos seres huérfanos de estado y de nación? Por otro lado se encienden las alarmas: ¿Cuál es el vínculo entre ellos y la famosa delincuencia del puente de Los Chaguaramos? Preguntas que se quedan ahí, flotando en la desesperanza, mientras una de las mujeres de la ratonera sonríe coqueta con sus dientes de asfalto a un duende en trance. Niñitos del abandono jugando a la seducción cual perros callejeros. Criaturas que de repente se sobresaltan con la cháchara que sale de los altavoces de un automóvil furtivo, obsequiándonos un hip hop sobre las maravillas de la revolución. Revolución bonita de la que tal vez no estén enterados los garimpeiros. O quizá sí, sobre todo los que todavía se mantienen en equilibrio y a veces entran a la comuna a trapichear, a vender o a comprar, para salir luego dueños de la calle, tras sus lentes de sol amedrentadores.

En la vía el vehículo con música de campaña electoral despierta a algunas de las ánimas drogadas. Música estropeando la frágil calma del puente de los chaguaramos para cumplir la misión histórica de promocionar a mi Comandante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario