¡Así no es Chávez!

TULIO RAMÍREZ - Tal Cual

Este es quizás el artículo más difícil que me ha tocado escribir.

Me corresponde enviarlo al periódico 72 horas antes de las elecciones y debe salir publicado tan solo unas horas después de las mismas. Sin tener una bola de cristal, ni pretender quitarle el puesto a analistas ni encuestadoras, estamos seguros de que Venezuela escogerá un camino diferente al del despeñadero. Sin embargo, estas horas previas al acto electoral siempre generan hasta en los más confiados, una sensación de angustia al solo pensar en la posibilidad de que nuestros compatriotas decidan mayoritariamente continuar con el nefasto experimento que con el nombre de socialismo del siglo XXI nos está llevando a la ruina económica y moral desde 1998. Para el momento en que usted esté leyendo estas líneas, una parte del país debe estar todavía celebrando, mientras otra guardará el luto momentáneo que supone toda pérdida. Pero por respeto a usted, mi estimado lector, no cometeré la imprudencia de identificar quiénes serán los unos y quiénes los otros, aunque in pectore tengo la agradable premonición de quiénes podrían ser los triunfadores. Claro, espero que a esta hora de la mañana ya el CNE haya dado los resultados irreversibles y no haya salido la rectora Tibisay Lucena diciéndole al país que un virus informático o un comején saboteador atacó a las computadoras de la Sala de Totalización, por lo que los resultados se conocerán para la semana que viene, si es que llega a tiempo de China el antivirus o matapolillas comprado en el marco del convenio denominado "MandamepetróleoPamandatecolotos".

Bueno, ya basta de joda.

Esperamos que hoy 8 de octubre, independientemente de quién haya sido el ganador, los venezolanos hayan aprendido algunas lecciones de esta campaña electoral. No soy quién para pararme en un púlpito y dar mensajes de moralidad política y ética electoral.

Pero en medio del jolgorio del triunfo y la tristeza de la derrota, debemos voltear la mirada y ver hacia atrás para observar los vidrios rotos que se dejaron en el camino, ya que podrían ser pisados por las jóvenes generaciones, ocasionando heridas que de no ser curadas a tiempo, pueden infectar la conducta ciudadana y eliminar los anticuerpos que el sistema inmune democrático ha creado en el ADN del venezolano. Todos saben a qué me refiero y a quiénes me refiero. Por más que una campaña electoral sea dura, basada en medias verdades o en claras ofertas engañosas, en la disuasión manipuladora y hasta en promesas incumplibles, no puede asumirse como comportamiento natural de los candidatos, la ofensa, la calumnia y la amenaza como armas para captar el favor de las masas. Esta campaña estuvo llena de esto, pero hay que sumarle la ruindad, el uso de recursos públicos y el incentivo a la violencia física al que piensa diferente. Recordemos el triste caso de Barinitas. No, señor presidente Chávez, así no se hace una campaña. El ejemplo que ha dejado a las generaciones venideras es quizás de las peores obras de su gobierno.