Revenga: 48 familias de Los Cerritos cumplieron un año como damnificados

Sufren por las precarias condiciones en las que habitan y se quejan de haber perdido la privacidad

MERCEDES CARRILLO GRAU | el siglo
fotos | ENRIQUE SILVA

Un total de 177 ciudadanos de diferentes edades, cumplieron ayer un año como damnificados, viviendo “las de Caín” en el refugio que habilitaron para ellos en la sede de la Aldea Bolivariana, del municipio Revenga.

Llegaron directo desde la comunidad Los Cerritos, ubicada en la misma jurisdicción, de donde Protección Civil los sacó de emergencia por estar viviendo en alto riesgo.

“Las casas comenzaron a desplomarse, las paredes se venían abajo y no queríamos morir machucados”, aseguró Zenaida Vargas, una de las afectadas, quien además dijo que “todavía no sabemos muy bien las causas que originaron la situación, parece que un ojo de agua socavó el terreno y originó que las casas cedieran”.

“Salimos de allí en agosto de 2011 con la promesa de que seríamos reubicados en diciembre, en las casas dignas que estaban siendo construidas en Tiquire Flores. Pero que va. Aquí pasamos Navidad y Año Nuevo. Luego nos dijeron que en febrero nos mudábamos, después que en mayo y así nos han tenido... engañados”, declaró Vargas.

Lo peor, según dijeron es que habitan en condiciones precarias.

“Hasta tres familias distintas estamos viviendo como sardinas en lata dentro de un mismo salón”, denunció Iset Varguilla, quien además narró cómo en esta situación la privacidad es nula.

“Hicimos especies de cortinas con algunas sábanas y cobija como tratando de delimitar los espacios pero es muy difícil”, dijo precisando que “en especial cuando hay niños o discapacitados".

A propósito de ello, Reina Berroterán intervino para confesar el calvario que vive junto a su hija adolescente, quien es discapacitada y se encuentra en silla de ruedas.

“Nos tocó vivir en un salón con dos vecinos que son hombres. Por eso, todo es muy incómodo. Especialmente a la hora de dormir y cuando tengo que vestirla. Ella muchas veces se me estresa y llora. Ya no sé que hacer. En ocasiones, sólo me queda ponerme a llorar con ella”.

Y es que, según esta entrevista “vivir en alto riesgo era un suplicio pero nada es peor que ser un refugiado”.

De igual manera, el grupo precisó -en entrevista con elsiglo- que todas las mañanas se levantan optimistas y esperanzados, pero en las noches, se encuentran desmoralizados luego de haber vivido otro día más de colas.

“Cola para ir al baño, cola para comer, cola para lavar la ropa...”, dijeron señalando que si bien, en materia de alimentación sí les es suministrada la comida ésta es insuficiente muchas veces.

Incluso, se quejaron de que no cuenten con la asistencia médica contemplada en la Ley Especial de Refugios Dignos para proteger a la población en caso de emergencias o desastres. De hecho, aseguraron que la Aldea no tiene nada de “digna” pues no garantiza tranquilidad a niños, jóvenes, ancianos, ni a mujeres embarazadas.

“Chávez dijo que convertiría estos lugares en una institución del Estado social de derecho y de justicia. Pero en realidad éstos son solo espacios de supervivencia”, agregó Varguilla.

Por su parte, Belkis Coronado, activista de los Derechos Humanos, constató las condiciones infrahumanas en las que habitan estos damnificados y denunció que 20 de las 25 aulas de la Aldea Bolivariana estén siendo ocupadas por cerca de 50 familias.

¡Reubicación ya!

Las familias damnificadas denunciaron que las casas que les prometieron están listas y equipadas desde hace tiempo. Por eso, no comprenden por qué no terminan de adjudicarlas de una vez por todas.

Lo peor, según dijeron, es que muchas de ellas han sido habitadas por los amigos de lo ajeno quienes se han robado pocetas y lavamanos, aprovechando que están deshabitadas.