ATENCIÓN USUARIOS DE ARAGUA SIN MIEDO
La computadora desde donde actualizamos la página web de la organización y publicamos los anuncios de los eventos está dañada desde la mañana del domingo 12 de marzo de 2017, por lo que les informamos que haremos una pausa técnica en la actualización mientras resolvemos los inconvenientes. Gracias por su atención!!!
sábado, 23 de junio de 2012
El subsidio a los combustibles
ELÍAS TORO - Tal Cual
Tengo el placer de ofrecer a los lectores de esta rúbrica la primera parte del texto que me ha hecho llegar el buen amigo Marcos Sandoval, economista, hoy jubilado, cuyo largo y fecundo desempeño tanto en el Fondo Monetario Internacional como en el Directorio del Banco Central de Venezuela, lo acreditan como analista de excepción.
Dada la extensión del documento y la importancia de las ideas en él desarrolladas, me ha parecido pertinente publicar el texto en dos partes: una hoy y la segunda la próxima semana.
"La reciente caída de los precios petroleros pone de relieve, una vez más, las débiles bases estructurales de la economía venezolana, que se agravan por las nefastas políticas económicas aplicadas por el gobierno nacional. Ambos hechos se conjugan para augurar un futuro poco alentador en materia económica: menor valor de las exportaciones petroleras, con la consiguiente reducción de ingresos fiscales que, a su vez, restringen la capacidad de gasto público que permita mantener el nivel absoluto de empleo, ya que si se relaciona con la creciente población, en términos relativos el empleo se reducirá." "Además, la paulatina destrucción en los últimos años de la base productiva privada no ha podido ser compensada por el absurdo acrecentamiento del sector público que, al asumir funciones de producción propias de los particulares, lo que ha logrado es reducir la producción nacional en áreas tan básicas como la agricultura, alimentos y construcción de viviendas." "La consecuencia ha sido que el país es cada vez más dependiente de la producción petrolera, tanto en lo que se refiere a ingresos fiscales (más de la mitad proviene del petróleo) como a los de divisas (95% del total lo genera la actividad petrolera, cuando en los setenta del siglo XX no alcanzaba el 75%). De la misma manera, la merma en la producción interna frente al creciente consumo ha elevado como nunca antes las importaciones, muchas de ellas a cargo de empresas del Estado. Así, no sólo se congestionan los puertos del país (como en los viejos tiempos de la `Gran Venezuela’) sino que las deficiencias administrativas y la incompetencia de gerentes improvisados conducen a pérdidas materiales de gran importancia económica y política (`Pudreval’, la bautizó el humor popular)." "La perspectiva de una crisis económica que se manifieste en mermas adicionales de la producción y aumento del desempleo es una amenaza cierta en la economía venezolana actual. El problema se agrava porque el Estado no dispondrá de ingresos propios suficientes para invertir en proyectos que estimulen la actividad económica. El endeudamiento externo, del cual se ha abusado en años recientes, aunque posible de obtener, será cada vez más oneroso y sujeto a condiciones de plazos y garantías más severos, por el mismo hecho de que los prestamistas son más exigentes en la medida en que el potencial deudor sea más vulnerable. No hay duda de que Venezuela lo es si se considera su extremada dependencia del petróleo que exporta." "Lo que ocurre en el país es similar, salvando las escalas, a lo que sucede en una familia que mantiene un nivel de gastos cada vez más rígido en función de elevados ingresos que considera permanentes. Si por cualquier circunstancia el ingreso se reduce, resultará muy difícil ajustar la economía doméstica a las nuevas condiciones, particularmente si no se han constituido fondos de ahorro que permitan capear el temporal. La política económica de un gobierno consciente de que caídas de precios de exportación pueden afectar su desempeño económico, debería prever tal riesgo y constituir fondos de estabilización o anticíclicos que permitan soportar de la mejor manera los riesgos implícitos en su condición monoexportadora. La actitud de sucesivos gobiernos venezolanos ha sido, en general, evitar lo más posible la `congelación’ de fondos en épocas de auge de precios de exportación, alegando urgentes necesidades que atender. Como éstas siempre existirán, se requiere una fuerte convicción para aplicar esta clase de medidas, cuyos frutos sólo se ven en las crisis." "En el caso particular de Venezuela, el extraordinario subsidio al consumo de combustibles ofrece una posibilidad cierta de `matar varios pájaros de un tiro’ para mejorar el panorama económico que se avecina y consolidar a largo plazo un sistema de generación energética más favorable al país, desde varios puntos de vista: a) aumentaría los ingresos fiscales; b) reduciría la regresividad implícita en los subsidios a la gasolina; c) disminuiría la dependencia energética del petróleo; d) lograría efectos positivos sobre el medio ambiente; y e) se alcanzaría una mayor autonomía energética del sector privado respecto al gobierno. Cada uno de esos aspectos se tratará a continuación." "En Venezuela hay poca conciencia de las magnitudes involucradas en el subsidio a la gasolina, tanto la que se consume en el país como la que se exporta clandestinamente a comunidades vecinas.
Baste mencionar que, de acuerdo a cifras relativas a 2011 publicadas en el "Informe Estadístico de la Energía Mundial" de British Petroleum, cada día se consumieron en Venezuela más de 830.000 barriles de petróleo (30,8% de la producción) por los cuales el consumidor pagó algo tan insignificante que le resulta más barato que el agua, sin metáfora alguna. ¿Cuál es el costo para el Estado de este subsidio¬? Si se toma como referencia el costo de producción de $ 20 por barril en que incurre PDVSA, se estaría hablando de una cifra que alcanza a más de $ 6.000 millones anuales. Pero esta cifra está muy lejos de la realidad porque no considera el `costo alternativo’ que es aquel en que se incurre por emplear un bien (petróleo) para un uso (combustible nacional), sacrificando otro (exportación). Así, el sacrificio del Estado por suministrar combustible a los consumidores en Venezuela, al precio internacional ya deprimido de $ 90 el barril, es de ¡algo más de $ 27.000 millones anuales! (El subrayado es mío. E.T.) Este cálculo es el correcto porque es el monto que deja de percibir el Estado por subsidiar a los consumidores en el país." "¿Quiénes son éstos? La mayor parte de los vehículos a motor que circulan en el país (7 millones, aproximadamente) son automóviles de uso personal (70%). Taxis, `por puesto’, autobuses y similares suman un 20% y el restante 10% son vehículos de carga. Puede admitirse que el subsidio a este 30% beneficia indirectamente a la población más necesitada, mediante tarifas preferenciales en el transporte colectivo y alimentos y bienes de consumo cuyos precios serían superiores si los transportistas no tuvieran subsidio. Lo que sin duda es inadmisible es que el descomunal subsidio sea dirigido en su mayor parte (¡70%!) a la población ubicada en las clases media y alta, únicas poseedoras de automóviles.
Se trata de casi $ 17.000 millones anuales que benefician exclusivamente a una población capaz de pagar un precio superior por el combustible que consume. El precio sin subsidio se impondría paulatinamente a lo largo de varios años y con base en una acción política inteligentemente manejada." Continúa...
www.eliastoro.net
@toroelias
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario