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sábado, 31 de marzo de 2012

Ratzi & Castro, S.R.L.


LUIS CHUMACEIRO - Tal Cual

Una de dos: Fidel abandona este mundo antes de que termine el año o veremos un movimiento de cardenales hacia Roma para elegir un nuevo Papa. Porque el encuentro de titanes que se produjo en Cuba, en vísperas de la Semana Santa, no dejará de tener consecuencias. En el cielo y el infierno están a la espera.

Los que tengan dudas sobre la capacidad de manipulación de los comunistas o el inmenso potencial de disimulo de la jerarquía eclesial no pueden desperdiciar el análisis del encuentro para aclarar sus pensamientos. Basta otear el discurso de Raulito, el maraco de los Castro, para enterarnos del monto de la partida que se estaba jugando. El inocente error de llamar al Papa "su Majestad" en lugar de su Santidad; o la tímida pregunta de Fidel: ¿Qué es lo que hace un Papa?, ¿cuál es su misión?, son más que elocuentes.

Si el visitante hubiera sido Juan Pablo II la respuesta podrían haberla dado los comunistas polacos, alemanes o rusos, bastante enterados de la capacidad de hacer daño de una espiritualidad bien administrada. Pero esto es lo que hay y uno se pregunta: ¿A qué fue Ratzi a Cuba? Las escenas de la televisión cubana fueron suficientes para reflejar el clima de distensión y solidaridad que marcó el encuentro. En un momento determinado pareció que los cardenales y jerarquía presentes cumplían su sueño de conocer a Fidel y, si no me equivoco, fue el jefe de la famosa Guardia Suiza el filmado en el momento en que solicitaba un autógrafo. Con base a tamaña presentación me imagino el diálogo entre los vicarios de Dios y del Diablo en la Nunciatura Apostólica: -Oye guanajo, tú estás viejo...

-Sí, soy un anciano, pero todavía sigo haciendo mi deber. Recuerda que tú me llevas un año.

-No me saques el sable, camarada, era jugandito. ¿Tú como que amaneciste con el moño virao? Chico, te iba a pedir un apoyito para que los americanos, ese imperio del mal, nos levante el embargo.

-Cuba y el mundo necesitan cambios.

Pero estos solo se darán si cada uno está en condiciones de preguntarse por la verdad y se decide a tomar el camino del amor, sembrando reconciliación y fraternidad.

-Ando en eso hace tiempo. Bueno, en realidad es Raulito el encargado de caminar por esa senda, ahora que me retiré temporalmente. Él es el amoroso de la familia...

-Yo solo quiero que se respete a la Iglesia. No estoy reclamando privilegio alguno, sólo soy fiel al mandato de Cristo, donde Cristo se hace presente el hombre crece en humanidad y encuentra su consistencia.

-No te preocupes por tú gente. Aquí le damos todo lo que quieren. Y tienes razón en eso de crecer en humanidad; fíjate tú, tus obispos son los únicos gordos que hay en la Isla... Por cierto, quiero que conozcas a un amigo venezolano que traga tabla y escupe aserrín.

-Como dicen ustedes, "no te tires con la guagua andando, caballero". A Venezuela iré el año próximo. Si rompemos el protocolo voy a tener que reunirme con mis amigas cubanas...

-¿Las del malecón? -No, unas que les dicen las damas de blanco.

-Vamos a dejarlo así que yo también fui jesuita...

De esta forma terminó la única reunión que valía la pena comentar, sin mayor pena ni gloria. Hubo unos cuantos regalos y algún comentario jocoso sobre el retrato del Che en la Plaza de la Revolución. Y cuando el avión se elevó, el que manda en Cuba le dijo a su hermano: -Este viejito está acostumbrado a correr por tercera, espero que el próximo sea como él y no como el camaján aquel...

Ellos se van y nosotros nos quedamos.

-Y ahora, ¿qué hacemos con Matías Pérez? -Que agarre su avión y se devuelva para Venezuela.

-¡Tumba, tumba! Y se fueron riendo por los caminos de la vida.

luischumaceiro@yahoo.fr
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