Elecciones en Rusia

El Aragueño
10-03-2012
Plinio R. Carvajal H.

El pasado domingo fuimos testigos de las elecciones presidenciales en la Federación Rusa, que al igual que las elecciones legislativas realizadas en el 2011 dejaron una serie de dudas, insatisfacción y denuncias de graves irregularidades en su realización, con más de 300 manifestantes detenidos luego de una manifestación que congregó a cerca de 20 mil personas en protesta por esto resultados.

La irregularidades fueron tan notorias que el primer ministro, dos veces presidente y ahora presidente electo por tercera vez, Vladimir Putin, reconoció su existencia e indicó que había solicitado al órgano rector del proceso electoral una investigación al respecto, a pesar de que, según Putin, esas irregularidades no afectan su victoria con un porcentaje del cerca del 60%, evitando ir a una segunda vuelta. La oposición no está de acuerdo con esa declaración, ya que alegan que esa victoria se consiguió en base a abusos, manipulación y presión a los opositores, lo que hace de esta victoria ilegítima. Mientras tanto se realizan acciones de desobediencia civil que han dejado más de 300 detenidos en Moscú, San Petersburgo y otras ciudades.

Ya habían ocurrido numerosas protestas civiles cuando se realizaron las elecciones parlamentarias del año pasado, en las que el partido Rusia Unida, de Putin, perdió 77 escaños, aun cuando conservó la mayoría en la Asamblea, en medio de denuncias de fraude generalizado. Las infracciones más frecuentes eran el llamado “carrusel”, consistente en grupos organizados que votan en distintos colegios gracias a los talones de desplazados y la exclusión o expulsión de los observadores de los colegios, esto fue denunciado en Moscú, Samara, Cheliábinsk, Perm, Kaliningrado, San Petersburgo, Tula, por citar sólo unos cuantos puntos del territorio ruso.

Organizaciones de observación electoral, tanto nacionales como internacionales, también han advertido de estas irregularidades, aun cuando no aseguran que hayan afectado en forma determinante el resultado electoral. Asimismo, el alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, advirtió que no permitirá la repetición de la Revolución Naranja de 2004 en Ucrania, en la que los opositores acamparon en la céntrica plaza (Maidán) de la Independencia de Kiev para denunciar fraude hasta que lograron que se repitieran las presidenciales.

Es posible que la victoria de Putin igual hubiera ocurrido sin estas irregularidades, pero eso nadie lo sabe ahora. Tenemos un político que ha gobernado Rusia por más de 12 años, de una forma u otra y que ahora llega a la presidencia en esta controvertida forma. Por una parte, es un político carismático que ha prometido llevar a Rusia al poder que tenía en la era soviética, por otro lado, su permanencia en el poder y sus métodos con tendencia a la autocracia lanzan advertencias sobre los costos sociales que podrían generarse para cumplir esta promesa. Habrá que esperar y ver hasta qué punto el pueblo pudo pagar los costos sociales de reconvertirse en una potencia de primer orden. Asimismo, es un espejo donde pueden verse otros procesos electorales que pueden ser manipulados desde el poder y evaluar si vale la pena para un pueblo pagar los costos de una elección que deje dudas sobre su legitimidad.

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