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lunes, 13 de febrero de 2012

Remigio el terrorista

TULIO RAMÍREZ - Tal Cual

Sentado en una celda de un Cuerpo de Seguridad del Estado (para muchos, Seguridad del Presidente), se encontraba Remigio Martínez. Con la cabeza inclinada hacia el pecho, Remigio observaba con ojos fijos el suelo negro y pegajoso, diciendo para sí: A esta vaina no le han echado un balde de agua en años, pero bueno, ¿qué carajo hago yo aquí?, esto de seguro es una equivocación de los compatriotas.

Remigio no entendía qué había pasado, se preguntaba por qué estaba detenido. Asumió ante sus captores, que había protestado, junto a sus compañeros, por el retraso del pago de sus salarios y unos cesta-tickets que les debían por trabajar en una de las Misiones más emblemáticas del gobierno.

¡Oiga, camarada, mi protesta fue pacífica!, alegó ante el Jefe de la Brigada de Asalto que lo sacó de su casa la madrugada anterior. En vano fue su defensa. ¡Ni siquiera trancamos la calle, compatriota, ni repartimos volantes y mucho menos vociferamos en contra del Comandante en Jefe, ¡Dios le guarde la salud!, dijo nerviosamente cuando fue interrogado.

Todos los que estábamos allí somos chavistas, solo pedíamos que nos pagaran, son tres meses sin cobrar, comprenda, camarada. El Jefe, con fastidio en su rostro le dijo: Mira, farsante, fuiste denunciado por terrorista, y sabes muy bien que en este país hay leyes que se deben respetar, a lo que ripostó Remigio: ¡Pero bueno, mi camarita, qué terrorismo ni qué ocho cuartos!, ¿a quién carajo aterroricé yo pidiendo mis cobres? No terminó de decir esto cuando fue llevado a empellones al calabozo.

Ahora sí que se va a arreglar esta vaina, mi General, le dijo el Comisario que comandó al grupo de asalto compuesto por 30 hombres armados hasta los dientes, que allanó el rancho de Remigio. Con la Ley contra la Delincuencia Organizada no quedará títere con cabeza.

Contrarrevolucionario que se resbale, contrarrevolucionario que irá a la chirona, se acabó la guachafita. El General lo miró fijamente y le preguntó: ¿Ofreció resistencia el espía ése? La verdad no, mi General, respondió el Comisario. Al contrario, cuando abrió la puerta nos invitó a pasar, levantó a su mujer preñada y a sus tripones para que vieran cómo la policía, dizque cuidaba el Barrio. El muy pendejo creía que nos iba a engañar, se ve que la CIA los tiene bien entrenados en eso de tácticas de engaño y simulación. Pero a nosotros los cubanos nos tienen bien afilaítos. Inmediatamente lo sometimos por la fuerza, antes de que la esposa saliera de la cocina con el cafecito que nos había ofrecido.

Después de llenar el papeleo de ingreso de Remigio, el General le comentó al henchido captor: Por cierto, Comisario, revisé el expediente de Remigio y no conseguí nada sospechoso, trabaja en la Misión desde hace dos años, estuvo desempleado por cinco y aparece registrado en el Partido desde que mi Comandante en Jefe creó la Misión donde trabaja, ¿quién carajo lo delató como terrorista? A lo que el Comisario respondió: Uno de sus hijos, mi General, uno de sus hijos.

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