ESPERANZA MÁRQUEZ - Tal Cual
Diplomático y analista internacional. Embajador. Director de la revista Brújula Internacional y del programa del mismo nombre en radio y televisión. Está por presentar su libro El Cisne Negro. El cáncer de Hugo Chávez y la enfermedad de los líderes mesiánicos.
¿Por qué un internacionalista escribe un libro sobre la enfermedad del Presidente? Me baso mucho en la experiencia diplomática de los jefes de Estado que he conocido como Gadafi o Hussein. Estuve en Moscú cuando Brézhnev y resulta que hay una coincidencia entre estos hombres que se creen líderes absolutos, que son mesiánicos, que creen que van a arreglar la vida, la historia, que después de ellos no va a pasar nada y que ellos hicieron todo y hay una coincidencia en esa visión megalómana de la vida, de la historia, de la política, se creen eternos, que nunca la enfermedad los va a tocar, que son inmortales y en el libro cito el caso de Borges, que en uno de sus cuentos habla de un emperador en China que se creía eterno y llegó a prohibir la palabra muerte para que no se hablara de eso, quemó todos los libros para que nadie conociera sino la historia a partir de él.
¿Ha habido en la historia jefes de Estado que han ocultado sus enfermedades? Hay hechos concretos de la vida internacional como el caso de François Miterrand con un cáncer de próstata que ocultó y obligaban al médico a que dijera en informes que estaba perfecto y a raíz de un libro que sacó el médico de confidencias se supo el drama horrible del hombre que estaba inutilizado para la presidencia y seguía tomando decisiones; inclusive en los últimos debates que tuvo sobre la Unión Europea aparentaba hablar muy bien, con mucha fuerza y estaba muriéndose, pero con medicinas, cortisona... lo tenían entero.
El caso de Kennedy que estaba muriéndose, enfermo, estaba terriblemente mal, sufría de miles de cosas, la decisión de Bahía de Cochinos la tomó muy enfermo y lo mantenían con medicinas. Los casos de Brézhnev, Golda Meir... Estos líderes creyéndose inmortales desafían la vida. Tengo un capítulo que se refiere a Napoleón y se llama De las hemorroides de Napoleón al cáncer de Chávez, porque Napoleón perdió la batalla de Waterloo, el imperio, su vida y la historia, porque ese día le dio un ataque de hemorroides terrible, no pudo montarse en el caballo, retrasó 3 horas la batalla y esas son cosas que pasan de repente sin que nadie sepa.
¿Por qué El Cisne Negro? El concepto del Cisne Negro: que cosas que nadie se imagina que pueden suceder y suceden como el caso de las revueltas árabes, quién iba a pensar que iba a caer Gadafi, Hosni Mubarak, gente que tenía el control de todo.
Tengo dos referencias muy importantes, uno de psicología política, donde analizan a los dirigentes y a los líderes, y parte del principio de que muchos son locos para aspirar al poder o cuando tienen el poder se enloquecen, y tomo la situación de Venezuela con Diógenes Escalante, un hombre tan formal, tan serio, diplomático, tan equilibrado, pero apenas lo trajeron para acá se volvió loco.
¿Dentro de cuál género inserta su trabajo? Es un recorrido de experiencias personales y llamo ese género historia actual, historia del presente y así lo llama Enrique Krauze, el mexicano que escribió El Poder y el Delirio de Hugo Chávez. Hay que escribir la historia del presente porque el pasado es para los historiadores. Es una crónica, como periodista que soy. El propio Chávez dijo que ya su cáncer era historia del país y que él esperaba que escribieran sobre él y yo seguí su consejo, aunque algún día saldrá la historia, la verdadera, como fue el caso de Miterrand.
¿La enfermedad puede cambiar a estos seres que se creen inmortales? Casi todos ellos van en una marcha acelerada hacia la muerte para no dejar el poder y cumplir una misión. Sin embargo, Gandhi dijo que se había enfermado y se dio cuenta de que era un ser de barro, antes creía que podía ayunar porque iba a trascender y la enfermedad lo hizo ser mejor con los demás. Le recomiendo al Presidente que estas cosas podrían convertirse en algo muy útil, muy bueno, muy sano, para reconsiderar la vida y llamar a la conciliación y a la cooperación porque las enfermedades lo ponen a uno frente a la muerte, sobre todo el cáncer. El poder si no se maneja bien es terrible, enferma, y el poder total mucho más todavía. Ojalá que el Presidente lo lea y le puedan servir algunas recomendaciones que hacemos y, sobre todo, en una situación tan dramática como esta, de crisis, de problemas internacionales. Muchos jefes de Estado, inclusive muy enfermos, negaron su enfermedad; ojalá que no sea el caso del Presidente, que realmente esté curado y no que sepa que está mal y que siga insistiendo en su cura.
¿Cree que hay posibilidad de cambio en el país? Creo que por primera vez la oposición ha logrado tener un sentido de unidad y de sacrificio a pesar de las diferencias, es bueno que el país tenga ese criterio de unidad, que el Presidente baje un poco el tono, él debe saber que puede perder las elecciones, además debe saber si realmente está enfermo y, como son proyectos personales, cuando termina el líder termina el proyecto. Lo cierto es que el mundo está mirando con mucha preocupación a Venezuela. Estamos como le dijo el Quijote a Sancho cuando le preguntó que hasta cuándo iban a estar en esa situación y el Quijote le dice: no te preocupes, estamos en una situación muy mala, pero el bien y el mal se turnan y ya es tiempo de que el bien vuelva (jajaja).
Soy optimista, creo que las cosas van a cambiar.
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