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jueves, 5 de enero de 2012

Luto en dos familias de Magdaleno: Cuando los cohetes y los abrazos se transformaron en lágrimas

TEODORO GONZÁLEZ | el siglo
fotos| ELADIO TORRES


Los vecinos de Las Tablitas lo que más desean es poder vivir en paz
Una empinada cuesta lleva a la vivienda de la madre de Richard Ovalles
Toda la zona oeste de Magdaleno se ha llenado de viviendas y de problemas
El joven Ovalles hacía de parquero en la zona comercial
Luis León: “Esperamos que estos dos crímenes no queden impunes”
Como en cualquier lugar de Venezuela, las horas postreras del último día del año, el cielo de Magdaleno se iluminó con las luces de colores, y las detonaciones sirvieron de despedida al 2011, pero más allá de las producidas por los "tumbarranchos", los "Bin Laden" y los "matasuegras", hubo otras salidas de armas de fuego que cruelmente despidieron a dos jóvenes de la comunidad, Richard Alexander Ovalles Manaure y Eduardo Rafael Colmenares, ambos de 20 años.

De pronto los abrazos de "feliz año" dieron paso a las lágrimas y a sentimientos de impotencia cuando la noticia hizo eco en los empinados callejones del barrio Las Tablitas, donde buena parte de sus habitantes labora en las carpinterías del pueblo. Eduardo era uno de los dedicados al oficio, mientras que Richard -quien padecía retardo mental- se ocupaba de cuidar carros en la misma zona.

El sangriento hecho ocurrió en la calle Andrés Eloy Blanco del sector El Cementerio, y hay quienes aseguran que al menor con discapacidad lo ultimaron por haber presenciado la muerte del otro. Las sospechas de los vecinos conjeturando sobre la autoría material, apuntan hacia los integrantes de una banda delictiva conocida como "Los Gaticos", que lleva años azotando a pobladores, comerciantes y visitantes de Magdaleno.

Una empinada cuesta nos lleva hasta la vivienda de María Manaure, abuela de Richard Ovalles, quien se encargó de su crianza desde que estaba pequeño. "Mi niño no se metía con nadie, y pese a su problema de retraso, colaboraba con todo el que podía, y estudiaba en la escuela para niños especiales Manuelita Sáenz. Somos de escasos recursos, y nos cansamos de pedir un colchón para él, pero nunca lo conseguimos".

Ambulatorio sin recursos

Cuentan otros familiares -entre ellos Luis León- que a Richard lo tuvieron sentado por tres horas en una silla de ruedas en el ambulatorio. "Allí no se consiguió una ambulancia, y tampoco los policías disponían de patrulla. Hasta nos cerraron la comisaría, y no se les ocurrió movilizarse hasta el barrio para tratar de atrapar a los criminales. Lo del ambulatorio es un caos, allí no hay ni curitas y mucho menos profesionales capacitados para la atención de las emergencias".

Quejas sobre el servicio policial

Dicen estos vecinos que en el barrio Las Tablitas no hay vigilancia policial: "Esa gente como que le tiene miedo a los malandros, y por aquí no se acercan, aunque a decir verdad, en ocasiones han capturado a algunos, pero luego les dan libertad a cambio de fuertes sumas de dinero. De esta manera, esa plaga siempre estará metida en esta comunidad haciéndonos la vida imposible", aseguraron Luis León y Valentina González.

"Quisiéramos que el gobernador Isea se enterara de la difícil situación que estamos viviendo aquí en Magdaleno, porque quizá los jefes policiales a quienes corresponde la zona no reportan la realidad. Para muchos, este es un pueblo tranquilo que vive apaciblemente de sus ventas de muebles y sus artesanías, pero la candela está por dentro y es a nosotros a quien quema".

Aseguran los vecinos que todo Magdaleno se conmovió por la muerte de estos dos jóvenes, ya que no eran muchachos de mala conducta. "De eso puede dar fe todo Magdaleno, y por eso esperamos que las autoridades policiales hagan lo necesario para capturar a los asesinos, como lo hacen cuando la gente es de real o famosa. Los familiares de Richard Ovalles y Eduardo Colmenares esperamos que se haga justicia, pero también que se busque la manera de brindarle protección a todo Magdaleno".

Así andan las cosas en el "Pueblo Artesanal de Venezuela", que hace 50 años cambió totalmente su fisonomía dejando atrás las tierras y el arado. Los viejos moradores añoran esos tiempos en que era un campo sano y apacible.

Las parcelas agrícolas se convirtieron en talleres de carpintería y las aceras del centro en vitrinas. El pueblo creció y se hizo famoso por sus muebles y su artesanía, pero también creció en problemas, y la inseguridad es el mayor de todos ellos. (NH)

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