Tal Cual
El chavismo se acaba de apuntar un error importante con la decisión del TSJ de desacatar la decisión de la CIDH en relación a la inhabilitación para ocupar cargos públicos que impuso la Contraloría General a Leopoldo López. No solamente, como bien lo precisa la declaración de la MUD, porque abre un boquete a su posición internacional sino, quizás mucho más trascendental, porque evidencia ante los venezolanos que toma una decisión por miedo.
Alguna gente, yo entre ellos, ha señalado en diversas oportunidades que hay dos debilidades esenciales de la estrategia política opositora: una, que la unidad sigue teniendo un tono de unidad de nosotros con nosotros, y que todavía no le habla al país en su conjunto; dos, que a pesar de algunos tímidos intentos no ha sido posible conectar como una sustancia viva las protestas y el malestar social con la acción opositora. Estas debilidades son sustanciales y amortiguan en gran medida el enorme esfuerzo que se ha hecho en estructurar la unidad.
Muy conectado con lo anterior está el hecho de que la conducta permanente de abuso de la institucionalidad que hace el chavismo de manera arrogante y con total impunidad, no encuentra una respuesta de protesta con contundencia popular. Por supuesto que dar esta respuesta es extremadamente difícil bajo un régimen autoritario e inescrupuloso como el venezolano que tiene a su merced todos los poderes públicos, pero probablemente parte de la clave esté en articular una conducta política que combine simultáneamente el apego a la democracia con la desobediencia civil pacífica.
De hecho, como en su momento lo argumentaron dos de sus grandes practicantes, Martín Luther King y Gandhi, la desobediencia civil pacífica es esencialmente un profundo acto democrático porque expresa la voluntad de la gente cuando el poder pretende imponerse y no escucha. Es ingenuo y riesgoso pensar que el chavismo va a abandonar el poder mansamente. Lo que es prácticamente una certeza es que el gobierno y sus aliados recurrirán a los más variados recursos, desde el atropello institucional hasta la violencia en las calles, para mantenerse en el poder, especialmente si la salud del Presidente continúa deteriorándose. La corrupción en algunos, el miedo en otros, y la convicción del “No Volverán” y de que les asiste la razón histórica guevarista en otros pocos, van a terminar por conformar un cuadro de resistencia difícil de vencer. Frente a ello hay que estar dispuesto a combatir con dos manos que deben actuar concertadamente: una para mantener el apego estricto a la ruta democrática y la otra para ejercer la desobediencia civil pacífica.
Es en este contexto que debe valorarse la decisión de Leopoldo López de mantenerse como precandidato a las primarias de la unidad. El elemento de desafío al abuso chavista, el mantenerse apegado a la eventual decisión del pueblo y no a las tropelías inconstitucionales, es un mensaje poderoso que debe ser respaldado sin ambages. Independientemente del resultado de las primarias, y de la posición personal sobre los candidatos que uno mantenga, la defensa del derecho de Leopoldo López a participar en ellas es un problema que nos concierne a todos porque apunta al corazón del combate que se avecina.
La decisión de López es la correcta por las razones correctas. Ello sin desestimar la crítica que se centra en el argumento de que si él gana las primarias y está inhabilitado para la elección presidencial entonces todo el esfuerzo de las primarias se irá a la basura. Nada más lejos de la verdad. El peso político de un candidato ganador en unas primarias es enorme y la decisión de no permitirle postularse mostraría aún más la debilidad del gobierno. En su momento el asunto de la candidatura se resolverá si es que el gobierno y sus marionetas institucionales mantienen su posición, pero por lo pronto la decisión de continuar a pesar de la actuación anti-constitucional del TSJ tiene el ingrediente concreto de desobediencia civil que es necesario estimular.
El ejemplo puede propagarse a otras instancias hoy doblegadas por el yugo y el chantaje del poder. Imaginemos a los obreros de Guayana, a los profesores universitarios, a las víctimas de la violencia, a los desempleados, a los compatriotas en condición eterna de damnificados, a los sin techo, a los sin futuro, es decir a toda la gente que sufre el calvario de la revolución chavista parados diciendo ¡Basta! Y mirando hacia una alternativa opositora que deja de serlo para convertirse en la salida de toda la nación. Esa es la combinación de ira popular y sueño que puede hacer posible lo que hoy parece imposible. Hay un solo centro de responsabilidad y un individuo poderoso y enfermo con un círculo dispuesto a todo que debe ser enfrentado tarde o temprano. Los adversarios han cometido un error sustancial que no debe ser desaprovechado en este combate singular a dos manos por la democracia venezolana.
ATENCIÓN USUARIOS DE ARAGUA SIN MIEDO
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