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miércoles, 5 de octubre de 2016

Venezuela: Un raspón que puso en jaque la vida de una niña por escasez de medicina

Runrunes
Por Associated Press
Fecha: 04/10/2016


CARACAS, Venezuela (AP) — Era apenas un raspón en la rodilla. Y los padres de Ashley Pacheco, de tres años, hicieron lo que hace todo progenitor: le dieron un abrazo, le limpiaron la herida dos veces con alcohol y pensaron que estaba todo resuelto.

Dos semanas después, la niña se retorcía de dolor en la cama de un hospital. Le costaba respirar e imploraba a sus padres que le llevasen agua.

La madre se quedó con ella día y noche en el hospital. Se aseguraba de que tuviese el estómago vacío en caso de que pudiese adelantarse a cientos de pacientes para ser operada de urgencia en una de las pocas salas de operaciones que funcionan en el hospital.

Su padre buscó antibióticos por toda Caracas para combatir la infección.

No tenían idea de lo mucho que iban a empeorar las cosas.

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La vida en Venezuela puede ser peligrosa para la gente sana y resultar directamente mortal para quienes se enferman.

Una de cada tres personas admitidas en hospitales administrados por el Ministerio de Salud el año pasado falleció, según el informe anual del ministerio. La cantidad de camas usables en los hospitales mermó un 40% en relación con el 2014. Y a medida que la economía se deteriora, escasean el 85% de las medicinas, de acuerdo con la asociación nacional de farmacias.

“No conozco ningún otro país donde las cosas se hayan deteriorado tan rápidamente y a tal extremo”, expresó Rafael Pérez Escamilla, profesor de la Yale University School of Public Health (Facultad de Salud Pública de la Yale University) que ha trabajado en América Latina y Africa. “El sistema de salud de Venezuela era un modelo para América Latina. Pero se ha deteriorado a tal grado que no se consigue una atención básica”.

Con tan poco margen de error, el menor tropiezo, como la caída de una niña persiguiendo a su hermano, puede generar situaciones de vida o muerte.

Los padres de Ashley estaban decididos a aislarla del caos que azota al país. Ante el deterioro de la educación pública, la enviaron a un jardín de infantes privado, católico. A medida que aumentaba la escasez de alimentos, se aseguraron de que ingería proteínas con cada comida. Cuando el agua de los grifos comenzó a oler mal, empezaron a hervirla antes de sus baños diarios.

Pero una semana después de la caída en que se lastimó la rodilla, Ashley empezó a afiebrarse.

En la clínica local los médicos le dijeron que pronto se repondría. La fiebre, no obstante, siguió subiendo y la rodilla se le hinchó. Maykol y Oriana Pacheco la subieron entonces en su motocicleta, la acomodaron entre los dos y se pusieron a buscar un hospital que se tomase su caso más en serio.

Fueron primero al hospital público de niños más cerca de su casa, que había registrado una ola de intoxicaciones. Al aumentar la escasez, los padres le dan a sus hijos medicinas caseras y comidas como yuca amarga que pueden resultar tóxicas si no se preparan debidamente. Al no disponer de medicinas, a veces no es mucho lo que pueden hacer los médicos para evitar la muerte de los menores. No había medicinas para Ashley.

La familia fue entonces al principal hospital pediátrico de la ciudad.

Allí se sentía el olor a incienso religioso en salones con niños con ojos lechosos y cabezas hinchadas. Los médicos esperaban que los padres llevasen un catéter para extraer fluidos extras de los cerebros de sus hijos. No había camas para Ashley.

La niñita se sentía cada vez más caliente y los padres se encaminaron al hospital más grande de la ciudad. En la sala de emergencia había hombres tirados en el suelo casi desnudos, vías intravenosas que colgaban de palos. No había espacio para una niña de tres años enferma.

A la mañana siguiente la pequeña tenía 39 grados (103 Fahrenheit). Su padre se sentía cada vez más desesperado. Sin más opciones, enfiló hacia el Hospital Universitario, que supo ser uno de los mejores hospitales de Sudamérica pero últimamente era más conocido por las pandillas que irrumpen violentamente en las salas de operación y los robos en las escaleras.

Llegaron al mediodía de un sábado. Ashley tenía la pierna izquierda hinchada desde los dedos hasta el extremo superior del muslo.

La llevaron de inmediato a la sala de emergencia.

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