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miércoles, 5 de octubre de 2016

Miraflores se aferra a un milagro petrolero

Tal Cual
04-10-2016
Jesús Hurtado - @jahurtado15


Enfrenta precios del crudo a la baja sin amigos dispuestos a prestar dinero y con un canje de deuda que fracasó y con recorte de importaciones y la esperanza de que el oro negro suba sus precios, el Ejecutivo busca "correr la arruga"

La situación del Gobierno es más que precaria. Con unas reservas internacionales menguadas, un mercado petrolero deteriorado y negado a financiarse a través de organismos multilaterales, los tímidos intentos por mejorar las condiciones económicas parecen más bien patadas de ahogado que no terminan de rendir frutos, por lo que superar la crisis pareciera estar más atada a un cambio político que a un milagro económico, alternativa que sin duda sigue presente en el imaginario revolucionario.

El vicepresidente Aristóbulo Istúriz ha dicho que diciembre será mejor que 2015, y varios voceros del oficialismo insisten en que la economía va en franca recuperación, que los números en las encuestas comienzan a subir y que la estabilidad está a la vuelta de la esquina.

Pero las opciones que tiene Miraflores para levantar cabeza en materia económica y en verdad cumplir con tales aspiraciones son cada vez menos.

"El Gobierno siempre actuó a lo Eudomar Santos: como vaya viniendo vamos viendo, usando el gasto para ganar popularidad y mantenerse en el poder. Ahorita no es nada distinto y el horizonte es de muy corto plazo, sobrevivir hasta enero de 2017.

No hay planes concretos para el próximo año", afirma el especialista en políticas públicas Ricardo Villasmil, cuya opinión resume lo que ya es vox populi: Nicolás Maduro busca sobrevivir hasta el 2017 para evitar la salida del PSUV de Miraflores.

Esa carrera para salvar el legado de Hugo Chávez luce cada vez más comprometida. Aunque siempre se creyó que ser una potencia petrolera sería suficiente para asegurar el futuro de varias generaciones, las circunstancias actuales dicen lo contrario, pues se estima que dentro de 10 años el consumo llegará a una meseta a partir de la cual el mercado no crecerá más, razón por la cual los grandes consumidores están buscando fuentes energéticas alternativas y menos contaminantes.

Por desgracia para Venezuela, Pdvsa perdió la oportunidad de oro de crecer en el pasado boom petrolero y por el contrario su producción es hoy un millón de barriles menor que hace 15 años, y las proyecciones apuntan a que de los casi 300.000 mil millones de barriles de crudo depositados en el subsuelo criollo solo se utilizarían cerca de 50%. El resto quedaría como un inútil recuerdo de lo que puedo ser y no fue.

Pero las consecuencias no se quedan solo en lo extractivo. Agobiado por la necesidad de cancelar en lo que resta de 2016 y 2017 cerca de 15.000 millones de dólares en deuda (petrolera y soberana), el Gobierno ha intentado varias maromas en un intento por refinanciar sus acreencias y solo se ha encontrado con un no como respuesta.

"Las condiciones son muy adversas, y lo peor es que en estos momentos el país no tiene manera de exigir mejoras", dice el economista Orlando Ochoa, quien recuerda que de los cerca de 150.000 millones de deuda que pesan sobre las espaldas de la República, entre 80.000 y 90.000 corresponden a la petrolera estatal, lo que deja en circunstancias bastante desfavorables a la versión endógena de la gallina de los huevos de oro.

LA POBREZA APESTA

Si bien es cierto que los países no quiebran, también es verdad que para una nación venida a menos resulta cuesta arriba conseguir aliados dispuestos a apoyarla. Y Venezuela lo ha vivido en carne propia. Rusia, China, Sudáfrica, Arabia Saudí, Qatar, Bolivia, Nicaragua, Bielorrusia, Brasil, Argentina... Es larga la lista de antiguos `amigos’ a los que el Gobierno ha tocado la puerta sin lograr respuesta, espantados como están por la lapidación de un billón de dólares en recursos petroleros durante los últimos 17 años.

Ante esta negativa, los expertos coinciden en que acudir a los multilaterales es la única alternativa que le queda el alto Gobierno. Pero esta posibilidad está vetada por la moral revolucionaria.

"El Gobierno está intentando paliar la situación pero sin mucho éxito. La política de canje no ha dado los resultados esperados, con China ha pedido una moratoria y ha logrado algo por allí, pero no tiene con qué pagar la inmensa brecha que hay, por lo que ha hecho es un recorte de importaciones brutal que causa el gran desabastecimiento que vemos en el mercado", dice Henkel García, socio de la firma Econométrica.

La brecha a la que hace mención García se refiere al déficit que por unos 15.000 millones de dólares tiene el Ejecutivo para mantener su ritmo de gastos, cifra que algunos analistas como el economista Miguel Ángel Santos, prevén se elevará a 20.000 millones en 2017.

De momento, lo único que ha dado resultados ha sido el recorte de importaciones, una caída que ya suma 50% frente a las compras foráneas del país durante el 2015, año que ya había sufrido una mengua frente al ejercicio anterior.

En números constantes, se estima que este año las compras foráneas se redujeron en 23.000 millones de dólares, lo que según García justifica la caída de entre 12% y 13% de la oferta global, cifra equivalente a la merma sufrida en 2002 tras el paro nacional de ese año.


OPCIONES MERMADAS

Si para el país ha sido imposible convencer a tenedores de bonos para refinanciar la deuda, sacar nuevos papeles es una salida inviable. "La República no ha emitido deuda en los últimos años y ahorita sería muy costoso hacerlo", ha dicho el economista y diputado a la Asamblea Nacional José Guerra, cuya opinión es sostenida por todos sus colegas consultados.

Otras posibilidades lucen mucho más preocupantes. Vender Citgo, el tesoro más preciado de Pdvsa en Estados Unidos, así como la refinería de Curazao, han sido opciones varias veces manejadas "que por suerte no se han materializado", dice Ochoa, quien recuerda que ya saldar deuda petrolera con descuento (como se hizo con Uruguay o República Dominicana) tampoco dará un flujo de recursos significativo.

En cuanto al cacareado arco minero, la paloma que el Ejecutivo sacó de la chistera, los recursos no parecen fluir con la inmediatez que la revolución demanda. Considerado por muchos como una auténtica venta de 112.000 kilómetros cuadrados del más virginal territorio venezolano, los 4.500 millones de dólares que Nicolás Maduro anunció que entrarían este año por ese concepto siguen sin materializarse.

De hecho, los más de 140 inversionistas de 35 países que expresaron su interés en horadar 12% del territorio venezolano para buscar hierro, oro, diamantes y coltán, apenas comenzarán este año a realizar los estudios de cuantificación y certificación de las reservas de la zona, por lo que los verdaderos desembolsos no se verán reflejados antes de que el Consejo Nacional Electoral anuncie la fecha para la realización del referendo revocatorio contra Nicolás Maduro, por tarde que se realice la consulta.

MUGABE, EL PROFESOR

Y ¿hasta dónde es sostenible esta situación? Recordando que la improvisación ha sido una constante del régimen chavista, Ricardo Villasmil reitera que la visión de Maduro y su entorno es de muy corto plazo. "No ven más allá de enero de 2017. Eso lo hicieron entre 2005 y 2007 y el petróleo los fue salvando, pero fue un rescate azaroso que no creo vuelva a ocurrir", dice.

En efecto, los pronósticos más optimistas señalan que para 2017 el precio del petróleo podría rondar los 46 dólares el barril, lo que daría un respiro frente a los $ 30 del promedio en 2016, pero sería igualmente insuficiente para el ritmo de importaciones que demanda el país. Aunque las compras internacionales pudieran crecer en 2017, seguirán siendo pocas para cubrir 100% de las necesidades.

"No tengo la menor duda que la presión social va a forzar cambios", acota Henkel García, quien no obstante advierte que vaticinar lo que pueda pasar es cuestión de procesos adivinatorios.

Ricardo Villasmil dice tener claro que habrá una mayor restricción de las importaciones en el futuro inmediato, y mayores sacrificios para la población.

También difiere de la opinión de García en cuanto a que la mala situación económica y la presión social pudieran impulsar cambios sustantivos.

"Gobiernos como los de Cuba o Zimbabue han enfrentado crisis mucho peores y se han mantenido en el poder", puntualiza el analista.

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