ATENCIÓN USUARIOS DE ARAGUA SIN MIEDO

La computadora desde donde actualizamos la página web de la organización y publicamos los anuncios de los eventos está dañada desde la mañana del domingo 12 de marzo de 2017, por lo que les informamos que haremos una pausa técnica en la actualización mientras resolvemos los inconvenientes. Gracias por su atención!!!

jueves, 25 de agosto de 2016

Salones de clase como refugio ante el hambre en vacaciones

Tal Cual
24-08-2016
Luisa Quintero @l_andrequintero


En 2016 no son pocos los obstáculos que ha tenido que sortear el programa de Alimentación Escolar (MiPae) para proveer alimentos en cada institución


Patios vacíos, aulas acumulando polvo y telarañas, carteleras esperando ser llenadas con nueva información. Ese panorama cambió este año en 164 escuelas del estado Miranda debido a la situación país. Durante las vacaciones escolares se implementó el Plan Escuela Solidaria, con la finalidad de dar desayuno, almuerzo y merienda a un máximo de ocho mil niños y adolescentes, cuyos padres no cuentan con todos los recursos para darles de comer tres o más veces al día.

Luego de una encuesta realizada entre el 13 y 15 de junio de 2016, la gobernación de Miranda observó números alarmantes. De 3205 niños encuestados, el 30% manifestó que come dos veces o menos al día, cifra alarmante en cualquier estrato.

En otro medidor, les preguntaron a sus alumnos si han tenido que comer menos veces en su hogar porque no tienen suficiente comida, y más de 2166 respondieron de forma afirmativa. Para completar un cuadro desesperanzador sobre el desbalance en la alimentación que reciben los niños, dos mil 726 jóvenes, es decir un 85% de los alumnos encuestados, expresaron sentir temor de quedarse sin comida en sus casas.

Con muchos esfuerzos, la Gobernación de Miranda logró poner en marcha el Plan Escuela Solidaria, cuya meta es atender 164 escuelas y alrededor de ocho mil niños, la mayoría de ellos en situación de pobreza y extrema pobreza en varios municipios del estado.

Juan Maragall, director de Educación en Miranda, destacó que la idea de realizar esta encuesta surgió luego de los insistentes comentarios repetidos por profesores sobre desmayos y las indisposiciones físicas de los alumnos que se repetían en las diversas escuelas. Los alimentos provienen de diversas donaciones de empresas privadas, por lo que el menú depende de las donaciones que se realicen al momento.

También cuentan con voluntarios que ofrecen su tiempo, entre ellas las madres procesadoras, para cocinar los alimentos que serán distribuidos a los alumnos, indicó el director de Educación Miranda. Advierte que no todos los niños inscritos en el colegio utilizan el Plan Escuela Solidaria, y entre los cálculos estiman que solo el 20% del alumnado asiste a comer dentro de las escuelas, al igual que los padres que pueden asistir a comer en las instalaciones.

Maragall recuerda que todavía hay escuelas que no cuentan con la cantidad suficiente de voluntarios para atender a los alumnos que van a comer hasta los colegios, así como mucha gente de las comunidades aledañas que se ha incorporado de forma voluntaria.

Las jornadas del Plan son cortas. Las escuelas abren a las 9 am y los niños desayunan; luego tienen actividades culturales y recreativas, así como otras tareas asociadas al buen trato y a la paz. Mientras los niños están en esas labores, las madres procesadoras preparan las comidas.

La Alcaldía del Municipio Sucre también quiso implementar el Plan Escuela Solidaria para atender de forma efectiva las escuelas que dependen de la municipalidad, luego de realizar otra encuesta realizada entre el 22 y el 23 de julio por la empresa More Consulting a 410 representantes en 23 colegios del municipio.

El resultado fue que 38,8% de los niños sucrenses comen dos veces al día, es decir, cuatro de cada 10. El alcalde Carlos Ocariz deploró la situación. "No es posible que 38% de ellos coma solo dos veces y algunos apenas una. Es deplorable saber que la mayoría de los padres come mucho menos que los niños, porque prefieren que sus hijos coman antes que ellos".

En Sucre se midieron otros indicadores de mala alimentación y sus consecuencias en el rendimiento escolar. En el estudio 24,8% de los niños manifestó tener debilidad y agotamiento (que ha desencadenado en el ausentismo escolar y bajas notas), mientras que el 76.3% de los consultados asegura que la yuca es el principal alimento de su dieta.

Además, entre las familias consultadas el 68,5% indicó que acceden a los alimentos a través de los supermercados, y solo uno de cada 10 afirma tener acceso a los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP). De igual forma, 96% de los representantes afirman que su situación económica es peor si se compara con el mes de junio.

El director de Educación Miranda espera que este tipo de ayudas se repliquen a menudo para garantizar la alimentación de niños en edad escolar, pero hasta ahora son muy pocas las gobernaciones que han consultado sobre este tipo de planes.

"Hasta los momentos, la Gobernación y la Alcaldía de Sucre son los únicos que aplican este tipo de ayuda ante la crisis alimentaria. Otras gobernaciones realizan actividades recreativas en periodo vacacional pero no se garantiza la alimentación a los alumnos", puntualizó.


ROSTROS DE LA CRISIS

La Escuela Estadal Adolfo Navas Coronado fue una de las seleccionadas para la implementación del plan Escuela Solidaria. A menos de 100 metros se encuentra una cancha deportiva, pero el panorama que rodea a la institución son la cantidad de construcciones precarias realizadas con ladrillos y con más de tres pisos.

A esa escuela asisten los hijos de Yeniré Cardozo. Está en situación crítica, pues no cuenta con un empleo estable, tiene tres hijos que van desde los 6 hasta los 10 años y uno más que viene en camino. Los maestros y directivos decidieron ayudarla, por lo que es una de los pocos padres que asisten a comer en la institución.

Además, a Yeniré le permiten llevarse un poco de jugo o crema de arroz que sobró del almuerzo para que sus hijos tengan garantizada la cena, y si en las panaderías cercanas logran vender pan canilla, la directora o alguna maestra contribuyen de su bolsillo para que sus hijos tengan que comer.

Los niños también han aprendido de cerca la solidaridad dentro de la crisis. Juan, cuyo nombre es resguardado por seguridad, solo tiene cinco años pero sabe la importancia de comer. Luego del almuerzo de ese viernes, que resultó ser pasta con pollo, crema de arroz y una naranja, decidió guardar su merienda.

"Yo guardó la naranja porque un pedazo (naranja dividida en varios gajos) es para mi papá, otro para mi mamá, una para mi hermano mayor y otro para mi otro hermano, porque sé que a lo mejor ellos no han podido comer".

En otra mesa, Angélica de 11 años acompañó a su prima de 6. Ella no estudia en la escuela, pero su prima si, por lo que además de cuidarla durante el tiempo que pasan allí, también tiene la oportunidad de comer. A la más pequeña de las primas le gusta su escuela. "Me gusta porque abren todos los días, podemos comer aquí y además puedo jugar con todos mis amigos. En mi casa comen todos los días, pero prefiero estar aquí con mis amigos y compartir".

También destaca la situación en los Valles del Tuy, donde se concentra la mayor cantidad de niños atendidos (más de tres mil) al igual que un número importante de escuelas abiertas.

El director de Educación Miranda resaltó que en esta zona, se conjuga la pobreza con la escasez continuada de alimentos por lo que se concentra una mayor cantidad de ayuda. "Es difícil ver como los niños ven este plan como una oportunidad para suplir carencias que lamentablemente los padres no pueden solucionar".


AYUDA EN ACCIÓN

Justamente entre las horas que los niños utilizan para cultivar valores y mantenerse ocupados en actividades lúdicas, entran en acción las madres procesadoras. En la Escuela Estadal Adolfo Navas Coronado, ubicada en el sector Las Minas de Baruta, trabaja Ana.

Al principio no quería contar su historia, pero la solidaridad pudo más que la pena.

Ana tiene 50 años y fue una de las primeras madres procesadoras en Las Minas. Entre 2015 y 2016 se ha cansado de contar los desmayos de niños cuyo único problema físico es no haber comido desde la noche pasada, o en algunos casos, desde el almuerzo del día anterior.

La profesión de Ana era ser ama de hogar hasta que quiso hacer algo más para ayudar en su comunidad. Por ello decidió incursionar como madre procesadora, y ahora tiene la tarea de alimentar a los niños hasta en vacaciones. "Yo tengo dos nietecitos pero no han podido venir para la escuela a jugar por lo menos con sus amigos porque tienen esa gripe que está dando bastante, con vómitos y fiebre, por lo que es mejor dejarlos en su casa".

Ana dice que en algunos momentos se ha quedado con ganas de seguir ayudando, pero tiene que cumplir con las obligaciones en su hogar, pues para ella tampoco es fácil conseguir la comida para ella y su familia. Aun así, ve la esperanza en esta situación: Yo nunca había vivido una situación así, de verdad la gente está pasando hambre pero les estamos enseñando a estos muchachos a ser solidarios.

Lo mismo opina Dalia, quien tiene 45 años y trabaja como bedel en la escuela. Le ha tocado ver el drama de los niños desde cerca, pues cada vez que un alumno se desmaya siempre le toca ayudar.

"Aquí los niños se desmayan y cuando les preguntas si han comido la respuesta es negativa.

Muchas veces me toca llevarlos hasta la cocina y con permiso de las madres procesadoras se les hace una arepita con jamón o queso y se les da un jugo. También he visto a las maestras que se han quedado sin desayuno para dárselo a sus chamos. La situación de verdad está muy dura".

Otra de las cosas que aprendió Ana en los últimos meses ha sido la improvisación en la cocina debido a los recursos contados con los que el Plan de Alimentación Escolar de Miranda (MiPae). No solo les dan las arepas tradicionales de maíz, les ha tocado trabajar con avena, ocumo o batata. "Lo importante es que se coman algo en el colegio que les ayude a aguantar el día hasta que lleguen a sus casas".

Dalia es promotora deportiva desde hace muchos años y trabaja por su cuenta para poder llevar sustento a su hogar. "Yo tomé la decisión de trabajar como bedel aquí por mi mamá, que también es bedel en la escuela. Aquí uno conoce a los padres y muchos tratan de ayudar pero no pueden, todos deben salir a hacer colas desde temprano para ver que llevan a la casa. Hubieses venido ayer (jueves 4 de agosto) para que vieras como bajaba la gente como las propias hormigas desde todos los rincones para comprar leche".

Concettina Calandra es jefa escolar del Área Metropolitana, y la primera semana de agosto atendió las escuelas de Baruta y los alrededores.

Explica que hasta estas zonas la situación no es tan difícil como en otros sectores populares. "Por lo menos en Lomas Bajas atendemos 350 niños; en Filas de Mariche, Dolorita y Caucagüita se concentran 6 escuelas donde atendemos mayor cantidad de alumnos pero no hemos podido conseguir voluntarios suficientes.

Las mismas madres se lamentan pero se tienen que llevar a los niños a hacer colas con ellas porque no tienen con quien dejarlos en muchos casos".

Emiro Palma es coordinador nacional de Educación de Pueblos Indígenas de la AVEC y recientemente solicitó a la Asamblea Nacional incluir cuatro artículos en el proyecto de Ley de Garantía de la Alimentación Escolar, en defensa de las comunidades originarias del país.

El diputado Miguel Pizarro destacó que la actividad que realiza la AVEC es loable debido a que garantizan la comida para sus alumnos en comunidades lejanas dentro del Arco Minero (estado Bolívar) o la comunidad Piaroa en Amazonas, pues tampoco tienen los medios para trasladarse hasta otras poblaciones para satisfacer todas las necesidades alimenticias. Dentro del proyecto de ley esperan incluir la petición de la AVEC, cuatro artículos para garantizar la alimentación a comunidades originarias que incluyan el respeto a su estilo de vida y el continuo acceso de alimentos a todas las comunidades a pesar de estar alejadas de las principales poblaciones del país.

No hay comentarios:

Publicar un comentario