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domingo, 6 de marzo de 2016

La "revolución" nos hizo perder avances en soberanía económica

Tal Cual
05-03-2016
DAMIÁN PRAT


La siderúrgica fue la opción para salir del rentismo petrolero y diversificar la economía, pero el chavismo echó al traste ese proyecto en vez de impulsar sus posibilidades

Una antigua verdad de economía política, defendida durante décadas por el universo progresista y democrático latinoamericano así como por las diferentes izquierdas, las democráticas y/o incluso las comunistas, es que ningún país de la región, de lo que antes se definía como "naciones en vías de desarrollo", podía lograr su desarrollo económico, su soberanía y el progreso social de sus habitantes, si apenas se dedicaba a exportar materias primas hacia el mundo industrial desarrollado para luego tener que comprarles a ellos los productos finales con alto valor agregado.

En efecto, vender mineral de hierro simple a EEUU, Japón o Europa, por ejemplo, para luego comprarles las cabillas, los laminados, la hojalata o peor aún para comprarles productos finales que usaran piezas y partes de acero solo le eran útiles para su plena expansión económica a las naciones industrializadas pero nada o casi nada a los países de América Latina o África.

El ejemplo vale igual para los países productores de otras materias primas como la bauxita y diversos minerales, así como de materias primas del agro que luego debían adquirir, a diez o veinte veces su valor, los alimentos procesados que derivaban de aquellos rubros agrarios primarios.

"Exportar maíz para luego importar arepas es muy mal negocio", fue un símil simbólico utilizado alguna vez por un ministro venezolano.

AVANCES, PROGRESO Y RETROCESO 

Tras la caída de la dictadura militar de Pérez Jiménez, los gobiernos venezolanos de lo que podríamos llamar "la república civil" y también sus oposiciones políticopartidistas comenzaron un proceso progresivo de industrialización que apuntaba a ir logrando esa independencia económica.

El proyecto industrial de Guayana fue, quizás, el plan mas ambicioso y de largo plazo en esa dirección. También lo fue el establecimiento de la industria mediana, ligera y la agroalimentaria especialmente en la zona centro occidental. Apuntalado todo por el célebre propósito de "sembrar el petróleo", es decir, usar los recursos de la riqueza petrolera para crear ese entramado industrial para darle valor agregado a nuestras materias primas, sustituir importaciones, generar millones de empleos de calidad y en suma lograr progreso social.

Por eso se estableció una gran siderúrgica estatal, Sidor, que con el tiempo fue modernizándose y ampliándose, junto con los complejos de Sidetur-Sivensa.

También, por eso se nacionalizó la industria del hierro en 1975 para dar uso pleno a esa materia prima fundamental.

Por eso, también se fueron dando pasos desde mediados de los años 60 para establecer una industria de aluminio, ampliándose esas miras hacia finales de los 70, tanto con inversión estatal en la fase primaria, como abriendo caminos a las industrias privadas transformadoras, fabricantes de productos finales de aluminio.

Fueron Bauxiven, Interalúmina (hoy ambas forman Bauxilum), Alcasa, Venalum y unas 70 empresas medianas transformadoras, casi todas de capital e iniciativa privada, éstas últimas en varias regiones del país.

Por eso en los 90 se abrió un nuevo potencial para establecer las industrias briqueteras de capital privado apuntando a dar mas valor agregado al mineral de hierro y reducir al mínimo las exportaciones de la materia prima.

El proceso a la inversa ha ocurrido en éstos "tiempos de revolución" cuando un profundo e injustificable retroceso sucedió, paradójicamente, cuando el discurso oficialista es para autocalificarse de "patriotas, defensores de la soberanía y la independencia"

LOS AVANCES

Comenzando el siglo XXI, la producción siderúrgica nacional alcanzó cerca de 7 millones de tons/año de acero líquido entre Sidor, las plantas de Sidetur y la pequeña Sizuca en el Zulia, El país fue totalmente autosuficiente en productos esenciales como cabillas, tubos petroleros, hojalata, laminados de acero, alambrón y otros que a su vez potenciaban industrias como la de la construcción, envasados, automotriz, metalmecánica y muchas más.

Incluso éramos exportadores de algunos de esos productos de alto valor agregado. Y en el camino se generaban cientos de miles de empleos productivos y sustentables.

Ese camino de desarrollo económico independiente alcanzó, por ejemplo, una cota emblemática: el 64% del mineral de hierro extraído anualmente por Feerrominera (unos 22 a 24 millones de toneladas) se procesaba y transformaba dentro del país. Dos de cada tres toneladas. Unas 15 millones de tons/año transformadas aquí logrando valor agregado, una cadena económica de riqueza nacional, muchos miles de millones de dólares en divisas y mucho progreso social.

Producíamos unas 600 mil tons/año de cabillas, Casi 400 mil tons/año de hojalata. Y cifras semejantes en varios tipos de laminados.

Se logró producir 630 mil tons/año de aluminio a partir de 6 millones de tons/año de bauxita, totalmente transformadas dentro del país en 2 millones de tons/año en alúmina. Eso lleva ya unas 30-40 veces valor agregado.

Incluso, unas 250 mil tons/año del aluminio se transformaban dentro del país en perfiles, conductores eléctricos, piezas para las industrias automotriz y de electrodomésticos y un sinfín de productos indispensables.

Otras casi 400 mil tons/año se exportaban generando divisas por no menos de 1 mil millones de dólares.

RETROCESO REACCIONARIO
Tras 15 de "revolución" en lugar de mejorar esos indicadores y superar metas que eran buenas pero podían ser mejores, el retroceso ha sido espantoso.

Se extraen no mas de 10 millones de tons/año de mineral de hierro. De ese magro total, que es un 40% de lo anterior, apenas se transforman dentro del país unos 3-4 millones de tons/año.

O sea un pobre 30% de lo actual que equivale a 15% de lo anterior. Retrocedimos de 64% a 15%.

Apenas se producen 1.5 millones de tons/año de acero líquido, 100 mil tons/año de cabillas, casi cero en tubos petroleros y en hojalata.

Los últimos 5 años han sido de importar cabillas, tubos, planchones, hojalata, aluminio primario, partes de aluminio, laminados.

Nunca tuvimos menos patria que hoy. Nunca fuimos menos soberanos. Nunca fuimos mas dependientes que hoy del rentismo petrolero.

Para llorar pero también para reforzar la decisión de luchar por un cambio progresista

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