03-02-2016
Christhian Colina / El Cooperante
“A mí nadie me investiga, a mí no me están investigando, están investigando es a Arbia y su dueño, yo no puedo ser garante", explicó el magistrado
El magistrado suplente de la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), Juan Carlos Cuenca, desestimó las acusaciones en su contra vinculados al enriquecimiento ilícito y lavado de dinero. El jurista explicó que desde el año 2005, cuando se negó a acatar una orden del defenestrado magistrado Luis Velásquez Alvaray, su vida cambió, por cuanto fue destituido por “un comisariato” y surgieron las denuncias en su contra en los medios digitales “Costa Rica Hoy” y “Aporrea”, denunció al medio El Cooperante.
Cuenca mostró una orden de allanamiento suscrita por la jueza Yorleny Campos de Juzgado Penal del Primer Circuito Judicial de San José de Costa Rica el 26 de junio de 2013, en el que su nombre aparece señalado entre los beneficiarios de transferencias bancarias de la empresa Arbia Internacional, S.A., que era investigada por el presunto delito de legitimación de capitales a través de Suministros Venezolanos Industriales C.A.
El magistrado señaló que por una fiscal “deficiente intelectualmente” es vinculado a la investigación, luego de hacerse eco de una denuncia de Aporrea en la que se afirma que se encontraba prófugo de justicia. Reconoció haber recibido de la empresa costarricense representada por Agustín Lyon dos transferencias bancarias por un total de 150 mil dólares, correspondientes a estudio económico orientado a futuras inversiones, realizado siete meses antes del presunto ilícito.
Ante las acusaciones decidió contratar un abogado en el país centroamericano que se encargó de tramitar una serie de documentos para demostrar la inexistencia de vínculos con el caso.
“A mí nadie me investiga, a mí no me están investigando, están investigando es a Arbia y su dueño, yo no puedo ser garante. Si tú me pagas ahorita un dinero por un trabajo que yo te hice, yo no puedo ser garante que tú dentro de siete meses te robes una plata, y te agarren y te quiten el dinero del banco porque es dinero robado, y vengan siete meses para acá y digan que yo estaba compuesto contigo para hacer eso”, argumentó.
Fundación La Salle: El caso que lo llevó a enfrentarse a Velásquez Alvaray
Juan Carlos Cuenca aseveró que le “hicieron la cruz” desde el año 2002 cuando, por instrucciones de la Comisión de Funcionamiento y Reestructuración del Poder Judicial, reemplazó en un juzgado de primera instancia a una “ungida” por el entonces presidente de la Sala Político Administrativa del TSJ.
Señaló que en 2005, siendo Juez Superior 4º Civil, Mercantil y de Tránsito del Área Metropolitana de Caracas, fue objeto de presiones por parte de Luis Velásquez Alvaray (entonces presidente de la Comisión Judicial, de la Dirección Ejecutiva de la Magistratura y de la Sala Constitucional) para ordenar ratificar medidas de otros tribunales en los que se intervenía la administración de la Fundación La Salle de Ciencias Naturales, “colocando como directivos a individuos vinculados al magistrado de ese entonces”.
Pese a ello decidió dejar sin efectos las medidas y ordenó a la junta directiva del ente educativo resolver los conflictos internos en el seno de su directiva. “La Fundación La Salle tenía un fideicomiso enorme a su favor en el Banco Provincial, me presionaron para que los autorizara a movilizarla, lo cual por supuesto no hice, tenía 23 campus en toda Venezuela y además tenía la concesión sobre la Sierra de Imataca, dada por el presidente Carlos Andrés Pérez en su primer Gobierno”, agregó.
“Como les quite a estos bandoleros de la mano la bicoca del fideicomiso, la bicoca de los 23 campus y la bicoca de todos los minerales y las riquezas de la Sierra de Imataca, evidentemente lo más fácil era agarrar a cualquier palangrista de Aporrea y decir que a mí me dieron 1 millón de dólares por eso (…) Mi sentencia la dicto nueve días antes que me destituyeran. Entre la sentencia y mi destitución, dictada por tres títeres de Luis Velázquez Alvaray pasaron solo nueve días, esa es la realidad de Juan Carlos Cuenca”, relató.
Por último, aseveró que el exmagistrado, en condición de asilado político en Costa Rica, “mantuvo un comisariato hasta ahorita, hasta que se fueron jubilados los que se acaban de ir jubilados” (sic). Se le increpó por su terquedad en ejercer acciones legales en una instancia que, por más de 10 años, le fue adversa: “En el argot militar te puedo decir, ¿por qué voy a pedir la baja si yo aspiro a ser ministro de la Defensa?(…) Yo sé que soy bueno, trabajador y capaz, ¿Por qué debo dejarle el Poder Judicial a una sarta de bandidos?”.
El magistrado suplente de la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), Juan Carlos Cuenca, desestimó las acusaciones en su contra vinculados al enriquecimiento ilícito y lavado de dinero. El jurista explicó que desde el año 2005, cuando se negó a acatar una orden del defenestrado magistrado Luis Velásquez Alvaray, su vida cambió, por cuanto fue destituido por “un comisariato” y surgieron las denuncias en su contra en los medios digitales “Costa Rica Hoy” y “Aporrea”, denunció al medio El Cooperante.
Cuenca mostró una orden de allanamiento suscrita por la jueza Yorleny Campos de Juzgado Penal del Primer Circuito Judicial de San José de Costa Rica el 26 de junio de 2013, en el que su nombre aparece señalado entre los beneficiarios de transferencias bancarias de la empresa Arbia Internacional, S.A., que era investigada por el presunto delito de legitimación de capitales a través de Suministros Venezolanos Industriales C.A.
El magistrado señaló que por una fiscal “deficiente intelectualmente” es vinculado a la investigación, luego de hacerse eco de una denuncia de Aporrea en la que se afirma que se encontraba prófugo de justicia. Reconoció haber recibido de la empresa costarricense representada por Agustín Lyon dos transferencias bancarias por un total de 150 mil dólares, correspondientes a estudio económico orientado a futuras inversiones, realizado siete meses antes del presunto ilícito.
Ante las acusaciones decidió contratar un abogado en el país centroamericano que se encargó de tramitar una serie de documentos para demostrar la inexistencia de vínculos con el caso.
“A mí nadie me investiga, a mí no me están investigando, están investigando es a Arbia y su dueño, yo no puedo ser garante. Si tú me pagas ahorita un dinero por un trabajo que yo te hice, yo no puedo ser garante que tú dentro de siete meses te robes una plata, y te agarren y te quiten el dinero del banco porque es dinero robado, y vengan siete meses para acá y digan que yo estaba compuesto contigo para hacer eso”, argumentó.
Fundación La Salle: El caso que lo llevó a enfrentarse a Velásquez Alvaray
Juan Carlos Cuenca aseveró que le “hicieron la cruz” desde el año 2002 cuando, por instrucciones de la Comisión de Funcionamiento y Reestructuración del Poder Judicial, reemplazó en un juzgado de primera instancia a una “ungida” por el entonces presidente de la Sala Político Administrativa del TSJ.
Señaló que en 2005, siendo Juez Superior 4º Civil, Mercantil y de Tránsito del Área Metropolitana de Caracas, fue objeto de presiones por parte de Luis Velásquez Alvaray (entonces presidente de la Comisión Judicial, de la Dirección Ejecutiva de la Magistratura y de la Sala Constitucional) para ordenar ratificar medidas de otros tribunales en los que se intervenía la administración de la Fundación La Salle de Ciencias Naturales, “colocando como directivos a individuos vinculados al magistrado de ese entonces”.
Pese a ello decidió dejar sin efectos las medidas y ordenó a la junta directiva del ente educativo resolver los conflictos internos en el seno de su directiva. “La Fundación La Salle tenía un fideicomiso enorme a su favor en el Banco Provincial, me presionaron para que los autorizara a movilizarla, lo cual por supuesto no hice, tenía 23 campus en toda Venezuela y además tenía la concesión sobre la Sierra de Imataca, dada por el presidente Carlos Andrés Pérez en su primer Gobierno”, agregó.
“Como les quite a estos bandoleros de la mano la bicoca del fideicomiso, la bicoca de los 23 campus y la bicoca de todos los minerales y las riquezas de la Sierra de Imataca, evidentemente lo más fácil era agarrar a cualquier palangrista de Aporrea y decir que a mí me dieron 1 millón de dólares por eso (…) Mi sentencia la dicto nueve días antes que me destituyeran. Entre la sentencia y mi destitución, dictada por tres títeres de Luis Velázquez Alvaray pasaron solo nueve días, esa es la realidad de Juan Carlos Cuenca”, relató.
Por último, aseveró que el exmagistrado, en condición de asilado político en Costa Rica, “mantuvo un comisariato hasta ahorita, hasta que se fueron jubilados los que se acaban de ir jubilados” (sic). Se le increpó por su terquedad en ejercer acciones legales en una instancia que, por más de 10 años, le fue adversa: “En el argot militar te puedo decir, ¿por qué voy a pedir la baja si yo aspiro a ser ministro de la Defensa?(…) Yo sé que soy bueno, trabajador y capaz, ¿Por qué debo dejarle el Poder Judicial a una sarta de bandidos?”.
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