FERNANDO OCHOA ANTICH | EL UNIVERSAL
domingo 10 de marzo de 2013 12:00 AM
El próximo período presidencial será muy complejo. Se requiere superar, a través del diálogo, las grandes diferencias que separan al oficialismo de la oposición. Si no se logran establecer canales de comunicación, los riesgos que enfrentará Venezuela serán inmensos. La única manera de lograrlo es entendiendo que se requieren unas reglas de juego que permitan crear un sistema político que facilite la convivencia de dos fuerzas que representan cerca del 50% de la opinión pública. La tesis mantenida por el oficialismo de crear una hegemonía política para implantar el socialismo fracasó definitivamente. No lo han logrado en catorce años. Cada día la oposición es mayor. Lo único que permite preservar la unidad nacional es un régimen que facilite la alternancia republica en medio de la paz y la convivencia ciudadana.
Eso obliga a hacer un gran esfuerzo en todos los actores políticos y sociales. No es fácil lograrlo. Han sido muchos años de duro enfrentamiento que ha generado profundos resentimientos. La posición prudente y respetuosa que ha mantenido la oposición democrática ante el fallecimiento de Hugo Chávez y el mensaje sereno que, en representación de la MUD, envió Henrique Capriles abre las posibilidades de que se inicien conversaciones que permitan modificar algunas de las condiciones electorales con la finalidad de lograr unas elecciones realmente equitativas que conduzca a darle al nuevo gobierno la suficiente legitimidad para que pueda enfrentar los complejos problemas económicos y sociales que amenazan gravemente a Venezuela. Este esfuerzo es muy exigente. Obliga a establecer una rígida disciplina que limite las descalificaciones.
Uno de los aspectos fundamentales para lograr este ambiente de diálogo es el respeto irrestricto a la Constitución Nacional. Aquí el oficialismo tiene una gran responsabilidad. Deben evitarse declaraciones que rompan el equilibrio democrático. Los miembros de la Fuerza Armada Nacional, en particular el Alto Mando Militar, deben evitar tomar posiciones políticas y hacer un esfuerzo consistente en cumplir cabalmente con el artículo 328 de nuestra Constitución vigente. Su contenido es terminante. Una de sus partes dice: "en el cumplimiento de sus funciones, está al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna". La imparcialidad de la Fuerza Armada, en la naturales luchas políticas, es la garantía fundamental de un sistema pluralista y democrático. No hacerlo compromete gravemente el equilibrio de los actores políticos y debilita la unidad nacional.
Otro aspecto fundamental es recuperar la independencia de los poderes públicos. Lograrlo es imprescindible. Es la garantía fundamental en un régimen democrático. Sus miembros tienen que entender que deben hacer un esfuerzo consistente para que todos los venezolanos tengamos de nuevo fe en su equilibrio e imparcialidad política. No es fácil lograrlo después de lo que ha ocurrido en nuestro país. Ese es justamente el reto que tenemos todos los venezolanos. La manera respetuosa como se han desarrollado las exequias de Hugo Chávez permiten tener fe en que eso se puede lograr, pero es imprescindible que los actores políticos fundamentales, oficialismo y oposición, entiendan que para alcanzar ese objetivo es necesario superar los dolorosos enfrentamiento que hemos vivido durante estos catorce años. Venezuela lo exige.
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domingo, 10 de marzo de 2013
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