fotos | EDUARDO RICO
Al tiempo que alumbraban sus locales con linternas, lámparas de batería y velitas, los entrevistados manifestaron que si bien brindaban un poquito de luz al negocio, en nada mejoraban el panorama. Y es que los clientes no podían apreciar bien la mercancía ni mucho menos -en caso de comprarla- podrían cancelarla por el sistema automatizado. Eso sucedía en el caso de negocios como los de la señora María Ferreira (venta de peluches, tarjetas y arreglos florales), ya que en otros establecimientos, como peluquerías, casi nada se podía hacer sin el servicio eléctrico, siendo una de las afectadas Gregoria Suárez, quien se mostró molesta por la falla que atentó contra un día completo de su ganancia y parte del otro.
“Cómo cortar cabello en la oscuridad y cómo secarlo sin electricidad, evidentemente, esto representa para nosotras las peluqueras una pérdida total. Lo peor es que no conforme con el gran apagón que hubo el lunes desde las 9:00 de la mañana hasta las 4:00 de la tarde, ayer martes volvió a irse la luz. No sabemos el detonante, lo único que queremos es que sea lo que sea esto debe ser resuelto cuanto antes, pues la zafra navideña no puede desaprovecharse”, se quejaron.
Esta consideración fue compartida por Claritza Correa, manicurista, que si bien podía arreglar algunas manos o pies con la claridad que entraba al local, no podía montar uñas de gel, por no tener fluido eléctrico para poner a funcionar la lámpara.
Dentro de ese contexto, no hay que dejar de lado a quienes se dedican a la venta de productos que requieren refrigeración, como lo es el caso de la ciudadana Nereida Suárez, dedicada a la venta de cocadas y raspados caleños (derretidos en su totalidad).
“Una situación preocupante, pues son prácticamente dos días perdidos, sin contar que una vez derretidas las mezclas de los helados se descompensan y ya no sirven más”.
Caso similar el de José Márquez, carnicero, quien se mostró preocupado con la situación, recalcando que: “nosotros trabajamos con productos perecederos que requieren de estrictas medidas de refrigeración (normas sanitarias); un día se puede salvar la mercancía, pero dos días no es seguro, siendo preciso preguntarse: ¿quién nos responderá por las pérdidas?”.
Los agraviados añoran que la falla eléctrica llegue a su fin a la brevedad posible y no se siga repitiendo en los días que restan del mes de diciembre; mes donde todos esperan incrementar sus ventas y por supuesto las ganancias. Enfatizaron que no quieren quedarse con la mercancía fría y, por ende, sin un solo centavo.
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