ATENCIÓN USUARIOS DE ARAGUA SIN MIEDO

La computadora desde donde actualizamos la página web de la organización y publicamos los anuncios de los eventos está dañada desde la mañana del domingo 12 de marzo de 2017, por lo que les informamos que haremos una pausa técnica en la actualización mientras resolvemos los inconvenientes. Gracias por su atención!!!

miércoles, 5 de diciembre de 2012

El vao y los motorizados

Tal Cual

La férrea disposición del cinturón o su equivalente en los motorizados no será aplicada jamás a un sector con impunidad para montar trancas, patear carros de conductores indefensos y, lo peor, servir de coartada para el 64% de los atracos que se cometen en esta república bolivariana, según lo admite el propio Ministerio del Interior

ELIZABETH ARAUJO

Urgida por la necesidad de dar muestra de eficiencia, la Policía Nacional Bolivariana se atravesó el lunes por la mañana, de golpe y porrazo, con sus imberbes efectivos, en la autopista Fajardo y otras avenidas para detener a cuanto automovilista no llevara abrochado el cinturón de seguridad.

Hablamos de una medida inobjetable, ya que las cifras de muertes por accidentes viales van en aumento. Además del mal estado de las carreteras o de la imprudencia de no pocos conductores, el hecho de no llevar puesto ese accesorio de seguridad en mitad de un percance figura entre las causas de los fallecimientos una vez ocurrido el accidente.

El tema es que, previo a la aplicación de la medida, no hubo una campaña de concientización que se colara en espacios televisivos, esos que Conatel impone a los canales privados y cuyos mensajes repiten elogios al Presidente, mientras éste nos tuitea desde una cámara hiperbárica en La Habana.

Desde luego que el desastre era previsible: largas colas, en las que quedé atrapada en la autopista, durante 37 minutos, cuando los agentes, desordenados y nerviosos, perdían su tiempo asomándose al interior de los carros, mientras un enjambre de motorizados pasaba al lado, con niños como parrilleros o bultos navideños como carga. Alguien hizo la observación al oficial que comandaba la inspección, y la respuesta muy oportuna fue que "a esos también les va a tocar".

Pero, como decimos en Venezuela: no vayamos a caernos a coba a estas alturas del partido. La férrea disposición del cinturón o su equivalente en los motorizados no será aplicada jamás a un sector con impunidad para montar trancas, patear carros de conductores indefensos y, lo peor, servir de coartada para el 64% de los atracos que se cometen en esta república bolivariana, según lo admite el propio Ministerio del Interior.

Y aquí viene la parte donde debo aclarar que no todos los motorizados son delincuentes o transgresores de la ley. El domingo pasado los vecinos de mi edificio estaban conmovidos por la muerte de Henry, un joven trabajador, que iba de parrillero con un amigo en la avenida Luis Roche de Altamira, y un taxista, impulsado por el terror, los atropelló al suponer que se trataba de un asalto.

La muerte de Henry, ocurrida en la madrugada del sábado, dolió porque todos le conocimos de niño y lo vimos crecer al lado de su padre en una venta de queso, hasta independizarse y montar su propio negocio. Por esas cosas del destino, el taxista no logró concretar la huida porque el carro se quedó sin gasolina antes de entrar a la autopista. En su defensa, la única excusa que tuvo a la mano fue "creí que me iban a atracar".

Lo cierto es que, a la hora en que el nombre de Henry Ospina pase al cúmulo de casos de accidentes o delitos, en los cuales aparezcan involucrados estos compatriotas rodantes, a quienes por cierto, este Gobierno ha lisonjeado convirtiéndolos en víctimas de un supuesto odio social de la clase media, sería conveniente empezar por el principio y aplicar medidas de tránsito en el sector que más viudas y madres tristes deja cada año.

No hay comentarios:

Publicar un comentario