Somos grandes

Tal Cual

Hace un par de semanas tuvimos, por ejemplo, una experiencia muy conmovedora en Isla Misteriosa, un caserío de palafitos en el municipio Pedernales en Delta Amacuro. A más de tres horas en peñero de Tucupita, esta comunidad se encuentra en los laterales de una caminería de metro y medio de ancho sobre el río Orinoco

MARIA CLAUDIA PERERA

La semana pasada escuchaba en un discurso de graduación que "uno es tan grande como el paquete donde se mete", en referencia a que, desde el momento en que te fijas metas altas y te propones cumplirlas, ya eres de por sí un triunfador. Y es que de eso se ha tratado esta campaña presidencial, nos metimos en el gran paquete de luchar para transformar el país. Y la buena noticia: lo estamos logrando.

Han sido más de 20 meses desde que decidimos emprender este viaje de conocer y entender las realidades del país, en los que hemos vivido experiencias llenas de muchos aprendizajes, que nos han permitido ocultar el cansancio para resaltar la gran emoción de sentir que nos estamos acercando al momento del cambio.

Hace un par de semanas tuvimos, por ejemplo, una experiencia muy conmovedora en Isla Misteriosa, un caserío de palafitos en el municipio Pedernales en Delta Amacuro. A más de tres horas en peñero de Tucupita, esta comunidad se encuentra en los laterales de una caminería de metro y medio de ancho sobre el río Orinoco. No hay tierra firme.

Los niños pequeños no tienen ropa, a la única escuela que tienen se le llega caminando sobre tablas en las que apenas cabe la planta de un pie, soportadas sobre troncos. Y, aunque pareciera que la sensación que te da estar ahí es de aislamiento y desconexión con la realidad, impacta ver los afiches de Capriles pegados en los tablones de madera de las casas, y la esperanza de un cambio reflejada en los ojos de estas personas, al escuchar el mensaje que les llevamos. El mensaje del flaco del afiche.

Y luego de tantas experiencias similares a éstas, cómo olvidar que tenemos un pueblo que necesita del trabajo de todos. Resulta imposible hacernos ajenos a las necesidades de nuestros hermanos. Resulta imposible no asumir nuestra responsabilidad como jóvenes comprometidos con nuestro país.

En esta campaña todos somos el equipo vinotinto ha ido ganando las eliminatorias, los cuartos de final y la semifinal; la final la jugaremos el 7 de octubre. Ahí no habrá derrotados, ganará Venezuela. Y el premio: comenzar la reconstrucción de un gran país, el nuestro.

Debemos sentirnos orgullosos de lo que hemos logrado, y estar seguros que somos tan grandes como el paquete en el que estamos. Estos meses de trabajo nos dejarán recuerdos para toda la vida, y nos servirán de preparación para lo que viene. Llevamos muchos años luchando por esto, y sabemos que no termina el 7-O. Ése será el día en el que "aclarará la mañana en Venezuela": saldrá el sol de un país unido que trabajará por un futuro mejor.