La avalancha caraqueña

Tal Cual

Una muchedumbre llena de vitalidad, alegría, fe y esperanzas que, con su participación, le gritó estentóreamente a Venezuela y al mundo, que está hastiada de Chávez y sus sandeces

PEDRO LUIS ECHEVERRÍA

Gigantesca muchedumbre colmó y rebasó las dimensiones de la Av. Bolívar el pasado domingo 30 de septiembre, para acompañar a Henrique Capriles Radonski en el acto de cierre de su campaña electoral en Caracas.

Una muchedumbre llena de vitalidad, alegría, fe y esperanzas que, con su participación, le gritó estentóreamente a Venezuela y al mundo, que está hastiada de Chávez y sus sandeces, cansada de un gobierno que no resuelve ningún problema sino que los agrava y que está dispuesta a concretar, mediante su voto, un cambio en la manera de hacer la política y conducir los destinos del país. Un verdadero huracán por el cambio conmovió las deterioradas calles de la otrora "sucursal del cielo".

Música, pancartas, banderas multicolores, ingeniosas consignas, mujeres, hombres, ancianos, jóvenes, niños, caminaron impetuosamente al unísono, acicateados por una auténtica y férrea voluntad de dar por terminada una pésima gestión de gobierno, de ponerle fin a catorce años de totalitarismo, división y exclusión, de odios, de insultos, de corrupción rampante e impune, de ineficiencia, de irresponsabilidad con el país, de indolencia, de desaciertos y desatinos.

Estremecieron la ciudad y entusiasmaron a todos sus habitantes reforzándoles la convicción de que ahora el tiempo histórico no le pertenece a Chávez, que ese ciclo está llegando a su fin y que luminosas perspectivas para todos se abren con la asunción al poder de un nuevo gobierno, presidido por un hombre joven, dinámico, moderno, comprometido con un futuro mejor y cuya gestión al frente de la Alcaldía de Baruta y la Gobernación de Miranda lo avala y respalda para intentar reconstruir a Venezuela a partir de los escombros que nos deja la era chavista.

Pero no podemos olvidar que ese entusiasmo y convicción por el cambio deben ser concretados con votos. Que con la misma alegría que participamos en la caminata y la concentración, debemos ir a votar el próximo siete de Octubre.

Deseos no "empreñan", como dice la conseja popular. Ese día es nuestra verdadera y real cita con la historia, es jugarnos el todo por el todo, es la concreción de nuestro compromiso con nosotros mismos y con el país, es darle sentido de realidad a la oportunidad que se nos abre, es el momento de cumplir las promesas que nos hemos hecho de no dejar perder la República, es el momento de salvar la República y darle un destino mejor. Es nuestra apuesta por el futuro y no podemos perderla.

El 7 de Octubre estaremos en el lugar exacto en el que se toman las decisiones individuales que comprometen el futuro de toda una Nación, amenazada por una visión de poder absoluto, a la que no le interesa la suerte del país, sino acumular más poder en las manos de quien no lo merece. Al momento de escribir esta nota, seis días faltan para cumplir con nuestro deber ciudadano de sufragar.

Que nadie falte a ese compromiso, que nadie se quede en casa. Si queremos un país nuevo, debemos luchar por tenerlo y nadie nos puede relevar en ese compromiso. El futuro es nuestro.