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domingo, 21 de octubre de 2012

Gonzalo Himiob Santomé

ESPERANZA MÁRQUEZ - Tal Cual

Abogado penalista, profesor universitario, escritor y apasionado defensor de los derechos humanos.

­Doctor Himiob, ¿por qué cree usted que el presidente Chávez volvió a ganar las elecciones? ­Chávez tiene una vinculación emocional con el pueblo, no es racional porque no hay argumentos para la barbarie que estamos viviendo, pero la emoción tiene un papel importantísimo que jugar ahí y Chávez es un maestro en el manejo de la emoción.

Sin haber votado por Capriles en las primarias, hizo de verdad una campaña impresionante, admirable. Sí pensaba que todavía lo teníamos muy difícil, no me había hecho las falsas esperanzas de otras oportunidades, pero sí pensaba que si ganábamos lo hacíamos de una manera muy cerrada y que, incluso, con todo y el desastre que estamos viviendo había posibilidades de que el chavismo siguiera adelante por la conexión emocional que tiene con su gente.

­¿Qué debería hacer ahora la oposición? ­Ver cómo nos conectamos con esa emocionalidad venezolana que todavía no lo logramos y era lo que había comenzado a hacer Capriles, pero el tiempo de campaña no le dio. Los tiros van en tomarle la vena al pueblo y comprender en qué estamos fallando. Mi percepción desde hace tiempo es que estamos fallando en llegarle a la gente no sólo desde la razón sino desde la emoción, la gente no solamente vota por argumentos sino también por la pasión.

­¿Se logró algo con estas elecciones? ­ Si algo bueno quedó de todo esto es que las dos venezuelas que están ahorita sobre la mesa, más allá de que nos guste o no la polarización, se han visto obligadas a ver hacia el otro lado. Si logramos tender los puentes entre esas dos visiones, no desde lo que nos separa sino desde lo que nos une creo que se puede hacer un muy buen trabajo de reconstrucción del país.

­Doctor Himiob, ¿sintió sincera la llamada del Presidente a Capriles? ­Tiene un efecto simbólico importantísimo que es que convirtió en esencia, en sustantivo lo que antes era solamente insultos y adjetivos. Cuando Chávez llama a Capriles y lo llama por su nombre es que está dándole nombre y apellido a otra Venezuela que no está con él. Quizá Chávez no lo pensó así, pero lo cierto es que esa otra Venezuela que se identifica con la oposición ya dejó de ser traidora, afecta a los golpes de Estado y a los caminos verdes, criminal, y empezó a hacer una oposición con nombre y apellido que en este momento la encarna Henrique. Ese gesto, pienso que hay que valorarlo, así como que ya ese discurso absurdo de que todos los que no están conmigo son unos criminales, unos majunches, no son venezolanos, no aman a la patria, creo que se cae y lo tumbó el propio Chávez al darle nombre y apellido a un movimiento social que se conoce como la oposición, que es muy fuerte, porque hay que ver lo que significan seis millones y medio de votos en tres meses de campaña y con las condiciones de ventajismo y de abuso de poder. Ahora, ¿que si creo en la buena voluntad del Presidente? Hay que esperar a ver los hechos, ya nosotros pusimos sobre la mesa la propuesta de conversar y pienso que debe ser sin terquedades y sin discusiones semánticas porque la verdad al final es una sola. Un ejemplo: si queremos conversar sobre el tema de los presos políticos no quiero que de entrada me digan este caso no, este otro caso no, este tampoco, porque así no nos podemos sentar a conversar, pero tampoco creo que es prudente que nos caigamos a golpes sobre si para nosotros son presos políticos o políticos presos y yo no me quedo pegado en eso, para mí es más importante que esas personas logren la libertad. Probablemente mucha gente me caerá encima porque los valores, los principios no se negocian y eso es verdad, pero muchas veces esas cosas nos hacen perder de vista cuál es el tamaño del monstruo con el que te estás peleando, que es todo un aparataje de poder articulado únicamente para mantenerse en el poder, que no tiene ningún prurito en seguir avasallándote con su poder.

LEY DE AMNISTÍA ­

No es un acto del Presidente, por lo menos al principio, es un acto de la Asamblea Nacional. Ya junto con el Foro Penal Venezolano hemos propuesto 4 veces la ley de amnistía, 3 a la Asamblea y una directamente al Presidente para que aplicando el principio de la favorabilidad en el contexto de la ley habilitante dictase una ley de amnistía como lo hizo en el 2007. Luego cuando en la AN se hizo el replanteamiento de fuerzas fuimos ante los diputados demócratas y les presentamos el proyecto, pero tampoco pasó nada. Ahora cuando el Presidente habló de tender la mano, yo le entendí es que él estaba ganado más bien a las alternativas primarias: libertad durante el proceso, fórmulas alternativas del cumplimiento de la pena, inclusive a las medidas humanitarias, no habló ni de indultos ni de amnistía, pero nosotros vamos a seguir insistiendo con las herramientas que tenemos que son las de la ley, la Constitución, la palabra, el diálogo. Si de todo el esfuerzo que se haga se logra aunque sea una libertad estoy contento, lo ideal sería lograrlas todas y que cese la persecución por motivos políticos que abarca también a los exiliados, a los procesados y a los que tienen investigaciones abiertas.

­¿Cómo ve las elecciones del 16 de diciembre?
­Las veo difíciles, siento que un sector radical de la oposición está jugando a la desmotivación democrática de la población.

Creo que llamar a desconocer la validez del voto es hacerle el juego a la permanencia en el poder del oficialismo, ya cometimos ese error con las parlamentarias y siento que la oposición tiene un reto muy grande que es la remotivación de su masa, pero si superamos eso podemos lograr que el mapa del país deje de estar teñido sólo de rojo. Sin embargo, tengo la preocupación de que si se aprueba ese mejunje que es el Estado comunal, termine siendo un gobernador oficialista o de oposición completamente desprovisto de facultades y sin ninguna competencia verdaderamente significativa. Debemos oponernos a eso porque la Constitución dice bien claro que nuestra nación es un Estado federal descentralizado.

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