Tal Cual
Gracias al derrocamiento de la dictadura de Pérez Jiménez en 1958 en cada elección se apodera de nosotros la esperanza de que las cosas van a cambiar a partir de las modificaciones que hará el presidente electo (¡sea cual fuere!, tómese bien en cuenta) en el régimen de la explotación, industrialización, comercialización y distribución del petróleo, modificaciones que acarrearán necesariamente cambios en otros rubros de la economía, así como en la política, la cultura y las calidad de vida de los venezolanos
OSWALDO BARRETO
El anhelo, presentimiento y hasta firme convicción de que está llegando la hora de un gran cambio, presente en la mentalidad colectiva de los venezolanos desde que nuestro país se consolidó como gran productor de petróleo, se potencia considerablemente en época de comicios presidenciales.
En efecto, desde que comenzaron a darse en nuestro país verdaderos comicios presidenciales (basados en elecciones democráticas), ellos mismos se nos presentan como la ocasión propicia para que se dirima definitivamente nuestra contradictoria condición de país rico y pobre al mismo tiempo.
(Paul A. Baran (1910-1964), el economista ruso-americano, autor de La Economía política del crecimiento, obra que ha sido considerada como el evangelio fundador de todas las teorías del desarrollo y de la dependencia, quizás sea quien sintetizó mejor esa contradictoria condición al escribir.
Luego de afirmar que para el año 1953 "En Venezuela el petróleo representa más del 90% de todas las exportaciones y una gran parte del producto nacional total, pero la industria petrolera sólo ocupa el 2% de la mano de obra" sostiene que "En Venezuela que es el escaparate oficial para la exhibición de los beneficios que obtiene un país subdesarrollado con la explotación extranjera de sus materias primas la comparación entre lo que pudo haberse logrado y lo que realmente se ha alanzado con la ayuda de los ingresos que recibe el gobierno del petróleo e harto reveladora: los ingresos totales que obtiene el gobierno de Venezuela de las compañías petroleras sobrepasan con mucho a los que recibe cualquier otro país petrolero del mundo (y) la política de sembrar el petróleo ha sido dolorosamente lenta en fructificar: hablando en términos generales, sólo se han utilizado marginalmente los recursos económicos de la nación.
Gracias al derrocamiento de la dictadura de Pérez Jiménez en 1958 en cada elección se apodera de nosotros la esperanza de que las cosas van a cambiar a partir de las modificaciones que hará el presidente electo (¡sea cual fuere!, tómese bien en cuenta) en el régimen de la explotación, industrialización, comercialización y distribución del petróleo, modificaciones que acarrearán necesariamente cambios en otros rubros de la economía, así como en la política, la cultura y las calidad de vida de los venezolanos.
LOS COMICIOS DEL 7-O: BALANCE DE LOS CAMBIOS ESPERADOS
Y lo comicios que acaban de realizarse, a pesar de cuanto hay en ellos de singular respecto a todos los que hemos conocido, no escapan a la ubicua e intensa presencia del fantasma del cambio en todas las fases del proceso. Lo hemos visto en los contenidos de la propaganda a lo largo de las campañas de los candidatos, volcados todos ellos a elaborar balances, a ajustar cuentas en torno a que se ha hecho y se ha dejado de hacer.
Balance en materia de seguridad, salud, vivienda, educación. Balance sobre el devenir de los aparatos de producción industrial, agrícola y pecuario. Balance en l situación de las vías de comunicación y en la producción de energía. Balance sobre los avances reales en materia de controlar la dependencia de todas nuestras actividades de la industria de los hidrocarburos, particularmente del petróleo.
Estamos todavía bajo la presión que ejerce sobre nuestra mente y sobre nuestras emociones y sentimientos esta dura campaña electoral y sus resultados definitivos. Cada día aumentan nuestras certezas sobre el desempeño de los candidatos, así como las razones del triunfo de Chávez o de la derrota de Capriles.
Pero también podemos, sin temor a caer en el terreno de la propaganda, que el triunfo de Chávez, la conquista de una neta mayoría en el seno del cuerpo electoral, nadie la ha atribuido a su desempeño frente a ese cúmulo de problemas y expectativas que están planteadas.
adie se ha atrevido a afirmar que el triunfo de la candidatura de Chávez se debe a lo que ha hecho frente a esos problemas de los que en la campaña electoral se hicieron extensivos balances. Constatamos, más bien, la existencia de una mentalidad colectiva totalmente distinta: Necesitamos que el gobierno de Hugo Chávez se comporte de manera distinta a como hasta ahora frente a ese cúmulo de problemas que nadie ignora y que nadie puede tampoco, ni ocultar, ni menospreciar.
DEL EGOCENTRISMO AL NACIONALISMO
Y de todas partes brotan sugerencias, peticiones, reclamos sobre los distintos cambios que se esperan. El propio presidente Chávez ha anunciado su disposición, si no a establecer formas democráticas de tomar en cuenta a la oposición y dialogar con ella, por lo menos de dialogar civilizadamente con sus representantes.
Dirigentes políticos, analistas de las más diversas disciplinas y hombres y mujeres del común, de todas las edades, profesiones y regiones, también hablan de cambios. Cambio en la orientación política que el presidente le imprime al régimen en la relación del poder del propio presidente con los otros poderes públicos.
Cambio en las relaciones del poder central con los poder regionales o municipales y cambios también en las relaciones de nuestro país con el resto del mundo. Y el debate en torno a estas posiciones apenas si está comenzando.
No tenemos ahora la pretensión de exponer nuestra propia posición en este complejo y necesario debate. Sólo quisiéramos exponer ahora que, aparte de reconocer las condiciones favorables en que se encuentra el presidente Chávez paras consagrar su propio poder a realizar los cambios que se revelen pertinentes, el cambio decisivo, el viraje determinante de todos los otros virajes posibles, está en abandonar lo que ha sido hasta ahora su mayor preocupación: conservar su poder, su omnímodo y personal poder y ocuparse de los problemas de la nación entera.
Abandonar, en una palabra, su notable y universalmente reconocida egolatría por un verdadero nacionalismo, que no es otra cosa que ese acendrado amor a la patria que él también ha predicado como su virtud suprema.
ATENCIÓN USUARIOS DE ARAGUA SIN MIEDO
La computadora desde donde actualizamos la página web de la organización y publicamos los anuncios de los eventos está dañada desde la mañana del domingo 12 de marzo de 2017, por lo que les informamos que haremos una pausa técnica en la actualización mientras resolvemos los inconvenientes. Gracias por su atención!!!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario