Partió Fernando González un extraordinario físico venezolano, cuya carrera que en estos predios y en los tiempos en que la eligió, era una apuesta noble y dura. Dedicó, en consecuencia, la vida a esa estrella tutelar de nuestras vidas que era la UCV y lo hizo hasta el final. Militó en la izquierda dura y en la democrática
FÉRNANDO RODRÍGUEZ
Foto Cortesía: Margarita Olivares |
Solo que una breve llamada de José Domingo Mujica nos informó que Fernando González, su entrañable amigo, acababa de morir, sin preaviso, de un ACV, mientras caminaba en el Parque el Este. Era suficiente para que uno de esos heraldos negros de los que habla Cesar Vallejo instalara en medio de Los Galpones su tétrica figura y que su estampa nos rondara por el resto de la jornada.
Yo no fui un gran amigo suyo, no hubo muchas oportunidades de frecuentarnos y largos períodos mediaron siempre entre un encuentro y otro. Pero cuando se produjeron fueron estupendos y se amontonaban en ellos su bonhomía, las edades similares, los muchos amigos compartidos y el sabernos pertenecientes a una misma familia cultural: izquierdosa, afrancesada, ucevista, sesentosa.
Uno siente cada vez más que envejecer es ver caer a su lado no sólo los amigos sino también los arquetipos humanos que le dieron forma a nuestro mundo. Que son sustituidos por otros, mejores o peores, vaya usted a saber. Fernando encarnaba muy precisamente ese entorno vital en demolición del cual hablo.
Era un notable físico, carrera que en estos predios y en los tiempos en que la eligió, era una apuesta noble y dura. Dedicó, en consecuencia, la vida a esa estrella tutelar de nuestras vidas que era la UCV y lo hizo hasta el final. Militó en la izquierda dura y en la democrática.
Perteneció a esas generaciones que consideraban que París era la reina del mundo. Fue un científico que amó la cultura y las artes como debe hacerlo un verdadero científico. Y supongo que no hubiese perdonado este brevísimo perfil sino incluía el gastrónomo insigne que era.
Ya París no es la reine du monde, debe serlo Nueva York y probablemente lo será Beijing en unos años. La UCV está en pie y hay que sacarla de esta hora abominable en que la ha sumido este gobiernete pero no es la de aquellos primeros años de la democracia reencontrada en el 58 y donde todas las ilusiones eran posibles.
Es probable que los científicos de hoy tengan que ser más especializados y más ajenos a los asuntos humanísticos y estéticos. La izquierda se ha vuelto demasiado incolora e insípida. En fin, que el mundo gira y muele el pasado para que venga el mañana, que será de otros.
Es una curiosa manera de decirle adiós a ese amigo cuya alegría, don de gente y altura intelectual pude disfrutar en esos cálidos encuentros humanos que siempre recordamos. Lástima, además, que nos había invitado a comer en estos días, cocina de su mano maestra.
PS. Leí por ahí que había un proyecto, ahora postergado, de hacer un estudio fotográfico de Diosa Canales y Pastor Maldonado. La postergación para noviembre debe tener algo que ver con el 7 de octubre. Pero a mí me gusta mucho la idea. Creo que sería la pareja emblemática perfecta de esta era chavista. Un monumento a la estupidez y la vulgaridad nacional.
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