Es evidente que la historia recogerá sus pasos por la política, sus acciones y decires, sin embargo esta no registrará precisamente actos de resteada valentía. Nunca, salvo con Claudio Fermín, cuando éste no era candidato presidencial, ha aceptado debatir con alguno de sus cuatro ¡ya cuatro! contendores presidenciales
VÍCTOR HUGO D’PAOLA
Cuando la gigantesca manifestación opositora del 11 de abril del 2002 venía hacia Miraflores, él, que había convocado seguidores para los alrededores del palacio, prefirió dejarlos solos, entre ellos los "pistoleros de Puente Llaguno", y se fue a Fuerte Tiuna a entregarse. José Vicente Rangel y dicen que también el alcalde Bernal habían recomendado "resistir", es decir mantenerse en Miraflores. Él hombre escogió capitular. Es evidente que la historia recogerá sus pasos por la política, sus acciones y decires, sin embargo esta no registrará precisamente actos de resteada valentía.
Nunca, salvo con Claudio Fermín, cuando éste no era candidato presidencial, ha aceptado debatir con alguno de sus cuatro ¡ya cuatro! contendores presidenciales. Él prefiere el monólogo, desde el cual puede y en cadena insultar a sus rivales, mentir y elaborar planes que jamás cumple.
Ahora Capriles Radonski, el joven líder que él ha insultado como le ha dado la gana, le exige un debate entre los dos. Una hora con todos los medios. Es costumbre en los países democráticos los debates en las campañas presidenciales. Acabamos de verlos en Francia y en México recientemente. En Estados Unidos vienen tres grandes debates ObamaRomney. El candidato a la reelección, el del proyecto de presidencia vitalicia, evade el asunto, él es Casius Clay y Capriles es simplemente... Diosdado. Así dijo. En los pocos días que quedan de campaña, debiera haber debate, que se atreva el pendenciero.
ADELSO GONZÁLEZ URDANETA. Son tiempos de infamia, cuando tránsfugas de la política se venden al mejor postor, al gobierno actual; cuando este desesperado por la derrota que se le avecina, utiliza los dineros del Estado para comprar conciencias, hay gente que mantiene su honorabilidad en elevado perfil. Cuando los Didalco, De Lima, Wiliam Ojeda arrastran por el suelo su escasa dignidad, cuando en Tal Cual, un tal Chumaceiro defiende a De Lima, Adelso González Urdaneta publica un libro para el orgullo de ser valiente, honesto, corajudo y un demócrata siempre activo.
Un maestro entre barrotes se llama el libro de nuestro admirado Adelso; maestro de profesión, educador ejemplar en su vida política, Adelso es un combatiente de las buenas causas. Así enfrentó al régimen militar de Pérez Jiménez, así también ha enfrentado al gobierno militarista del autócrata actual.


No hay comentarios:
Publicar un comentario