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jueves, 13 de septiembre de 2012

Callan por miedo

Tal Cual

Médicos y personal de salud en los hospitales piden anonimato al momento de denunciar las carencias que sufren los centros médicos, por temor a ser botados de sus puestos. Los pacientes son quienes suelen compartir sus historias y denunciar los problemas

VANESSA HACES GONZATTI

Secretos a voces, puertas cerradas, Guardia Nacional armada, miradas temerosas, expresiones faciales reluctantes, frases esquivas y cargadas de miedo o hasta de agresividad verbal a ratos. La frase "no estoy autorizado para dar esa información" se convierte en la oración de rigor. Es el hermetismo del sistema público de salud cuando se pregunta cuántas camas hay en la sala de Emergencia, si hay suficientes insumos o si existe déficit de personal. Son denuncias de pacientes y de sus familiares las que llevan a equipos de reporteros a hacer estas "peligrosas" preguntas.

Médicos denuncian pero piden anonimato. No es de extrañar, pues el epidemiólogo Oswaldo Godoy perdió su trabajo en el Hospital Vargas el pasado mes de julio por dar declaraciones anónimas, pero que revelaban fácilmente su identidad, a un periódico de circulación nacional. "En cada hospital se recoge información y se tabula. No puede ser que un director de hospital no hable, la información no es sagrada. Uno tiene que decir la verdad", apunta Godoy, quien llevaba las estadísticas del hospital.

Hasta personal que trabaja para el Poder Ejecutivo en el área de salud pide no ser citado "porque me botan". "Los directores han prohibido a los doctores y jefes dar información a la prensa so pena de sacarlos del cargo, destituirlos y amenazarlos. En general prefieren no dar el nombre, aunque hay excepciones, médicos que de manera frontal dan información porque la gente debe saber a qué atenerse", afirma el presidente de la Federación Médica Venezolana, Douglas León Natera.

CERCO Y SILENCIO

Guardias nacionales están presentes en varios centros de salud. En el Hospital Domingo Luciani se ubican inclusive entre un piso y otro, y con suspicacia niegan el paso a visitantes de pacientes. En el Pérez Carreño no bajan de 15 los vigilantes, guardias y policías que no solamente impiden el paso de cualquiera que no sea paciente, sino que reprenden verbalmente a personal de prensa que tome fotos de la fachada. Es uno de los centros hospitalarios más fuertemente custodiados.

En ese mismo hospital, el director no recibió al equipo de Tal Cual , y todo el personal respondía a la defensiva a preguntas cotidianas. En el Hospital General del Oeste, mejor conocido como Magallanes de Catia, el director no se encontraba y después no atendió llamadas para solicitar información sobre infraestructura e insumos. "Los directores, por orden superior del ministerio o del mismo Presidente, no dan información", apunta León Natera.

Los pacientes son las verdaderas víctimas de esta cadena de desinformación, que no tienen miedo. Los de Traumatología del Hospital Clínico Universitario lograron ser operados tras una huelga de hambre de cinco días en el mes de julio. Y los de casi todos los hospitales quieren que sus penurias se conozcan para que no se repitan. A juicio de Godoy y de León Natera el gobierno busca esconder las carencias de insumos en los centros hospitalarios y los trabajos de remodelación sin concluir.

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