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viernes, 7 de septiembre de 2012

¿A quién culpamos?

Tal Cual

El avión detenido el 12 de agosto en las Islas Canarias fue cargado de droga en el aeropuerto de Valencia. Ahora, según el diputado Carlos Berrizbeitia quieren culpan al gobernador de Carabobo, Henrique Salas Feo

KEILYN ITRIAGO MARRUFO

La responsabilidad sobre el hallazgo del avión que habría salido cargado de cocaína desde el aeropuerto de Valencia y fue encontrado el pasado 12 de agosto en Islas Canarias ahora se la quieren achacar al gobernador de Carabobo, Henrique Salas Feo.

Así lo informó el secretario general de Proyecto Venezuela, Carlos Berrizbeitia, quien denunció que supo por fuentes confidenciales que hace cinco días el ministro de Interior y Justicia, Tareck El Aissami, sostuvo una reunión con cinco funcionarios de la Guardia Nacional en la cárcel de Tocuyito para convencerlos de que declararan que la aeronave es del mandatario regional.

Berrizbeitia manifestó que casualmente el presidente Chávez el martes 14 dijo que había conversado telefónicamente con uno de los guardias implicados y detenidos y que éste ya estaba "cantando", es decir, confesando el delito.

Además, insinuó que en el hecho están implicadas personas muy cercanas al gobierno regional. El también diputado de la AN accedió a la declaración del capitán de la aeronave privada usada para el traslado de la tonelada y media de droga.

El piloto alemán de la empresa Hyperion Aviation, Kai Ovelgoenne, creada a principios de este mismo año, aseguró en el testimonio escrito que fue el dueño de la compañía y no el ministro El Aissami quien avisó a la Interpol sobre la situación irregular que se había presentado en Valencia minutos antes de despegar la nave, cuando sujetos comenzaron a meter sacos blancos dentro de la unidad que pesaban entre 30 o 40 kilogramos cada uno.

"En total había unas 8-10 personas participando en la acción. Ni un segundo se dejaron interrumpir por nosotros (capitán y copiloto), tampoco hacían caso de mis órdenes de stop. El cargar todos los sacos me pareció tardar unos 10 minutos y fue llevado a cabo por hombres preparados y entrenados. Me llamó la atención un hombre que solamente estaba pendiente de controlar el tiempo".

El piloto confiesa en la declaración que ya la situación le estaba pareciendo muy rara. El vuelo inicial contratado para trasladar a una australiana de aproximadamente 35 años, muy educada y aparentemente adinerada, sufrió cambios inesperados en el plan de vuelo cuyo destino final era África.

Desde Casablanca la cliente insistió en aterrizar en Tobago en lugar de Grenada, pese a que no podía entrar por su pasaporte. Como se le permitió la entrada ya que permanecería apenas 24 horas, la mujer manifestó su intención de quedarse en un hotel que existe en Trinidad.

Al día siguiente de su estadía, cuando ya habían aterrizado a las 10 de la noche en Valencia y fueron recibidos por 6 personas incluyendo dos militares, ella misma se ofreció a cancelar los gastos por recarga de combustible.

A las 12 am, a Ovelgoenne se le indicó abrir la puerta del equipaje e irse al hotel. Él dijo que no valía la pena porque a las 4 debían estar preparados para salir nuevamente.

Al terminar de cargar los sacos, le indicaron que despegara, a lo que contestó que no era posible porque el aeropuerto estaba cerrado. Le insistieron y hasta lo amenazaron de muerte si no lo hacía. Finalmente partieron, estando todo el tiempo en la frecuencia de la torre de control y visible a los radares.

Les llegó un plan de vuelo apenas salieron del espacio aéreo venezolano, mientras seguían recibiendo llamadas de amenaza de un teléfono satelital. Erick Weisskopf mantenía comunicación con la policía de Suiza, la Interpol y las autoridades de Malta.

La cliente los llamó y les dijo que todo estaba preparado para que militares recibieran la carga. La Interpol le dijo a Weisskopf que la nave aterrizara en Islas Canarias donde lo hicieron sin aspavientos, ignorando las sucesivas llamadas de los "criminales", en el aeropuerto de Las Palmas luego de 10 horas de vuelo donde la nave fue tomada por un comando especial.

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