El sitio donde ocurrió la tragedia se encuentra a cinco horas en helicóptero de Puerto Ayacucho y a 15 días a pie. Es una zona muy remota que hace frontera con Brasil en la cual desde hace más de cuatro años están apostados los garimpeiros (mineros ilegales). El 5 de julio quemaron el shabono (choza circular), días después de que los yanomamis evitaran que una de las mujeres de la comunidad fuera abusada sexualmente por uno de los extranjeros, quien se la había llevado a la fuerza. Así lo contó a
Tal Cual Luis Shatiwe, coordinador de la organización yanomami "Horonami", quien dice que hay tres sobrevivientes del ataque mortal porque se encontraban internados en la selva en labores de casería.
Aimé Tillett (Asociación Wataniba), manifiestó a este diario que la presencia de los garimpeiros ya es conocida desde hace años, pero poco se ha hecho para controlar la situación. Los pocos operativos militares han sido insuficientes. Cuenta que estos brasileros generalmente se apuestan muy cerca de una comunidad indígena y hacen amistad con sus miembros, se intercambian utensilios y alimentos, "pero esas relaciones a veces devienen en conflictos".
Según una nota de prensa y de acuerdo con Eliseo Silva, miembro de la organización Horonami, la denuncia fue presentada ante una oficina de derechos humanos en Puerto Ayacucho y también a la 52 Brigada de Infantería de la Selva, pero ambos organismos ignoraron la denuncia. Los militares habrían recogido testimonios del suceso. Ayer el Ministerio Público designó fiscales encargados de investigar el caso ocurrido en Amazonas.
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