ELIZABETH ARAUJO - Tal Cual
Dedicada a la organización de grupos de mujeres, buhoneros, minorías sexuales, personas con discapacidades y enfermos de sida, entre otros, a respaldar la opción unitaria, María Corina Machado afirma que mientras Capriles escucha y toca a la gente, "el otro, es un candidato de afiches". Dice que el poder del voto es mayor al poder del gobierno. "Estoy convencida de que somos mayoría y que la transición será un proceso arduo que requiere el reencuentro de los venezolanos y en muchos casos del perdón... pero el perdón no significa impunidad." A menos de 2 meses para las elecciones, ¿cómo ve usted la candidatura de Capriles, y cuáles son sus fortalezas y qué le falta para la etapa final? La fortaleza fundamental es el claro contraste entre los dos candidatos y las dos opciones. Capriles es un candidato de carne y hueso, mientras que el presidente saliente es un candidato de afiches, distante. Henrique escucha y le habla de cerca a la gente, el presidente saliente ordena. Capriles representa el futuro y el otro, evidentemente, el pasado.
Usted ha sostenido que no cree en el actual CNE y que sin embargo participa en esta contienda. ¿En verdad está garantizado el secreto del voto? Lo que hemos advertido durante años acerca de la falta de transparencia e imparcialidad del CNE, se ha hecho evidente en esta campaña. Está claro que el CNE sigue instrucciones del Gobierno. El problema con el secreto del voto es la percepción que el Gobierno quiere crear en los ciudadanos. Al hacerles creer que su voto no es secreto, el Gobierno lleva adelante un monstruoso chantaje moral. Por una parte, el oficialismo dice que Capriles reduciría los programas sociales; pero quien realmente está amenazándote con quitarte lo tuyo, si no lo apoyas, es el propio Gobierno. Pero se equivoca si cree que puede someter a los venezolanos a esta humillación sin que haya consecuencias. El mejor ejemplo de cómo reacciona la ciudadanía al chantaje son las elecciones sindicales en Ferrominera. El poder del voto es mayor al poder del gobierno.
¿Qué tipo de acercamientos han tenido con sectores no opositores, digamos chavistas que prefieren votar por Capriles? En las Fuerzas del Progreso trabajamos con campesinos y productores del campo, con trabajadores por cuenta propia (transportistas, buhoneros), empleados públicos. Todos los días sentimos el dolor y la frustración de quienes una vez se ilusionaron y hoy se sienten traicionados. En la Asamblea Nacional también he comprobado como detrás del miedo y de la indignación de tantos empleados públicos surge la valentía. El otro día en el trayecto de Santo Domingo a San Cristóbal, en una carretera en pésimo estado, íbamos con el autobús de los Independientes por el Progreso, y fue conmovedor ver cómo las personas que iban en autobuses, conductores de camiones, trabajadores que reparaban la vía, los que vendían en los puestos de hortalizas, nos saludaban y tocaban sus cornetas. Es todo un país que despierta, es toda una sociedad que entiende lo que está en juego.
¿Cuál es la reacción de los habitantes de caseríos alejados de las ciudades cuando son visitados por Capriles, asumiendo que para ellos es natural que Chávez pueda seguir siendo presidente? Los venezolanos que están en los sectores rurales, en los caseríos más distantes, están padeciendo terribles condiciones de vida, y no se resignan. Ven la oportunidad de una transformación profunda y positiva, de abrirse a un futuro muy distinto al presente y al pasado que han vivido. Hay que vivir en carne propia la emoción contagiosa que ocurre en los pueblos y ciudades cuando llega Capriles. Ver las imágenes en TV es impresionante, pero vivirlo es otra cosa. Cuando acompañé a Henrique en un recorrido en Portuguesa, me impactó lo que vivimos en Píritu, uno de los pueblos que históricamente ha tenido mayor apoyo oficialista. Cuando llegamos vimos cómo empezó a salir gente de todos los rincones; salían niños y ancianos, salían personas con muletas y mujeres con sus hijos en los brazos. Eran ríos y ríos de gente con una sonrisa en la cara y a quienes les brillaban los ojos.
Usted dijo que en sus giras de precandidata encontró a venezolanos extremadamente pobres e indefensos que le conmovió. ¿De qué manera el nuevo gobierno deberá tenderle la mano a esos sectores sin repetir el esquema clientelar y politizado de esta administración? Este es el tema más importante, medular. Tenemos una oportunidad única en la historia de cortar con lo que ha sido la causa del empobrecimiento y la corrupción: el rentismo, el populismo, el centralismo y la dependencia del ciudadano al Estado. Por lo tanto, es un tema de valores. Si creemos en el individuo, en la necesidad de que pueda surgir con su esfuerzo, para valerse por sí mismo; si creemos en la importancia del trabajo productivo y responsable, el diseño de las políticas sociales tendrá un enfoque totalmente distinto al que hemos visto en el pasado. Hay millones de venezolanos desesperadamente necesitados de protección, a los que hay que darle una mano inmediata; no solamente la del Estado, también la de la sociedad.
Hay temas como el de las minorías sexuales, el aborto, la represión como fórmula para vencer el hampa que los candidatos prefieren no tocar. ¿Cuál es su posición al respecto? Precisamente conscientes de ello, creamos la Fuerza por la Igualdad en la Diversidad, y desde allí estamos trabajando con grupos de minorías sexuales, con personas minusválidas, con pacientes de sida. De manera que, no sólo reconocemos la importancia de estos temas sensibles, sino que los atendemos, e involucramos a todas aquellas personas que se sienten discriminados y que trabajan por defender sus derechos.
¿De qué forma se prepara la MUD ante la posibilidad que la cúpula de la FAN se niegue a admitir los resultados?
En el pasado la Fuerza Armada Nacional ha cumplido su sagrado deber de hacer respetar los resultados electorales. En la FAN saben lo que está pasando en Venezuela, porque al fin y al cabo, en los cuarteles hay ciudadanos que tienen su familia y que reflejan el deseo de transformación del país. Así como fue derrotada en los cuarteles la Reforma Constitucional del 2007, la pretensión de Chávez de destruir la fuerza armada profesional y convertirla en un ejército miliciano, de guerrilleros, tiene un amplísimo rechazo en la familia militar. Ahora, debemos asumir que no basta con ir a votar, debemos defender nuestros votos antes, durante y después del 7 de octubre.
El año que viene los economistas lo pintan difícil, al punto que aseguran que gane quien gane, la primera medida podría ser la de devaluar. ¿Cómo podría sortear un gobierno de Capriles estos primeros meses de redefinición de políticas públicas?
Lo primero que tenemos que preguntarnos es cómo llegamos aquí, cómo es posible que cuando Venezuela atraviesa la bonanza petrolera más importante de su historia, el país presente una perspectiva económica tan compleja: inflación, sobre endeudamiento, cero inversión extranjera. ¿A quién daña un proceso de inflación y un proceso de devaluación? ¿A quién perjudica? Pues al ciudadano, quien ve cómo sus ahorros de un día para otro valen menos, de un día para otro se empobrece. La clave de la paridad cambiaria es la confianza en la moneda. Capriles y su gobierno representa precisamente lo contrario, un gobierno en el cual habrá estabilidad, respeto, claridad en las reglas del juego y esto permitirá darle, progresivamente, estabilidad a la moneda venezolana. No es un proceso de un día para otro, evidentemente, y va a exigir mucho trabajo, pero te aseguro que el arribo de Capriles a la Presidencia va a liberar la energía creadora reprimida durante años en el país. La del pequeño emprendedor que produce quesos en San Sebastián de los Reyes, la de la familia que produce café en Los Andes o la del pescador de oriente, la de los pequeños comerciantes, la de los jóvenes emprendedores, la de los inversionistas nacionales y extranjeros en general.
Usted ha dicho que desde hace tiempo está preparada para la victoria, pero ¿está preparada para una derrota?
Yo he insistido que lo que estamos planteando es mucho más que el cambio de un presidente. Es la transformación de un país, una transformación que implica cambios profundos de valores. Y eso comienza con el cambio en el Presidente, pero es un largo camino. Estoy convencida de que somos mayoría y también de que la transición será un proceso arduo que requiere el reencuentro de muchos venezolanos y por supuesto, en muchos casos, del perdón. El perdón no significa impunidad. Debe haber justicia, pero también entre los venezolanos debemos abrir nuestro corazón para perdonar tantas agresiones que se han cometido.
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