Feliz cumpleaños, Libertador

LUIS CHUMACEIRO - Tal Cual

Como siempre, Chávez dice la verdad pero de acuerdo a su propia circunstancia. Un hombre de instintos, como lo es él, sabe cuando algo malo o sobrenatural lo oprime, aunque no pueda precisar de dónde viene. Por eso la acusación o, en un mejor decir, su apreciación personal: "Hasta brujería me echaron pero yo ando con Dios". Él lo dice ingenuamente, pleno de sinceridad, un ser que todavía no se percata de la profunda desconfianza que tan justamente le profesa la mayoría del país; sin contar que, es del conocimiento general, a él hace bastante tiempo que Dios le dio la espalda por sus malas juntas.

Si bien está sustentada toda duda sobre la veracidad de sus aseveraciones, existen bases solidas para pensar en un maleficio; en especial, desde el 17 de julio del 2010.

¿Se acuerdan de aquel día? Específicamente, en la madrugada, un grupo de altísimos dignatarios del chavismo encabezados por el Presidente ­ Comandante ­ Mártir, con la debida pompa y circunstancia, procedió a irrumpir en la última morada del padre de la patria. Muchos de ellos no están aquí para narrar aquel acontecimiento.

Fue un esfuerzo especial no solo para consolidar un cierto patrioterismo, muy a tono con el patoterismo del clan gobernante, sino con el objetivo muy definido de "ponerse" en los restos del adalid americano. El plan tuvo su toque de cientificidad con la presencia del Instituto de Medicina forense, además de antropólogos y odontólogos que debían precisar la verdadera causa de la muerte y las características físicas del máximo héroe nacional.

Sin embargo, detrás de tan venial intención, también se encontraban y aún están "los paleros" amigos del temeroso actor principal de la tragedia nacional, prestos a ponerse en posesión de algún resto que sirviera a sus fines extra mundanos.

Lo que parece inexplicable es que todavía el personaje se pregunte sobre el porqué de las recientes desgracias que lo arrastran a él y se llevarán a los suyos.

Yo estoy íntimamente vinculado a una de las científicas participantes del proceso. Ella me mostró la reconstrucción computarizada del rostro de El Libertador con base a la Calavera que fue removida del sacrosanto descanso. Resultó que, a pesar de que Jaua insistía en que Bolívar debía tener una nariz debidamente perfilada, aparece un hombre distinto y de mirada triste; como si estuviera viviendo el calvario de la derrota final inmerecida.

Pero surge la duda, aparte de su propia patria, ¿cuáles son los poderes que pretenden arrebatarle a Bolívar? Es muy simple y voy a tratar de resumirlo aquí, en vísperas del 24 de julio. Ellos quieren una potencia militar representada en batallas, sitios y combates mandados personalmente en Venezuela, Nueva Granada, Ecuador y Perú, desde 1812 a 1824. Fueron 54 acciones que consolidaron la independencia de los pueblos y no la sumisión que se hace tan patente en estos tiempos.

Entonces la respuesta está dada. Eso que siente Chávez no es, para nada, una brujería. Es el influjo de un ser que actúa más allá de su propia existencia y que revive viejas luchas para someter, barrer y eliminar a los opresores de su patria. Los aniquilará uno a uno, hasta llegar al último de ellos. Sufrirán los dolores más cruentos, persecuciones justificadas y morirán en forma inusitada. Caerán de los cielos, se encenderán en los mares, se ahogarán en los desiertos y se asfixiarán atragantados con puños de las monedas que robaron a sus anchas.

No tienen escapatoria. Ni el teatro que presentarán el 24 y 25 de julio los salvará. Porque si ellos hubieran convivido en los tiempos de la independencia, seguramente él los hubiera pasado por las armas, ahorcados o a lanzazo limpio, porque no hubiera tenido ningún sentido malgastar balas y pólvora en individuos signados por la plenitud de la bajeza. Para gastarlas debidamente están enemigos de otras latitudes e islas. Feliz cumpleaños, Libertador.

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