fotos | ELADIO TORRES
Arriba: Ernestina León y Yuliana Peñaranda Abajo: José Blanco y Anabel González |
Palmira Álvarez, Gladys Sánchez y Paula Díaz |
Añadió la doña que los más pudientes -que por allí no son precisamente mayoría- no les ha quedado otra que comprar una planta eléctrica, pero cuenta el caso de un amigo que a pesar de haber comprado una, no la pudo usar porque en la bomba no había electricidad para que funcionara el surtidor de gasolina.
A Ernestina León se le quemó su nevera a causa del apagón, y la preocupación mayor es porque le es indispensable en su negocio. ¿Y ahora, quien me la paga? -se pregunta tras comentar el gran sacrificio y lo bastante que tuvo que trabajar para poder comprarla.
La señora Palmira Álvarez -dueña de otro establecimiento- comenta que el servicio eléctrico quedó interrumpido desde las nueve de la noche del domingo hasta las dos y media de la tarde del lunes. “Esto no lo aguanta nadie -expresó- y lo peor es que la gente de Corpoelec en Villa de Cura no atiende llamadas telefónicas luego de las seis de la tarde. Para ellos no hay emergencia que valga”. También en los hogares el prolongado apagón afectó a muchos, y a José Blanco, habitante del sector La Frontera, se le quemó su nevera. “Ahora no se cómo voy a hacer. Esos equipos están costosos, y para uno el pobre, no es nada fácil volver a comprarlos”. Yuliana Peñaranda se defiende porque tiene una pequeña planta eléctrica, y dice que si no fuera por eso, tendría que cerrar el negocio. “Lo peor es que esa gente de Corpoelec no hace caso a los reclamos, ni siquiera nos atiende”.
Anabel González es otra víctima de los apagones, porque recientemente se le quemó una fotocopiadora y ahora no le consigue los repuestos. La queja general es que además del daño a los electrodomésticos en casas y negocios, la consecuente baja de las ventas les afecta grandemente.
También dicen que el pueblo a oscuras, facilita las andanzas de los amigos de lo ajeno. “Usted no lo va a creer, amigo -dijo Fulgencio Olivo- con esto de los apagones hasta los fantasmas están volviendo a San Francisco. Voy corriendo a comprarme una linterna, una vela de las ahorradoras y un velón para los santos protectores”.
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