TELECULEBRÓN

ELIZABETH ARAUJO - Tal Cual

Con disimulada distracción, la señora espera a que yo salga de la frutería, solo para saber si es verdad que Hugo Chávez no podrá asistir personalmente a inscribir su candidatura, o si es cierto que un exasesor de Álvaro Uribe, con residencia en Miami, vino directamente hasta el comando de Capriles para advertirles que esa batalla ya la tenían perdida.

A falta de un candidato sano, robusto y con energías probadas para extender sus reconocidos abusos presidenciales, Hugo Chávez compite contra el joven que aspira a sustituirlo, empleando toda suerte de distracciones, para las cuales echa mano a las exageraciones y desde luego, a las mentiras. Para ello no le bastan ya el Jorge Rodríguez que se llega hasta Delta Amacuro solamente para descalificar al candidato de la Unidad o esa encarnación fantasmal que llaman José Vicente Rangel, quien, tras mostrar resultados de la más reciente encuesta donde 90% de los venezolanos afirman que votarán por el Presidente, termina dedicando su programa dominical al "candidato debilucho" que no se atreve a nombrar.

Ciertamente que la campaña electoral que alguna vez soñamos como un duelo de gigantes, de pronto se nos volvió aburrida, como un capítulo de las telenovelas de las 2 de la tarde, que los canales trasmiten por no tener nada mejor que poner en la parrilla. Todo gira alrededor del misterio de la enfermedad de Chávez, no del candidato que anunció que derribaría de un zurdazo a su majunche contrincante, y que ahora, infortunadamente para él, se aparece reducido, fugaz, reservando para las llamadas telefónicas los anuncios de sus amenazas y las misiones millonarias.

Entretanto, Capriles, no sé si con la estrategia acertada o equivocada, hace el trabajo que debe hacer un candidato: visitar los pueblos, escuchar a la gente y prometer que bajo su presidencia habrá de verdad un cambio. Que esta acción sin descanso no coseche votos, según los expertos que se desesperan por hacerse notar; o no logre convencer a las muchachas que le roban una foto, eso se sabrá el 7 de octubre, si es que además del entusiasmo que Capriles Radonski ha puesto para llevar su mensaje, las organizaciones políticas que le acompañan se ponen las pilas en los centros de votación y en las juntas electorales.

Seguir con el culebrón de que Chávez un día está enfermo y otro día nos engaña y trota; de que 3 millones de chinos fueron inscritos en el CNE o que la estrategia opositora se desinfla y que la gente que rodea al candidato son gente pagada, suena ya a bostezos, a tontas especulaciones como las que envían algunos amigos por Facebook, dedicados a escribir flatulencias más por ocio que por deseos de entretener.

El país quiere cambiar. Desde los cerros hasta las más encumbradas urbanizaciones, la gente está cansada de estos 13 años de lo mismo, que ni este inesperado grifo de dólares petroleros repartidos en misiones y en circos lograrán torcer. La telenovela de Chávez está por terminar. Cambiemos de canal.