CARLOS J. SOUCRE - Tal Cual
Eso se les respeta. Pero lo que ahora interesa señalar es que esas personas jamás han expresado públicamente las razones que les asisten para adoptar esa adhesión. Aun ante los ataques más despiadados que han tenido lugar contra este gobierno, ellos nunca se han dignado defenderlo, como tendría que ser. En ningún momento tampoco nos han ilustrado sobre las relevantes condiciones que como estadista ostente quien preside este estado de cosas. Jamás han dado la cara para demostrarnos que esta situación que hoy se padece desde este régimen, honra al país. Ese apoyo, pues lo mantienen oculto. Quisiéramos oírlos, señores, a lo mejor nos convencen mostrándonos esas bondades que ustedes, inteligentes ciudadanos, habrán descubierto en quienes nos gobiernan, y que nosotros hemos sido incapaces de descubrir; pero qué va, nada se obtiene de ustedes. Defiendan pues, ilustres escritores y poetas, lo que nosotros tal vez equivocadamente execramos. No hagan de ese apoyo un "placer" de ese que denominan "solitario".
2. Se advierte hoy en las gentes un inusitado refugio en las Iglesias; ello en gran medida puede ser un síntoma de desfallecimiento de la voluntad, un estarse sólo allí "a la buena de Dios", una postración (Con lo dicho no creemos estar irrespetando la fe de nadie, por mí que ella siga moviendo montañas).
Démonos cuenta de que no podemos contar sino con nosotros mismos ante la adversidad. Nunca se había visto acudir tanto a los templos; ya a las gentes no les basta Dios, y no importa que la Virgen ya esté cansada de aparecérseles. También se advierte que lo religioso no resulta incompatible con cierto relajamiento en la conducta de esta sociedad agotada y frívola. Vemos que lo "piadoso" puede convivir buenamente con la avaricia, con el ansia delictiva por el dinero y con el más crudo hedonismo.
Agreguemos esto: El venezolano está mal dotado para ser religioso, es poco dado a mostrar un rostro contrito ni a ponerse a meditar sobre problemas metafísicos, no sabe ponerse solemne, tiende a lo alegre, al humor, le gusta reír, aún a las cosas más graves las transforma en fiesta y en bromas, apenas sale de un templo y ya de inmediato olvida lo que allí tuvo lugar. ¿Católicos? Miren: Un budista, por ej., se diferencia profundamente de quien no lo es, en cambio un católico se parece a todo el mundo, y entonces a mí nada se me dice con eso de que el pueblo venezolano es católico.
En fin, nota aparte: No hacer teatro ante la muerte, señor; asumirla nada más y hasta con desafío es cosa de hombres y no de plañideros.
agueda_soucre@hotmail.com
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