¿Vuelven los fantasmas?

CARLOS OTEYZA - Tal Cual

¿Puede un país democrático darse el lujo de tener un canal de televisión gerenciado por la Asamblea Nacional, ANTV, donde la programación regular sólo represente a un sector del país? ¿Un canal en el que no hay un solo programa o información que no reverencie al Presidente, al gobierno y a la vez despotrique de la oposición? ¿En cuál país existe tal desafuero? Aquí y ahora.

Claro, nos dirán algunos, este no es un gobierno democrático, cómo esperar entonces que ANTV nos represente a todos. Admitamos que la democracia venezolana está violentada, y que desde el poder se hace cualquier marramuncia para escamotear su pleno desenvolvimiento; sin embargo, tenemos en la Asamblea 65 diputados electos por los votos, que asisten a las sesiones y son plenamente opositores. Por lo tanto, hablamos de democracia aun si está disminuida, maltrecha y plagada de abusos.

¿Queda otro camino que el de ejercer presión? Denunciar el ventajismo y la usurpación y hacerlo en su área correspondiente parece lo más lógico y efectivo.

De allí, que seguimos atentos a que los diputados opositores, a pesar de toda la presión oficial que soportan, inicien acciones y hagan pública su posición frente a esta discriminación a que son sometidos en el propio canal de la Asamblea Nacional, en ANTV.

Es oportuno recordar que la oposición sacó un 52% de los votos en las pasadas elecciones parlamentarias, y que por la aplicación del sistema mayoritario de elección, obtuvo 65 diputados contra 98 oficialistas.

Aun así, con números tan contundentes, la programación del canal ha sido expropiada por la fracción oficialista. ¿Cómo se llama esto? Fraude, segregación, robo.

No luce sano acostumbrarnos a tanto abuso, y si el canal tiene millones de dolientes hay algunos más perjudicados en esta estafa. Son aquellos venezolanos que fueron elegidos diputados y forman parte de la Asamblea Nacional. No estoy seguro de qué tipo de acciones pueden implementar, ni sobre los resultados que puedan desprenderse de sus iniciativas, pero en todo caso deben marcar un ejemplo, un camino. Sería una acción pedagógica nada despreciable insistir en remediar esta soberana arbitrariedad. Tienen los diputados de oposición una causa tan justa como indignante en su propia sede. Estoy convencido de que otros venezolanos, y no todos de oposición, respaldarían las iniciativas que se ejerzan.

Terminamos trascribiendo unas palabras del presidente del Senado en 1956, en la época de Pérez Jiménez: "Proclaman algunos que en el Parlamento, para que haya independencia, debe haber oposición. Niego el aserto (...) Amén de que la oposición en el Congreso la mueven casi siempre los intereses particulares de politiqueros y partidos que pretenden la conquista del poder. Al presente régimen político surgido de la Institución Armada, no lo embarga la voz, ni el interés de partido alguno. En el Congreso no hay grupos con denominaciones especiales, sino venezolanos al servicio de la Patria". Así hablaba el oficialismo de aquel régimen para defender su hegemonía dictatorial. ¿Y hoy que vemos en ANTV? ¿Vuelven los fantasmas?