El régimen ha violentado los contratos colectivos, no paga los pasivos laborales, desconoce a los sindicatos, precariza el trabajo, y utiliza a un putrefacto Poder Judicial para amedrentar la protesta laboral. Todo en ello en nombre de una bastarda revolución bolivariana que cínicamente se autocalifica de "obrerista y defensora de los trabajadores"
JOSÉ RAFAEL LÓPEZ PADRINO
Este duro y combativo enfrentamiento de los sectores de la clase obrera venezolana contra el gobierno del inquilino de Miraflores no es casual, responde a su talante antiobrero ("En la revolución los sindicatos deben desaparecer").
El régimen ha violentado los contratos colectivos, no paga los pasivos laborales, desconoce a los sindicatos, precariza el trabajo, y utiliza a un putrefacto Poder Judicial para amedrentar la protesta laboral. Todo en ello en nombre de una bastarda revolución bolivariana que cínicamente se autocalifica de "obrerista y defensora de los trabajadores".
A pesar de toda la falsa propaganda oficial los trabajadores son expoliados por un capitalismo de Estado inclemente y salvaje. Ahora mediante una maniobra electorera del vocinglero de Sabaneta y la corte de esquiroles que lo acompañan pretenden imponer a los trabajadores una Ley Orgánica del Trabajo (LOT) por la vía de la Ley Habilitante.
La nueva LOT es electorera y sólo busca seguir "manipulando a los trabajadores". Utilizan por una parte la oferta de la retroactividad de las prestaciones sociales, negadas durante estos 13 años de desgobierno y por la otra la reducción de la jornada laboral (seis horas), para lograr eliminar la libertad sindical, la contratación colectiva, el salario integral, el derecho a la huelga y la existencia misma de los sindicatos.
Es una nueva "golosina de cianuro" como la que utilizaron cuando querían modificar la Constitución Nacional: disminuir la jornada de trabajo y la inclusión de los trabajadores por cuenta propia en un gran plan de seguridad social. La urgencia electoral los ha forzado a rescatar demagógicamente este incumplido mandato de la Constituyente de 1999.
El régimen se apresta a aprobar la LOT sin haber sido discutida por los trabajadores. Ello le permitirá además crear los consejos de trabajadores, modelo conceptualmente muy diferente a los consejos de fábrica propuestos por Gramsci (1920).
Estos consejos de trabajadores no serán más que entelequias para-estatales que solo servirán como muros de contención frente a las justas demandas de los trabajadores. Esta nueva LOT representa una reedición de la abyecta Carta de Trabajo de 1927de la Italia fascista, la cual le permitió a Mussolini eliminar las conquistas laborales de los trabajadores italianos, y suprimir sus sindicatos.
El social-fascismo bolivariano representa un estatismo explotador de cuño schmittiano con una falaz retórica socialista, que requiere de la destrucción del movimiento obrero organizado para su consolidación como proyecto hegemónico.
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