La planta insolente

AGLAYA KINZBRUNER - Tal Cual

Antes, después o mientras ­con la simultaneidad de las malas noticias­ nos enteráramos de que el agua que tomamos está contaminada, vinimos a saber también que en la base aérea de La Carlota habían instalado una planta de concreto. Esta planta se encuentra justo en el cruce de vientos este oeste y a sólo tres kilómetros de otra en el Parque Miranda. Con el sigilo de quien obra mal y trata de que los vecinos no se enteren, de noche movilizan máquinas y personas. Esa planta constituye un problema gravísimo tanto ambiental como de salud pública.

Así que para los habitantes de Caracas sería mejor no bañarse, no cocinar para utilizar lo menos posible esta agua que llega a nuestras casas contaminada tanto con desechos orgánicos como con trazas de minerales, además de insecticidas, pesticidas y agua de cochineras. Resulta que entonces, ahora tampoco nos conviene respirar. Hace tiempo leí sobre la vida de un yogui que no necesitaba comer. No comía nunca y se alimentaba del oxígeno que respiraba. Habría que preguntarle a este yogui qué hacer en caso de que el oxigeno también llegue contaminado.

O quizás en vez de preguntarle al yogui habrá que preguntarle lo mismo al señor encargado de volver polvo cósmico (¿de cemento?) a Caracas. Eso partiendo de la idea que hablar con él sea cosa fácil. Pero esto no es así. Se ha constituido una Mesa Profesional de valiosos arquitectos y ambientalistas para hacer valer los derechos de los vecinos. Ellos piden, ante todo, que se declare el uso de La Carlota como parque y que se desmilitarice el área. Y también que se mude para otra parte una fábrica de celulares que se encuentra allí.

Sin embargo, como en muchas otras oportunidades tanto las voces de los vecinos de Chuao, como las sugerencias de la Mesa Profesional, cayeron en oídos sordos.

Por otro lado, no hay forma alguna de justificar semejante despropósito.

No hay ciudad alguna en el mundo con concreteras en el medio de la ciudad.

Quienes inventaron el cemento fueron los antiguos romanos. ¿Alguien ha visto una planta de estas frente al Coliseo? ¿En el Foro Romano? Ellos tenían dos sistemas de aguas. Una de altísima calidad para beber y otra buena también para todo lo demás.

¿Qué se tomó en cuenta cuando se decidió la ubicación de estas plantas? ¿La conveniencia de la constructora? ¿Qué funcionario complaciente le dio su aval? ¿No vino Lula una vez a Venezuela para asegurarse que se le pagara a una empresa brasileña y luego en un arranque de mal gusto, recomendó votar por el candidato oficial? Es como el cuento del ladrón. Va éste y encañona a su víctima: ­Dame todo tu dinero, dice. ­No me haga nada ­grita el otro­, soy un funcionario público.

¡Haberlo dicho! contesta el ladrón­ entonces dame todo mi dinero.

aglaya@cantv.net