KICO BAUTISTA - Tal Cual
En una oportunidad, hace unos añitos, escuche a Luis Miquilena señalar que el punto débil de la revolución bolivariana era Chávez. Al depender única y exclusivamente del líder, todo estaba sujeto a la suerte del personaje, a su salud, a su olfato, a su capacidad para mantenerse exitoso en política.
Visto así, la revolución no es el resultado de la lucha de clases, de las fuerzas que se mueven en la sociedad, del pueblo y su búsqueda eterna de la felicidad. El socialismo del siglo XXI es un hombre y nada más. Al equivocarse, al perder, al envejecer o morir como cualquier ser humano, el riesgo es que todo se venga abajo.
Según la hipótesis de Miquilena, la conciencia, la alianza cívico militar, el poder popular y demás conceptos terminan en puro cuento frente a la cruel y dura realidad. El proceso no es más que un caudillo. Otro de tantos, en un país caracterizado por una historia donde abundan los egos y lideres carismáticos.
A lo mejor no es tan drástica la cosa y algo sobrevive de estos tiempos turbios.
Lo cierto es que la enfermedad del Comandante Presidente pareciera confirmar la tesis de Miquilena. Así como la llegada de Chávez al poder fue anunciada por una cadena de sucesos que describían que algo estaba por venir, igual ocurre ahora.
El 27 de febrero, el 4F, las marchas, cacerolazos, las victorias electorales de Tablante, Andrés Velásquez, Ramón Martínez, Aristóbulo, la caída de Pérez, todos esos episodios evidenciaban que venía un cambio. Hoy suenan campanas por todos lados. Se oyen y duro las piedras que trae el río. El 2D, las elecciones de gobernadores y diputados, las miles de protestas que in crescendo se registran cada año, las primarias, todo indica que andamos metidos en una licuadora.
Hay que ser algo más que necio para no darse cuenta de que el país se esta moviendo. La postura del Gato Briceño frente al derrame petrolero en Monagas no sería posible si algo no estuviera pasando. Años atrás ya estaría expulsado del proceso. No es solo el contraste. Chávez en Cuba en recuperación y Capriles dándole la vuelta al país sin detenerse. Son 13 años de mal gobierno y de pura habladera y maldad.
El país voto por Chávez para sacudirse el carnet de partido, el sectarismo, la palanca, la corrupción y demás males. Esas cosas no desaparecieron. Al contrario ahora es peor. La franela roja es una obligación para conseguir trabajo. Quien no jala no consigue cargo. En nombre de los excluidos se ha armado un gobierno sectario que deja en pañales a los anteriores. Nunca antes hubo tanto abuso de poder y descaro.
De eso nos cansamos. De las cadenas, de los políticos que ofrecen y no cumplen.
Ese desprecio hacia la opinión pública que caracteriza al chavismo ha terminado por convertirse en un tiro por la culata.
Ahora se les ve las costuras a distancia.
Cuando el vicepresidente invoca en la AN lealtad al líder ¿a quién le está hablando? ¿Qué necesidad tiene Diosdado de remachar que es íntimo pana de Elías Jagua? ¿A quiénes llama traidores el hermano del Presidente? Es obvio que adentro, en las entrañas de proceso hay una crisis a punto de caramelo. Chávez repitió cientos de veces que estaba requeté curado. La gente no es boba para no darse cuenta que este segundo tumor es una señal muy clara de que no nos están diciendo la verdad en este asunto. Y no es problema de mala o buena voluntad. Preguntar sobre el verdadero estado de salud del Primer Mandatario no es una herejía como lo pretende señalar el ministro Rangel Silva. Al contrario, es una evidencia de que no hay claridad ni honestidad en la información y eso genera preocupación en la gente.
Por la boca muere el pez. Apenas nombran a Jorge Rodríguez jefe del comando Carabobo y lo primero que hace es declarar que el enemigo miente y engaña. Más que claro que en Venezuela, para el chavismo, esta planteada una guerra, aniquilar a quién piensa diferente. Se insiste en dividir al país cuando todas las encuestas, la calle, dejan ver una enorme necesidad de unidad y reencuentro. En eso Capriles no se equivoca ni cae en trampas. Su discurso expresa lo que los venezolanos sienten y hoy rueda como corriente.
A medida que nos acercamos al 7 de octubre crece la idea de que Chávez puede perder las elecciones. Los 3 millones de votos rompieron el miedo. La red de chantaje que sustentó al gobierno durante estos años está haciendo agua. El chavismo no va a desaparecer pase lo que pase. Algo debe haber quedado sembrado en su auditorio. Ahora bien, está obligado a verse en un espejo y corregir tanta intolerancia.
No tiene otro destino para trascender que discutir y superar su dependencia del líder. La Venezuela de los caudillo la esta dejando pero, burda de atrás... el autobús del progreso.
ATENCIÓN USUARIOS DE ARAGUA SIN MIEDO
La computadora desde donde actualizamos la página web de la organización y publicamos los anuncios de los eventos está dañada desde la mañana del domingo 12 de marzo de 2017, por lo que les informamos que haremos una pausa técnica en la actualización mientras resolvemos los inconvenientes. Gracias por su atención!!!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario