Dirigió instituciones en la llamada cuarta república y saboreó los inicios de la quinta. ¿Qué rescata de bueno de una y otra época? Extraño la institucionalidad lograda en algo más de medio siglo de modernización y de gobierno civil, con resultados concretos en los indicadores tradicionales. De este proceso, destaco el foco de atención acerca de la exclusión social.
Lástima que no hubo seguimiento ni evaluación que permitieran apreciar realmente la eficacia de los programas.
¿Qué le hizo salir del gobierno de Chávez, cuando éste ni siquiera había asomado los rasgos autoritarios que se le aprecian hoy? El compromiso inicial era por un período de 6 meses, a fin de facilitar la transición. El Presidente cumplió y me permitió la separación a mediados del año, a fin de reincorporarme al BID.
Ser ministra de Finanzas debe ser un fastidio en un país donde gran parte de las riquezas no surgen del esfuerzo personal sino del petróleo.
Al contrario, representa un desafío, puesto que la incertidumbre acerca del desenvolvimiento del precio del barril obliga a gestionar día a día y con intensidad los resultados y su incidencia sobre la política a corto plazo. Eso obliga a negociar entre los distintos entes tanto del Gobierno central como los descentralizados y gobiernos locales en materia de gasto e inversión pública. Además de cuidar la incidencia de la política pública en el sector privado y sus repercusiones en el empleo y la producción.
Es una tarea absorbente y en muchas oportunidades difícil y compleja.
¿Por qué Sidor ha sido un dolor de cabeza para todos los gobiernos? No lo calificaría de dolor. Ha sido un objetivo central en un modelo de desarrollo, basado en la transformación de los recursos naturales, mediante procesos industriales, fuente de riqueza y bienestar para una región: la Guayana venezolana, que representó lo mejor de una generación comprometida con el desarrollo. Eso implicó sacrificio y compromiso. De otro lado sirve de ejemplo cuando no se corrigen a tiempo situaciones asociadas al estilo de gerencia y a la continua intervención en la marcha de una empresa. Sea pública o privada debe alcanzar metas de producción, con productos de calidad a precios competitivos e intervenciones comerciales exitosas tanto en el mercado doméstico cómo internacional.
¿Cuál fue en su opinión el gran error de los gobiernos anteriores a Chávez? Retardar los cambios necesarios para ajustar un modelo rentista que se agotó y que debía ajustarse a las nuevas condiciones globales. No abrir la economía, exportar, invertir en capital humano. Reforzar el capital social y lograr un crecimiento justo y equilibrado.
¿Tuvo Maritza Izaguirre un atisbo de revolucionaria, socialista, con ganas de cambiar el mundo? Más bien, interés y preocupación por un cambio inspirado en los principios fundadores de la democracia cristiana, donde la justicia y el respeto a los otros jugaron un papel central. Creo en un Estado democrático y participativo que oriente nuestra acción.
¿Qué recuerdos gratos conserva de su niñez? Yo crecí en ese Chacao que estaba emergiendo como municipio. Vivíamos por donde pasaba el tren que iba a los Valles del Tuy. Un tren ruidoso, pero era un ruido extraordinario. De niña, escuchar el silbido del tren me alegraba. En verdad tuve una infancia feliz, con 3 hermanos y mis padres. Fuimos criados para que participáramos en todas las actividades de la Venezuela moderna que se asomaba. Mi abuelo materno, Eduardo Porras Bello, quien estuvo preso 14 años durante la dictadura de Juan Vicente Gómez, nos hizo conocer lo que significaba la libertad y el derecho que tenemos como personas.
¿A quién se le parece la Venezuela de hoy? Los limitados resultados de las políticas públicas, la baja institucionalidad y la polarización me recuerdan tiempos superados con la aplicación de políticas adecuadas en otros países de la región que hoy nos superan en creación de riqueza, diversidad del aparato productivo y reducción de la pobreza, entre otros.
Este asunto de las expropiaciones, invasiones y confiscaciones, ¿a quién beneficia en realidad? Los objetivos planteados no se han logrado, se ha destruido la confianza y se aleja la inversión. Son medidas que no contribuyen a generar las condiciones del cambio necesario para recuperar el crecimiento sostenido del aparato productivo y el empleo estable y bien remunerado.
Un consejo para los ministros de economía del futuro gobierno.
Hablar poco, generar confianza mediante políticas adecuadas, basadas en el respeto a los principios constitucionales.
Actuar con transparencia y sobre todo, no mentir.
¿Tres cosas que le falten a Venezuela para ser un país del primer mundo? Recuperar la institucionalidad democrática; lograr los consensos necesarios para la aplicación de un programa económico y social destinado a recuperar la calidad; y mejorar el nivel de vida de la población.
¿Salen hoy mejor formados los economistas y sociólogos de las universidades que en los tiempos en los que usted estudiaba? Hoy disponen de amplias facilidades de información y cuentan con profesores formados en las mejores universidades, pero se enfrentan a restricciones en el acceso al empleo, que limitan su inserción en el mercado laboral, y la inseguridad personal los lleva a la emigración.
¿Qué recuerda con nostalgia de sus años universitarios? El grato ambiente de la UCV, el interés y la participación activa en los cambios que se veían venir. Democracia, gobierno civil y la oportunidad de contribuir en su construcción.
¿Qué fue lo más curioso que le pasó en sus años de ministra? Cuando era titular de Finanzas del gobierno de Caldera, y había consejos de ministros, yo me iba caminando hasta Miraflores. Un mediodía que voy caminando con mis carpetas, unos señores se me quedan viendo, y uno de ellos dijo "ahí va todo el dinero del mundo".
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