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viernes, 2 de marzo de 2012

Liquidar el control de cambio es un gran reto

Si hoy se liberara el mercado sin liberar la tasa de cambio, el Banco Central de Venezuela perdería millones de dólares. Lo único sensato es caminar hacia una depreciación financiera controlada y dosificada

SERGIO ARANCIBIA - Tal Cual

Hablar sobre las políticas relacionadas con el tipo de cambio es una cuestión siempre delicada. Hace bien en ese sentido el candidato de la oposición democrática, Henrique Capriles, y su equipo asesor, en ser extraordinariamente cautos y responsables en sus declaraciones sobre esta materia. Ningún gobernante ni aspirante a gobernante, con un mínimo de responsabilidad, en ninguna parte del mundo, puede decir que va a devaluar ni a revaluar la moneda nacional, pues una anticipación de intenciones de esa naturaleza generaría inescapablemente acciones financieras de tipo especulativo que le ocasionarían un grave daño a la economía nacional.

Sin embargo, hay dos razones que impulsan a este articulista ­y economista­ a hablar sobre ese tema. Primero, porque no soy candidato a nada, ni asesoro a ningún candidato, y mis puntos de vista sólo me representan a mí y no tengo ninguna capacidad por mí mismo de ponerlos en práctica. En segundo lugar, porque el presidente de la República Hugo Chávez hizo recientemente declaraciones sobre estos temas ­en las cuales dijo que la oposición quiere levantar el control de cambios para tener un dólar barato para así poder sacar sus capitales al exterior­, que ameritan algunos comentarios.

Para meternos en ese tema es importante aclarar que una cosa es tener control de la tasa de cambios y otra cosa muy distinta es tener control de cada operación de compra o venta de divisas. Durante el largo período en que Venezuela contó con una tasa de cambio de 4,3 bolívares por dólar, había un control de esa tasa de cambio. Esa tasa no fluctuaba día a día con los vaivenes de la oferta y la demanda, sino que estaba fijada a ese nivel por decisión del Ejecutivo y/o del Banco Central de Venezuela (BCV). Desde ese punto de vista había control de cambios. Pero a esa tasa cualquier ciudadano podía comprar y vender dólares con la más irrestricta libertad. No había control alguno sobre la compra y la venta de divisas.

PELIGRO

Hoy en día hay control de la tasa de cambio y control del mercado cambiario. Es altamente probable que si se liberara el mercado cambiario, sin liberar la tasa de cambio, todo el mundo aprovecharía de comprar tantos dólares baratos como pudiese, con lo cual el Banco Central de Venezuela perdería rápidamente una gran cantidad de los dólares existentes en sus reservas internacionales, y se generaría una crisis peligrosa para las relaciones externas del país.

Si se liberara abruptamente tanto el control sobre la oferta y la demanda, como el precio mismo de la divisa, lo más probable es que el precio del dólar sufriría un gran salto hacia adelante, generándose un período de caos, turbulencia y especulación, en que el precio de las mercancías importadas no sólo se elevaría sino que quedaría sujeto a grandes fluctuaciones, que necesariamente se trasladarían a los precios al consumidor final.

Lo único que parece sensato, por lo tanto, hoy en día, es caminar hacia una depreciación controlada y dosificada de la tasa de cambio, al mismo tiempo que se avanza en una liberación gradual del mercado cambiario. Pero, en todo caso, no hay escenario alguno en que pueda tener lugar una caída en el precio de la divisa, como parece temer el señor Presidente. Incluso, ni aun cuando se trajeran al país las grandes cantidades de capitales oficiales que se mantienen depositados en cuentas semisecretas en el exterior.

CAPITALES

Además, si de salida de capitales hacia el exterior se trata, ésta se ha incrementado en forma sustantiva en los últimos cinco años, en que ha habido un control gubernamental casi absoluto sobre el mercado de divisas. Sólo en el último año, 2011, según los datos de la balanza de pagos publicada por el Banco Central de Venezuela, el sector público incrementó sus depósitos en el exterior en 16.519 millones de dólares y el sector privado lo hizo en 15.219 millones de dólares, a lo cual se suman los 3.618 millones de dólares por concepto de errores y omisiones, que también, en lo sustantivo, son salida de capitales. Una salida de capitales de esa magnitud no se había presentado nunca antes en la economía venezolana, y la actual política cambiaria no sólo no combate eficazmente ese fenómeno, sino que lo fomenta, lo estimula y lo institucionaliza.

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