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viernes, 23 de marzo de 2012

La injusticia

Tal Cual Digital

Venezuela es, de momento, un país injusto. La violencia en nuestro país es tal la arbitrariedad que es frecuente, no sólo el abuso que genera trauma, sino el que elimina toda posibilidad de vida

JORGE L. CARRASQUEL

Venezuela es, de momento, un país injusto. En el que unos hombres abusan del poder que tienen y lo utilizan en contra de otros. Ejemplo de ello, cuando alguien asesina, cuando alguien roba, cuando una persona es maltratada en su lugar de trabajo y no puede defenderse porque el agresor «tiene dinero», o cuando un hombre o una mujer son agredidos físicamente por su pareja.

Cualquiera de estas situaciones es injusta porque genera «trauma». Esto comprende un conjunto de secuelas que producen malestar en el que lo padece.

Su consecuencia mayor sobre la víctima es que dificulta, de forma importante, el llevar una vida buena y satisfactoria. En la que pueda desarrollar al máximo sus capacidades y establecer relaciones íntimas y cálidas con los otros. Lo justo es que todos podamos tener una vida satisfactoria.

En nuestro país es tal la arbitrariedad que es frecuente no solo el abuso que genera trauma, sino el que elimina toda posibilidad de vida. Entonces, la primera acción imaginable para reparar lo que sucede es la coerción. En teoría, las instituciones públicas deben encargarse de vigilar que tales atropellos no ocurran y castigar a aquel que los cometa.

Y luego, para evitar que estas instituciones, integradas por hombres de carne y hueso, se conviertan a su vez en abusadoras, deben generarse propios sistemas de control. Por otro lado, se suelen aplicar «estrategias preventivas», que son las que consisten en «enseñar valores» como medio para mantener el apego a la institucionalidad y permitir la convivencia.

Sin embargo, hoy en día, no funciona ninguna de estas medidas. Reconstruirlas es una tarea, para algunos, muy cuesta arriba. Una razón que se atribuye a menudo es la «falta de valores» en la actualidad, que se corresponde con cierta idiosincrasia nacional que describe a los venezolanos como «vivos» y «paternalistas», no gobernados por la búsqueda del logro individual y el apego a las leyes.

Este relato muchas veces versionado ¿será cierto? Por ejemplo, siendo que «no hay razones para no robar», ¿por qué no robamos todos? ¿De quién es el logro de una democracia y su pervivencia hasta hoy, de modo que la mayoría de los venezolanos no pretendan controlar a un gobierno por un medio distinto del voto y la protesta pacífica? ¿de los chinos? Dijo un italiano una vez: «tráete a los italianos y ponlos a vivir aquí y ya tendrías una guerra civil con un millón de muertos». Tan solo nos preguntamos, pues es indispensable para la reflexión.

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