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sábado, 10 de marzo de 2012

El gran juego

KICO BAUTISTA - Tal Cual

El gobierno quiere llevar a la oposición al terreno de la confrontación
CRISTIAN HERNÁNDEZ/ARCHIVO
Verdad o mentira. Show o tragedia, Chávez disminuyó el efecto demoledor de las primarias con su enfermedad. Intenta, con sus viejos y repetitivos trucos, retomar la iniciativa. Colocar a la oposición, una vez más, en el terreno pegostoso de la confrontación.

Ya salieron los colectivos, los grupetes de motorizados, el ejército de militantes armados a realizar su trabajo. Tiros en Cotiza, balaceras en Caricuao. La película está lista para que volvamos a ver a los villanos convertidos en héroes, a las víctimas en agresores, a los diablos en angelitos.

No fue que al hijo de Ismael García le metieron un tiro. Tampoco que a Henrique Capriles le montaron una emboscada.

El cuento es que llego un ejército invasor a una zona chavista y el noble pueblo bolivariano se quitó de encima a la policía imperialista de Miranda que venía a masacrarlos.

Lo dijo clarito Bernal, es el 11 de abril que regresa para desalojar a Chávez de Miraflores y quitarle a los pobres los muchísimos logros que la revolución les ha otorgado.

Así, sin vaselina, nos la clavan completica. Pasamos de tiroteados a golpistas. Sin poder ir a pedir una investigación imparcial que revele la verdad de lo ocurrido en algún lado. Al final a quienes cita la Fiscalía es a los escoltas de Capriles. No a los funcionarios que denuncia Andrea Tavares o que salen empistolados en las fotos.

Total la propaganda invasiva, repetitiva, los discursos encendidos de Diosdado o de Tareck El Aissami no van dirigidos a imponer justicia, el Estado de Derecho.

Están apuntados al votante tradicional chavista, a los sectores mayoritarios que, inyectados de revancha social, es decir odio, le han creído al Comandante todos sus cuentos.

Otra vez el esquema de siempre donde el adversario es un enemigo y así debe ser tratado. Los majunches, los escuálidos, los vendepatria, traidores y agentes del imperialismo se merecen hasta la peor de las maldades. Sencillo, son ellos o nosotros.

Pero, ya ese guión ha disminuido su efectividad. No se puede decir que es inservible. Eso es un error. Ocurre que el país se está moviendo y anda mirando hacia otro lado. Hay cansancio y eso no es una excusa optimista para que la oposición se excite y en el acto encuentre razones para la sobrevivencia.

Nunca antes el poder había estado tan cerca para la unidad democrática. Días antes de las primarias las encuestadoras registraron una diferencia de 4 puntos a favor del gobierno. Aunque todavía no han aparecido los nuevos numeritos, es predecible un cambio en la correlación de fuerza después de los 3 millones de votos del 12 de febrero.

Eso no es una ilusión. El 2D, las elecciones de alcaldes y gobernadores, las parlamentarias, confirman que el viento está cambiando. Lo que no se puede hacer es perder la brújula y autocomplacerse. La campaña debe mutar y centrarse en los independientes, los decepcionados, los que no han encontrado atractivos para ir a votar.

La oposición tiene que dejar de mirarse en el espejo y avanzar sobre estos espacios. Las mayorías, ese el objetivo. Las consignas y estrategias deben orientarse hacia la construcción de un puente esperanzador entre los sectores C, D y E y el cambio.

Hay una clase media identificada con Chávez que hay que seducir. No es un grupito. Es gente que ha avanzado en estos años y teme perder lo obtenido. Las garantías de paz, de que no va a haber persecución son fundamentales. Sobre todo la oferta de progreso social, que en vez de cerrarse con el surgimiento de un nuevo gobierno, la percepción que hay que generar es que se va a ampliar.

Importante es tener claro que no vamos a un torneo de promesas. Que va a ganar el que consiga el embuste más grande.

Ofrecerle a la gente empleo, así por así, no es suficiente. Se trata de generar imágenes claras de que viene crecimiento económico y por esa vía más trabajo.

En los barrios consolidados y sectores urbanos populares está la clave. Hacia ellos debemos dirigir nuestro mayor esfuerzo. Más que venderles collares y moneditas de oro, la tarea es encontrar en las solicitudes de la gente un plan de gobierno. Invertir los papeles en vez de llevar, traer.

Por supuesto que se trata de actuar en lo cotidiano sin caer en las provocaciones, en la rabia que genera el abuso de poder.

En la violencia que ya se ve que viene.

Chávez juega duro. Ahora, la enfermedad no lo ayuda. Es muy riesgosa esa puesta en escena. Sea verdad o mentira el asunto, se ve clarito que los demonios están desatados dentro del PSUV. Hay dudas, muchos temores en el corazón del proceso.

Mientras la cohesión de la oposición mejora, la del chavismo tiende a complicarse.

La semana pasada vimos al liderazgo chavista en campaña sin su jefe. Diosdado avanzando sin disimulo, mientras Jaua se mueve con cautela. Cierto que al regreso de Chávez el conflicto interno tiende a perder volumen. Aun así, la situación conflictiva en las entrañas de la revolución se convierte en un elemento interesante en este gran e inteligente juego.

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