SIMÓN GARCÍA - Tal Cual
Están nerviosos. Se les ve a leguas la impostura cuando condenan los combates armados en el 23 de Enero o retuercen los hechos de Cotiza para ocultar su agresión. Y no logran recobrar la calma porque perciben que sus antiguos dominios parroquiales se están llenando de protestas o comienzan a recibir con aplausos a Henrique Capriles.
Las condiciones de cambio se están moviendo aceleradamente. Los de abajo están dejando de querer a los que pretenden continuar mandando a fuerza de prometer todo para no resolver nada. Los de arriba se desajustan en conflictos internos y una diversidad de posiciones, incluida la de quienes proponen ensayar políticas de convivencia para tratar de recomponer una mayoría aún en situación de oscilación.
El oficialismo está pasando a comportarse más frecuentemente como una fuerza de contención que intenta evitar a toda costa que siga el deslizamiento de gente que siente que debe cambiar de acera para mantener su causa y aspirar a otras expectativas. El viejo muro hecho con emociones negativas y destructivas se está desmoronando. La polarización necesita otra carburación porque se está reduciendo a los más fanáticos y violentos.
Por supuesto que habrá que seguir afrontando con disciplina estratégica todas las provocaciones, obstáculos, trampillas y leguleyismos que se le ocurran al sector autoritario del oficialismo partidario del continuismo a todo trance porque se aferra a sus privilegios con manotazos ciegos y golpes al vacío.
Henrique Capriles está intentando convertir la campaña en un evento de los ciudadanos. Y lo está logrando con su perseverante comunicación directa con los habitantes de barrios y urbanizaciones, con su voluntad de unificación y colocando las políticas sociales, no como una dádiva para amarrar a los ciudadanos al Estado, sino como una palanca para el progreso personal y del país.
Su norte es que todos logremos avanzar socialmente, con equidad y libertad, hacia una sociedad que pertenezca al mundo del bienestar solidario.
Cada uno de nosotros debe tomar la campaña en sus manos, conversar, crear esperanza, persuadir a otros para que se pongan en movimiento por el progreso. Los motores de la campaña son los partidos, pero solo con la incorporación de los venezolanos que están fuera de ellos se podrá alcanzar una victoria lo suficientemente contundente para mostrar a una mayoría abriendo sus propios caminos.
Capriles es la expresión de la resistencia de la sociedad y la posibilidad de abrir una fase de progreso, de prosperidad desde abajo. Es la bisagra entre quienes están en las trincheras del enfrentamiento y quienes las observan porque buscan una opción para recuperar pacíficamente el futuro que hemos perdido.
@garciasim en Twitter
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