OSWALDO BARRETO - Tal Cual
Justo en los días del año en que la religión, las costumbres y las mismas leyes autorizan el disfraz y el enmascaramiento, el presidente Chávez ha encontrado oportuno hablar de manera transparente y universalmente inteligible del estado actual de la enfermedad que padece. "Es una lesión pequeña de dos centímetros de diámetro y eso obliga a una nueva intervención quirúrgica". Y, en afán seguramente de confrontar a los "rumores" que sobre su enfermedad se han expandido desde hace días, consideró también oportuno trasmitir el estado actual de los conocimientos que se tienen sobre su mal le permiten: "Me operarán de nuevo, me sacarán esa lesión, se verificará si tiene relación con el tumor anterior o no. Y en base a eso informaremos después de la operación" Al transcurrir los mundanos días del Carnaval, cuando nos adentramos por los recatados y santos días de la Cuaresma, el Presidente prosiguió también su marcha por los senderos de la transparencia y expuso los sensatos argumentos que lo llevaron a solicitar permiso al Parlamento para ser intervenido quirúrgicamente, como la vez anterior, por el mismo equipo médico y en la misma ciudad de La Habana.
No obstante, se sigue hablando por distintas razones de que Chávez guarda secretos sobre su enfermedad o de que cuanto confiesa sobre ella más busca desinformar que informar. Se estaría burlando de lo que informes médicos procedentes de diversos fuentes han establecido en lo que atañe a la gravedad y alcance de de la lesión anterior. Y se sostiene igualmente que esta conducta del Presidente tiene un solo objetivo: no desprenderse, ni siquiera provisionalmente, del poder. Que de manera absoluta ha ejercido.
Pero, a pesar de que se hable siempre de secreto sobre la enfermedad, lo que en realidad preocupa, urbi et orbe, es que el comportamiento del Presidente ante su enfermedad, por complejo y diversificado que ha sido, yendo de lo solemne a lo pintoresco, del acatamiento riguroso a la medicina, a prácticas vinculadas con la magia y a la superstición, no nos permite saber nada sobre lo que Hugo Chávez, como ser humano, piensa de su enfermedad.
Porque, a fin de cuentas, como se sabe desde que se sabe algo sobre lo que es el hombre, la enfermedad es parte de un accidente biológico, una de las privilegiadas ocasiones en que el ser humano se muestra distinto a los animales que conoce y a los dioses que se ha inventado. Ya no se trata solo de apreciar la enfermedad como trance entre la alegría y el sufrimiento o, en última instancia, entre la vida y la muerte, sino como privilegiada ocasión para inquirir (con miedo, esperanza, satisfacción o amargura, pero con insoslayable libertad o con temor a Dios) sobre el sentido de cuanto se ha hecho y dejado de hacer, ocasión para asumir nuevas responsabilidades consigo mismo y con los otros.
Y es este secreto de cada ser humano ante la enfermedad al que, por lo demás, todos parecemos rendir tributo el que tiene definitivas consecuencias, no solo para quien la persona que la sufre, sino para todos aquellos que, desde cualquier posición afectiva, la rodean. Volveremos a este asunto que a todos los que rodeamos a Chávez nos compete en alto grado.
ATENCIÓN USUARIOS DE ARAGUA SIN MIEDO
La computadora desde donde actualizamos la página web de la organización y publicamos los anuncios de los eventos está dañada desde la mañana del domingo 12 de marzo de 2017, por lo que les informamos que haremos una pausa técnica en la actualización mientras resolvemos los inconvenientes. Gracias por su atención!!!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario