Delante de las vírgenes, Capriles le advierte a Chávez que él no es el dueño de las políticas sociales, entre otras razones, porque habla más de lo que hace | OSWER MIRELLES
ROBERTO GIUSTI | EL UNIVERSAL
domingo 16 de octubre de 2011 12:00 AM
"Tú me ves aquí, voy para cuarenta años, todavía no me he casado, ni tengo hijos y no porque no quiera. Simplemente he dedicado mi vida a esto. A servir. No lo hago como un sacrificio sino porque me da satisfacción, aquí adentro. Eso es lo importante. Que lo sientas. Y yo, gracias a Dios, lo siento. Mi satisfacción no me la da pelear con Chávez sino el resultado del esfuerzo que hacemos todos los días. Es creer en algo, sumar a la gente, liderar y lograr que ese se consiga".
-¿Por eso no mencionas a Chávez en tu discurso?
-El problema de Venezuela no es una persona. No se trata de un simple cambio de presidente. Mi obsesión no es una persona. Ese es el error. La unidad debe ir mucho más allá de los partidos. Se trata de la unidad superior. Lo dice mi colega, el gobernador de Lara. Eso significa todos. El próximo presidente necesita a todos los sectores porque tendrá oposición, además necesaria y si es buena, mejor. Chávez clamó por ella y cuando la oposición tomó un rol constructivo, mostró las costuras. No le interesa la oposición. No quiere a nadie que piense distinto y si alguien lo hace, trata de destruirlo.
-Ahora sí lo mencionas.
-Mi agenda no la determina Chávez No se trata de contrastar con él. Este es un proyecto propio.
-Si sigues en la carrera, en algún momento, tendrás que contrastar con él.
-Seguramente. Habrá dos candidatos, dos gestiones, debates. No le temo al contraste. Pero el objetivo es el futuro. Sobre eso se sustenta este proyecto, no en ser la antítesis de Chávez. Aunque algunos dicen...
-Que te pareces a Chávez.
-Sí. Cuando fui presidente de la Cámara de diputados me iba en Metro al Congreso y comía al frente, en Blimpie, una franquicia de sandwiches (me gustaban mucho, pero en la cárcel perdí el hábito) Ahí supe que la gente no estaba acostumbrada a ver a alguien de tal investidura mezclarse con ella. Y eso era así porque para mí el poder no es un privilegio, como ocurre hoy en día. Entonces empezaron a pararme los camisa roja: "mira carajito, tú eres chavista". Y no era así. Sólo que les sorprendía mi comportamiento. Que viniera a poner orden en una institución donde encontré cosas como diputados cobrando pasajes sin viajar. Mi discurso y actitud eran de renovación y creyeron que estaba con el chavismo. Yo les respondía lo mismo que hoy. "Estoy con Venezuela, quiero que el país progrese. Servirle a todos".
- ¿No hay un egoísmo necesario en toda ambición?
-Cuando decidí dar el paso para ser presidente no titubeé, no lo hice por una presión de partido, ni nadie me lanzó. Fue la firme convicción de que podemos construir un camino para toda Venezuela, el mismo que recorremos en Miranda. Quiero que cuando mis nietos tomen un libro de historia sepan cómo Venezuela dio un salto a principios del siglo. Hay un chiste en Internet según el cual presidente Chávez perdió las elecciones, lo congelaron, pasaron noventa años y cuando lo descongelan sale a la calle, toma un taxi y a la hora de pagar el taxista le dice: "son doscientos radonskis". Es muy personalista, pero cuando lo leí pensé: "es lo que yo quiero". Que cuando cumpla mi ciclo la gente me diga: "caramba, cómo lo extrañamos". Por supuesto, hay que ganar. Pero la cosa trasciende a la derrota de un hombre o a un cambio de liderazgo. Por eso digo que quiero entrar por la puerta grande y salir por la puerta grande.
-Chávez no permaneció indiferente ante tu lanzamiento y dijo algo así como que serás muy creativo con el tema del autobús, pero que al final representas al capitalismo y él al socialismo.
-Esto es entre el futuro, que es progreso y el pasado. Si algo dejamos claro es que lo social no pertenece a nadie. El gobierno pretende ser abanderado de la justicia social. Pero comparemos la gestión social del gobierno regional en Miranda con la del gobierno nacional en Miranda. Se quiere transmitir la sensación de que alguien usurpa lo que es mío. No presidente, usted no es el dueño de lo social, ni del petróleo, ni de las misiones. Ni siquiera de Miraflores. Mucho menos del futuro de los venezolanos.
-¿No está claro que como presidente actuarías en el marco del capitalismo?
-No utilizo etiquetas que al gobierno le encantan. Llevo tres año de gobierno construyendo una obra sin etiquetas. Cuando digo "para todos por igual" no se trata de un slogan, es nuestra conducta diaria al servicio de Miranda.
-¿Capitalismo o socialismo?
-Esta no es una lucha entre sistemas. Además, ¿cuál es el socialismo que predica y realiza el gobierno? Eso no tiene nada que ver con un sistema social moderno, progresista...
-Socialista...
-No. Esa es una etiqueta.
-¿Le tienes miedo a la palabra "socialismo"?
-No le tengo miedo a ninguna palabra. El gobierno siembra miedo con sus decisiones, pero sólo debemos temerle al atraso. El modelo retrógrado impide el avance. Por eso dije que no es la hora ni de la izquierda ni de la derecha, sino de los venezolanos. Igualdad de oportunidades para todos y no, como ahora, para un grupo.
-Hablas de futuro y enfatizas en lo generacional...
-Pero no desde el punto de vista excluyente. Esto no es una lucha de jóvenes contra viejos. Cuando hablo de la cuestión generacional me refiero al compromiso que tenemos. Pero eso no significa que no tomemos en cuenta a los adultos. Todo lo contrario.
-Buena parte de los precandidatos ronda los 40 años. Y seguramente el candidato saldrá de ese grupo. Pero, ¿no hay algunos que, hablando de futuro, se apoyan en los partidos tradicionales? ¿Hay que desechar esos partidos?
-No. El país está pidiendo una renovación política. No es hacer del tema de la juventud una herramienta para descalificar a otros, sino de ponerse en sintonía con ese reclamo.
-Cuando hablas de renovación, ¿a quién te refieres?.
-Hablo en general. Eso no quiere decir que personas con una trayectoria, respetadas dentro de las organizaciones políticas tradicionales o fuera de ellas, no sean importantes. Pero cuando entro a una comunidad de pobreza extrema, donde la gente, prácticamente, se come la tierra y no tiene nada, uno llega y es una lucecita de esperanza. Esa, aparte de ser una responsabilidad que colocan sobre mis hombros, me dice que aquí no tuvimos una Gran Venezuela destruida en los últimos años.
-¿Qué quieres decir?
-El país venía mal. El modelo fracasó. Y entramos en un ciclo que tampoco resultó. Es cierto, hubo un esfuerzo por poner lo social como prioritario y durante este gobierno hubo momentos importantes. En el 2003 arrancaron las misiones y en el 2006 hubo algunos logros. Pero pasaron cinco años y no se hizo nada. No basta con reconocer lo social, necesitas resultados. De lo contrario te quedas en el discurso. Digo esto porque no está planteado un retroceso. No vamos a regresar. No soy el adalid del antipasado, no vengo a juzgar a nadie ni a construir un proyecto personal pero es un salto adelante. Yo vine a cambiar la forma de hacer política y algunos tratan de ponernos obstáculos porque no voy a llegar a Miraflores repartiendo cambures.
-¿Hay precandidatos que ponen obstáculos?
-No descalifico a nadie. Para que mi luz brille no apago la del otro. No hay que quitarle a unos para darles a otros. La justicia socia no se alcanza destruyendo empleo o viendo a los empresarios como enemigos. El esfuerzo debe ser conjunto.
-Hay quienes dicen que un gobierno presidido por alguien de tu edad enfrentará dificultades para las cuales los más jóvenes no están preparados. Entre ellos poderes públicos sometidos al chavismo y unas Fuerzas Armadas al servicio de Chávez.
-La Fuerza Armada es importante para alcanzar el progreso. Si ella estuviera comprometidas con esa idea muchas cosas pasarían en la frontera entre Colombia y Venezuela. Pero las familias de los militares también sufren los problemas económicos y quieren bienestar. Yo he visualizado una FAN al servicio de los venezolanos, no del gobierno. ¿Que la FAN, como dicen algunos, no está comprometida con el país sino con un partido? Pienso que sí está comprometida con el país porque no me dejo guiar por las opiniones de algunos altos oficiales militantes de un partido político. La institución no son solo 300 personas, sino , sumando a los familiares, más de medio millón de venezolanos.
TRASCENDIENDO LOS PARTIDOS
-Tu estrategia se estructura milimétricamente. Planteas soluciones, evitas la confrontación y la polarización. ¿No lo haces por conveniencia?
-Por convicción. Si apunto hacia el futuro allá pongo la mirada. El Gobierno se parece cada vez más al pasado. No sigo el librito. Pero ya sabemos que con peleas no se logra soluciones. La gente quiere que le resuelvan los problemas.
-¿Quién es el responsable de esos problemas?
-El Gobierno.
-Es decir, Chávez.
-No pierdo energías en debate estériles Pero claro, habrá debate. Nuestros argumentos serán obras, resultados, propuestas, visión. Iremos allá de las críticas.
-¿No equivocas tu estrategia con un discurso inclusivo, cuando el electorado de oposición espera un mensaje crítico? Luego, si ganas, vendría el discurso asertivo.
-No canto dos canciones. Gente de oposición me exige radicalización. Yo les respondo que ellos tienen empleo, carro y no necesitan del Estado sino respeto a las leyes y seguridad. Pero la mayoría carece de bienes materiales y espirituales. El compromiso es que sean para todos. No le digo a ese señor una cosa y a los demás otra. No estoy para ganar las primarias. Mi objetivo es la Presidencia. Las primarias sirven para sumar y unir a todos los factores pos 12F.
-¿Se logra la unidad a pesar de los escarceos en los que te involucraron?
-El que no se monte en ese autobús (y espero que sea el del progreso) la historia lo dejará plantado. Se trata del país y lo dije a mi partido. Este proyecto trasciende a la organización. Dejando la modestia a un lado. Nadie ha hecho este planteamiento.
-Estás por encima de los partidos?
-No. El proyecto trasciende a los partidos. No estoy por encima de nadie. No creo en liderazgos mesiánicos. Lo asumo con humildad.
rgiusti@eluniversal.com
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